El millón de venezolanos en Colombia
Una radiografía de la oleada migratoria que ha cruzado la frontera entre ambos países
A final del mes de septiembre se superó la cifra del millón de migrantes venezolanos en territorio colombiano. Estos datos ponen en negro sobre blanco un fenómeno sin apenas parangón en la historia de la región andina.
Quizá el más importante de todos ellos es que ocho de cada diez de estas personas se encuentran en situación regular o en proceso de regularización. Ni siquiera un 10% entró por pasos fronterizos no autorizados, contrariando la imagen de “avalancha” que algunos tienen del proceso migratorio.
La distribución territorial es, eso sí, enormemente desigual.
Los departamentos colombianos que más concentración migratoria asumen son, como cabría esperar, los fronterizos. Algunos, como Vichada o Guainía, tienen un ratio anormalmente alto por su bajo índice poblacional. Otros, en particular La Guajira, Norte de Santander y Arauca, presentan ratios de más de diez venezolanos por cada cien habitantes. Una situación que requiere sin duda de políticas específicas destinadas a estas áreas por parte del gobierno central, empezando por una distribución de recursos prioritaria como, en principio, ya se está realizando.
El perfil poblacional de los migrantes del país vecino es igualmente importante. Un estudio de Fedesarrollo presentado la pasada semana apuntaba a que los hombres en edad laboral están sobrerrepresentados entre los llegados. Los datos de Migración Colombia corroboran este punto. Este es un patrón habitual de emigración en todo el mundo. El mismo trabajo de Fedesarrollo ya apuntaba, en cualquier caso, a la paulatina reunificación familiar.
Colombia, también de paso
La migración es un fenómeno más dinámico de lo que tendemos a creer. Cuando alguien deja su país de origen, su destino final no es necesariamente claro ni se mantiene constante a lo largo del periplo. Menos aún cuando, como es el caso de muchas de las personas que se van de Venezuela, se hace bajo circunstancias particularmente difíciles.
Colombia es un paso intermedio lógico para muchos venezolanos. Comparte una frontera de más de dos mil kilómetros, presenta lazos sociales y familiares intensos para muchos habitantes de ambos países, y es además una plataforma bien ubicada desde la que alcanzar otros lugares. Probablemente es por ello que casi tantos venezolanos como los que habitan en el país fueron los que transitaron por el mismo en lo que va del 1 de enero al 30 de septiembre de 2018.
Esta cifra supera con creces los valores de años pasados. La escalada de venezolanos en tránsito por Colombia en el último lustro es tan vertiginosa como la de los que llegaron y se quedaron, lo cual solo añade a la ya referida dimensión del fenómeno.
Ecuador es un destino predilecto. De hecho, Migración Colombia tiene trazadas las rutas migratorias principales que suelen cruzar el país de noreste (normalmente partiendo de la ciudad de Cúcuta o cerca) a sudoeste, con la fronteriza localidad de Ipiales como punto de salida de hasta medio millón de venezolanos en el presente año. Pero son muchos también los que dibujan un círculo y regresan a Venezuela, por las más diversas circunstancias. Perú, Chile son otras etapas finales dentro del continente tras el intermedio por Colombia.
Todos estos datos dibujan un panorama complejo que supone un reto para el país que, sea por permanencia o por tránsito, está recibiendo a la mayor parte del éxodo venezolano provocado por la profunda crisis política, económica y social del país. Un vecino que recibió a cientos de miles de colombianos veinte, treinta años atrás, cuando las suertes de las naciones estaban cambiadas. Por el momento, parece que Colombia recuerda aquella acogida, y está dispuesta a responder con medidas de apoyo específicas.
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