Mueren 63 migrantes tras más de un mes a la deriva a bordo de un cayuco en el Atlántico
La embarcación salió con 101 personas desde la costa de Senegal el 10 de julio. Un pesquero español lo localizó a 240 kilómetros de Cabo Verde con siete pasajeros muertos y 38 con vida
Un total de 63 personas ha muerto en aguas del Atlántico, en el oeste de África, después de pasar más de un mes a la deriva en la embarcación en la que viajaban, según ha informado este jueves la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). La nave, un cayuco de madera de unos 20 metros de eslora, fue hallada el pasado martes por un pesquero español en aguas del Atlántico, 150 millas (240 kilómetros) al norte de la costa de la isla de Sal, en Cabo Verde, según un comunicado de la policía de ese país. Los supervivientes han explicado que la nave salió el pasado 10 de julio de las playas de Fas Boye, en la región de Thiès, a unos 130 kilómetros al norte de Dakar, capital de Senegal. En ella viajaban 101 pasajeros a bordo: 100 de nacionalidad senegalesa y uno de Guinea-Bisáu.
De las personas halladas, siete estaban muertas y solo 38 han llegado con vida, entre ellos cuatro menores con edades comprendidas entre los 12 y los 16 años. Los 56 pasajeros restantes permanecen desaparecidos, según la información facilitada por un portavoz de la oficina regional de la OIM, por lo que estiman que el saldo de muertos total es de 63 personas.
Todavía se ignoran las causas por las que el barco quedó a la deriva, pero la Cruz Roja ha emitido un comunicado recogido por los medios caboverdianos en el que explica las circunstancias de lo que le sucedió a los pasajeros. “A partir del séptimo día [a la deriva] se quedaron sin provisiones, lo que costó la vida a más del 50% de los ocupantes, que fueron arrojados por la borda debido a la descomposición de los cuerpos”, describe el documento citando al capitán del pesquero.
En un primer momento, los pescadores recibieron autorización para remolcar la barca, pero las amarras empezaron a ceder cuando subió la marea y la tripulación decidió trasladar a los supervivientes al barco español, de nombre Zillarri.
Desde allí se dirigieron al puerto de la localidad de Palmeira, en la isla de Sal, el más cercano a su posición. “Contaron 39 supervivientes y seis cadáveres, uno de los cuales murió durante el trayecto hasta el puerto”, añade la Cruz Roja.
Los siete fallecidos han sido trasladados a la morgue del Hospital Regional Ramiro Figueira. Otros 16 también han ingresado en el hospital con signos de deshidratación, y el resto ha recibido atención sanitaria en el mismo puerto, donde la Cruz Roja ha desplegado varias tiendas de campaña. “Los supervivientes están mejor. Están recibiendo hidratación y cuidados en las carpas. Les hemos realizado las pruebas de malaria y de covid-19 y no ha habido ningún caso positivo”, ha declarado a la BBC Jose Moreira, técnico de Sanidad de la isla de Sal. Posteriormente, han sido enviados a un centro de acogida habilitado en una escuela local.
Senegal es un país de origen y tránsito de los flujos migratorios hacia Europa, cuya ruta atlántica ha vuelto a cobrar fuerza con el cierre de fronteras provocado por la pandemia del covid-19 y la crisis económica asociada. Entre el 1 de enero y el 17 de agosto de 2023, al menos 387 han muerto o desaparecido, incluyendo este último naufragio. En el mismo periodo del año anterior, fueron 327, y en todo el año 2022, se registraron 559 muertos o desaparecidos, incluyendo 22 niños, según los datos recabados por la OIM.
“Estas muertes frecuentes en el mar, ya sea en la ruta del Atlántico de África Occidental o en el Mediterráneo, hablan de la desesperación que sienten miles de personas cuando se embarcan en un viaje en busca de seguridad, huyendo de la pobreza extrema o el conflicto, o buscando una vida mejor”, ha declarado Safa Msehli, portavoz de la OIM. “Faltan vías seguras y regulares para la migración, que es lo que da lugar a que los contrabandistas y traficantes se aprovechen de las personas y las exponga a estos viajes tan arriesgados”, ha añadido.
Estado de ‘shock’
En Senegal, los habitantes de la comunidad pesquera de Fas Boye se encuentran en estado de shock, según informa la BBC. Moussa Diop, estudiante universitario, ha declarado a esta cadena de televisión que tres de sus primos y un sobrino adolescente iban en el cayuco y que se marcharon en secreto, sin comunicarlo a sus familias. Su hermana, asegura, no tenía ni ida de que su hijo estaba en el barco y ha estado desesperada desde que desapareció el mes pasado. De acuerdo a las declaraciones recogidas por la BBC, las primeras noticias que esta familia tuvo sobre la tragedia llegaron a través de un vídeo que uno de los primos de Diop envió el miércoles pasado desde Sal para decirles que los tres de ellos habían sobrevivido y estaban en el hospital, pero que el primo más joven había fallecido.
Por otra parte, las autoridades caboverdianas ya están tramitando la repatriación de los supervivientes, según ha informado el Gobierno. “El Ministerio de Asuntos Exteriores y Senegaleses en el Exterior, en colaboración con las autoridades competentes de Cabo Verde, ha tomado las medidas necesarias para su repatriación lo antes posible”, ha anunciado en un comunicado la ministra Annette Seck N’Diaye.
En noviembre de 2022, Cabo Verde y Senegal expresaron su deseo de fortalecer la colaboración bilateral y cooperar con otros Estados africanos para combatir la inmigración ilegal. Esta iniciativa se produjo poco después de un incidente en el que una embarcación con 66 inmigrantes senegaleses atracó en la isla de Sal, informa la agencia caboverdiana Inforpress.
Senegal ha registrado un aumento de salidas de cayucos en los últimos meses a causa del buen tiempo y de la crisis política que vive el país y que derivó en violentos disturbios, con cientos de detenidos. Las embarcaciones se dirigen principalmente a las islas Canarias. Entre el 1 de junio y el 15 de julio llegaron al archipiélago 19 procedentes de Senegal y Gambia, frente a los tres cayucos que llegaron en todo 2022.
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