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Un Trump crecido lanza una nueva ofensiva contra la reforma sanitaria de Obama

Liberado del peso de la trama rusa, el presidente mira de nuevo a 2020 y trata de cumplir su promesa electoral, fracasada en el Congreso, por la vía judicial

Pablo Guimón
El presidente Donald Trump, este miércoles en la Casa Blanca.
El presidente Donald Trump, este miércoles en la Casa Blanca. AUL LOEB (AFP)

Liberado del peso de las acusaciones de conspiración con Rusia que han lastrado la primera mitad de su mandato, un Donald Trump revigorizado ha vuelto a sintonizar el modo reelección. Ha escogido para ello uno de los temas que, junto con un muro con México que parece encontrarse en punto muerto, marcaron la conexión con sus bases: desmontar la reforma sanitaria de su predecesor, el demócrata Barack Obama. El presidente prueba ahora la vía judicial, tras fracasar en el Congreso, para lograr la derogación de una ley que le permita esgrimir una gran promesa cumplida.

El Departamento de Justicia pidió el lunes a la Corte de Apelaciones del 5º Circuito que derogue el sistema de salud vigente y anunció que apoya la posición de un juez de Texas, Reed O'Connor, que en diciembre declaró inconstitucional el conocido como Obamacare. La sentencia se encuentra actualmente en fase de apelación y podría acabar en el Supremo, donde los republicanos cuentan ahora con una mayoría conservadora más sólida.

El de Texas es uno de los principales casos que se han llevado a los tribunales para tratar de abolir el Obamacare, casi a la desesperada, y se basa en que el recorte de impuestos de Trump de 2017 hace inviable (e ilegal) el sistema de salud. La Administración sostenía antes que solo una parte del Obamacare debía ser derogada, pero ahora el Departamento de Justicia defiende en su escrito que debe derogarse entero. El cambio de criterio, según Político, vino forzado desde la Casa Blanca y el propio fiscal general, William Barr, se resistió.

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La estrategia es lograr por la vía judicial lo que no consiguieron por la vía legislativa: el 28 de julio de 2018 el Senado rechazó la derogación del Obamacare. Fue decisivo en aquella ocasión el voto en contra de John McCain, respetado senador republicano recientemente fallecido, a quien el actual presidente ha criticado incluso después de muerto.

Se trata de la primera gran acción política de la Administración Trump después de que, el pasado domingo, el fiscal general entregara al Congreso sus conclusiones exculpatorias tras leer el informe Mueller. Con los demócratas inmersos en una multitudinaria batalla para elegir a la persona que se enfrentará a Trump en las elecciones de noviembre del año que viene, el presidente recupera la iniciativa arrojando al centro del debate un tema que sin duda será importante en unos comicios trascendentales.

El Obamacare, técnicamente llamada Ley de Asistencia Asequible (ACA, por sus siglas en inglés), es una de las reformas más ambiciosas que se han emprendido en el sistema de salud del país. Se basa en obligar a los ciudadanos a contratar un seguro (penalizando a quien no lo haga), prohibir que las aseguradoras nieguen la cobertura o cobren precios más altos a quienes ya están enfermos y subvencionar a las familias, en función de la renta o a las primas, para ayudarlas a contratar un seguro. El objetivo es garantizar el acceso a la sanidad a todos los estadounidenses. Decenas de millones de ciudadanos pudieron acceder a un seguro en un país donde el costo de las prestaciones médicas es extremadamente alto. Pero el proyecto (sobre el que un 50% de la población tiene una opinión positiva y un 39%, una negativa, según un sondeo reciente) toca la esencia de la división ideológica tradicional del país. La cobertura obligatoria, resumió esta semana la asesora del presidente Kellyanne Conway, “no es Estados Unidos”.

“Obamacare es un desastre. Es demasiado caro. Estamos haciendo planes... Y si el Tribunal Supremo dictamina que lo tumba, tendremos un plan mucho mejor", defendió el presidente ante los periodistas en el Despacho Oval.

Los demócratas, por su parte, se sienten cómodos en el debate sobre la sanidad. Es un tema clave para sus votantes y numerosos candidatos en las primarias proponen una auténtica sanidad universal. A su insistencia en el debate sanitario se ha atribuido buena parte de su éxito en las legislativas del año pasado, en las que recuperaron el control de la Cámara baja. Por eso, deseosos de desviar el debate de la investigación de Mueller, no tardaron en recoger el guante lanzado por Trump. "Si el Partido Republicano quiere ser, en palabras de Donald Trump, el partido de la salud, que Dios ayude a la clase media", señaló el miércoles Chuck Schumer, líder demócrata del Senado.

“Promesas realizadas, promesas cumplidas”. Ese es el eslogan de la campaña de Trump para 2020. A falta de mayor detalle sobre las 300 páginas del informe Mueller, las cuatro en las que le exculpó William Barr ofrecen a Trump la excusa para defender ante sus votantes, como ya está haciendo, que los “demócratas radicales” no le han dejado completar su proyecto. Pero lo cierto es que las dos promesas claves de la primera campaña de Trump han fracasado en el Congreso y permanecen incumplidas. Con el muro en la frontera con México empantanado en un proceso judicial por la controvertida decisión de declararlo emergencia nacional, una sentencia de la Corte de Apelaciones que apoyara la inconstitucionalidad del Obamacare, seguida por una probable confirmación en el Supremo, más inclinado hacia Trump tras la incorporación del juez Brett Kavanaugh, podría entregar a Trump un poderoso argumento para justificar su eslogan.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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