La crisis política en Portugal enfrenta al primer ministro Costa y al presidente Rebelo de Sousa
Los dos dirigentes chocan por la continuidad del titular de Infraestructuras, que presentó su dimisión y que fue rechazada
La jornada del martes fue larga y con final sorprendente en Portugal. Cuando todo el país esperaba que el primer ministro, António Costa, anunciase un nuevo ministro de Infraestructuras o incluso remodelase parte del Gobierno, como le había pedido el presidente de su propio partido, el socialista salió a las nueve de la noche a los jardines del palacio de São Bento, en Lisboa, y destrozó todas las especulaciones que habían circulado en ese día largo. Costa dijo que no aceptaba la dimisión del ministro de Infraestructuras, João Galamba, anunciada por este públicamente poco antes, por una cuestión “de conciencia”. Un minuto después, el presidente de la República, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, emitía un insólito comunicado para expresar su discrepancia con la continuidad de Galamba.
“El presidente de la República, que no puede destituir a un miembro del Gobierno sin ser a propuesta del primer ministro, discrepa de la posición de este respecto a la lectura política de los hechos y respecto a la percepción de ellos por parte de los portugueses, en lo que atañe al prestigio de las instituciones que los rigen”, señala en la nota. La crisis política que vive el Gobierno amenaza con romper la sintonía que había distinguido a Costa y Rebelo de Sousa, a pesar de pertenecer a distintos partidos.
Nunca en su entrenada convivencia institucional desde 2015 habían mostrado tal disensión en público como la de la noche del martes. Antes ha habido diferencias, pero este es el pulso político que más ha trascendido a la vista de todos. “Seguramente sería más fácil aceptar esta petición de dimisión y hacer lo que dicen los comentaristas, pero entre la facilidad y mi conciencia, doy primacía a mi conciencia”, sostuvo el primer ministro en su intervención, apenas unas horas después de mantener una reunión de casi dos horas con el presidente portugués en el palacio de Belén.
Perdón por los “deplorables” acontecimientos
Costa pidió “perdón” por los “deplorables” acontecimientos vividos en el Ministerio de Infraestructuras la semana pasada, pero responsabilizó de ellos al exasesor despedido por el ministro Galamba por querer “robar” un portátil oficial al que ya no tenía derecho y usar “la violencia” para ello. Defendió tanto la gestión realizada por el ministerio al solicitar la intervención policial como la implicación del Servicio de Información de Seguridad al tratarse de la desaparición de un ordenador que contenía información clasificada. Este portátil había sido entregado a Frederico Pinheiro, que asesoró desde 2019 a los ministros de Infraestructuras sobre la aerolínea TAP. Su contenido puede resultar crucial para la comisión de investigación creada en la Asamblea de la República sobre la gestión de la compañía entre 2020 y 2022.
En su rotunda defensa del ministro João Galamba, el jefe del Gobierno elogió su colaboración con la comisión de investigación y consideró probado que había facilitado toda la información disponible, incluidas las notas manuales elaboradas por el antiguo asesor sobre la reunión con la anterior presidenta ejecutiva de TAP, Christine Ourmières-Widener. La ocultación de información era una de las acusaciones lanzadas por el exadjunto Frederico Pinheiro contra Galamba.
“No le es imputable ningún fallo y este lamentable incidente es imputable única y exclusivamente a quien actuó violentamente sobre otras personas y trató de robar equipamiento del Estado con información clasificada”, destacó Costa, que reivindicó para sí la decisión de elegir a su gabinete.
Poco antes de la comparecencia del primer ministro, João Galamba había emitido un comunicado en el que anunciaba que presentaba su dimisión para contribuir “a la necesaria tranquilidad institucional”. En la nota subrayaba: “En ningún momento he actuado contra la ley o contra el interés público que siempre promoví”.
El Partido Social Demócrata (centroderecha), la principal fuerza de la oposición, al que pertenece el presidente Rebelo de Sousa, reunió este miércoles a su comisión permanente para analizar la situación, aunque el día anterior ya había reprochado a Costa por “vivir de espaldas al país”. Al finalizar el encuentro, el líder de la formación, Luís Montenegro, indicó que no pedirán elecciones anticipadas, aunque tampoco las rechazan, y acusó a los socialistas de estar ya de campaña. “Estamos preparados para aquello que sea necesario. Más preparados para gobernar Portugal que el actual Gobierno”, ironizó.
La reacción entre la oposición ha ido desde la exigencia del cambio de rumbo, en la mayoría de los partidos de la izquierda, a la solicitud de elecciones anticipadas, entre algunas formaciones de la derecha. El Gobierno, por su parte, se ha trasladado hoy en bloque a Braga, en el norte del país, donde celebrarán este jueves el Consejo de Ministros, dentro de la simbólica campaña de descentralización que impulsó Costa bautizada “Gobierno + Próximo”.
La investigación parlamentaria de la aerolínea TAP está removiendo los cimientos del Gobierno, tanto por la información que sale a la luz sobre hechos desconocidos como por las reacciones políticas que suscita entre algunos ministros, que acaban siendo controvertidas. La comisión investiga tanto la última fase de la etapa privada de la compañía, que estuvo en manos del empresario David Neeleman, como su fase pública, desde que se nacionalizó al 100% en 2021 para evitar su quiebra. El Estado portugués inyectó 3.200 millones de euros en TAP para garantizar la supervivencia de una empresa que consideran estratégica para la economía del país y vertebradora de la comunidad de países lusófonos.
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