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Refugiados en el puesto fronterizo de Medika, entre Polonia y UcraniaFoto: HIBAI ARBIDE

Vídeo | La frontera para escapar y para entrar en la guerra

Centenares de personas huyen de Ucrania por la frontera polaca, mientras otros llegan desde países vecinos para apoyar la lucha contra el ejército ruso

Hibai Arbide Adriana Cardoso

Largas colas a los dos lados de la frontera en Medyka. A un lado, mujeres y niños que quieren salir de Ucrania para escapar de la guerra. En el otro, familiares que han ido hasta allí a recogerlos desde todos los puntos de Europa. Una de las que familias que acaba de llegar es la de Tatiana: “Para llegar a la frontera, caminé con mis hijos 30 kilómetros. El más pequeño tiene siete años. Anduvimos durante toda la noche. Fue muy muy duro cruzar la frontera. Había mucha gente, había gente que caminaba por encima de nosotros y todo el mundo estaba estresado y asustado”.

La historia de Tatiana es una de las que se relatan en este vídeo y que reflejan la desesperación y la incertidumbre de cientos de personas abandonan Ucrania. En Medyka también hay cientos de personas solidarias que reparten ropa de abrigo, tarjetas SIM, agua, café o sopa caliente. Otros, hasta ofrecen su propia casa. En la carretera se pueden ver anuncios como este: “Puedo llevarlos a Dinamarca, Alemania o Polonia, lo que sea. Tengo tres plazas en mi coche y me gustaría recoger a una mujer con hijos, por ejemplo”.

Hasta ahora Polonia era uno de los países más radicales en la defensa de una Europa con fronteras cerradas, pero todo ha cambiado cuando los refugiados han empezado a ser ucranios. El Gobierno ha retirado incluso la obligación de mostrar pasaporte y ha abierto completamente la frontera. Espera recibir entre uno y cuatro millones de refugiados. A Tatiana, igual que a la mayoría de gente aquí, le cuesta creer lo que está pasando.

En el reportaje de vídeo de esta noticia se puede ver también la escena inversa. Hombres que no huyen de la invasión, sino que se dirigen a la guerra, como Nikolai, que explica: “En Estonia escuché que la guerra empezaba, así que dejé mi trabajo y encontré un conductor para que me trajese de vuelta a mi hogar. Mi mujer estaba en nuestra casa de Ucrania, me llamó muy nerviosa y llorando. No podía seguir en Europa”.

Estos testimonios y otras voces están incluidos en el reportaje de vídeo que acompaña esta noticia.

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