La salud mental de Elba Esther Gordillo
En un país con graves problemas de impunidad y con una sociedad que exige justicia, ¿quién vela por la salud mental de los mexicanos?
La imagen que ilustra este texto muestra a Elba Esther Gordillo en la cima del poder. La fotografía fue tomada hace siete años. Era diciembre de 2010 y la maestra, como se la llama, acudió a Xalapa a la toma de protesta de Javier Duarte como gobernador de Veracruz. Gordillo, exdirigente del poderoso sindicato de maestros, está acompañada por el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, quien hoy es presidente del país.
Mucho ha pasado a lo largo de este tiempo. Peña Nieto envió a prisión a Gordillo nada más llegar al poder. Fue un importante golpe de efecto que marcó una línea con la exsecretaria general del PRI y quien manejó el sector educativo mexicano tras bambalinas durante los dos gobiernos del PAN. Javier Duarte, que no aparece en la fotografía pero que aquel día fue ungido como gobernador, hoy vive sus días en prisión a la espera de ser enjuiciado por delincuencia organizada y lavado de dinero, los mismos delitos con los que acusaron a la líder sindical en febrero de 2013.
Pero la suerte ha sonreído a Gordillo en el ocaso del Gobierno de Peña Nieto. La maestra, de 72 años, obtuvo hace algunos días la prisión domiciliaria, un beneficio que pueden obtener los imputados mayores de 70 años. El ministerio público se había opuesto a ceder a que la maestra se fuera a su casa hasta que los aires electorales comenzaron a soplar. La Fiscalía desistió en impugnar la medida el mismo día que el partido político de la maestra, Nueva Alianza, se alió electoralmente con el partido de Peña Nieto, el PRI, rumbo a los comicios de julio próximo.
Un juez dio este viernes una nueva alegría a Elba Esther. El magistrado ordenó quitarle el brazalete electrónico con el que Gordillo abandonó la prisión. El argumento del juez es que se trata de una medida cautelar para cuidar la salud mental y física de la defenestrada presidenta vitalicia del sindicato educativo. De esta forma, la política suelta lastre en la reclusión en su lujoso apartamento de Polanco, una de las zonas más exclusivas de la Ciudad de México.
El juez también permitió a Elba Esther recibir visitas en su penthouse y tomar cualquier llamada telefónica. Solo faltó que el juez también emitiera recomendaciones para levantar el ánimo a Gordillo. ¿Hacer cosas que le gustan, quizá? ¿Meterse en política y organizar elecciones, por ejemplo?
La medida cautelar de Elba Esther Gordillo está dirigida a cuidar su salud mental. Bien, pero, en un país con graves problemas de impunidad y una sociedad que exige justicia, ¿quién vela por la salud mental de los mexicanos?
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