Rutte se garantiza el puesto de secretario general de la OTAN tras la retirada de su único rival
Los países aliados deberán ratificar el nombramiento del todavía primer ministro holandés, que previsiblemente obtendrá luz verde formalmente en la cumbre de Washington en julio
El holandés Mark Rutte será el próximo secretario general de la OTAN. La retirada de la candidatura del presidente rumano, Klaus Iohannis, este jueves, garantiza el apoyo unánime al primer ministro holandés en funciones para encabezar la Alianza Atlántica, en uno de los momentos más tumultuosos de su historia. El nombramiento de Rutte deberá ahora ser aprobado formalmente por los líderes de los 32 países miembros, entre ellos España. El holandés, de 56 años, que ha liderado su país desde 2010, sustituirá al noruego Jens Stoltenberg, que tras sucesivas prórrogas lleva una década en el cargo.
Rutte encabezará la Alianza Atlántica en uno de los momentos más delicados para sus miembros: con la guerra de Rusia en Ucrania que se alarga, la creciente amenaza para Europa del Kremlin ―tradicional e híbrida―, el reto de China y la preocupación sobre una hipotética llegada a la Casa Blanca del populista republicano Donald Trump, que en su anterior mandato puso en duda el compromiso de seguridad mutuo de la OTAN —y hace unos meses insinuó también que no lo respetaría—. Todos estos retos en el horizonte podrían derivar en un cambio drástico en la organización.
El rumano Iohannis ha informado este jueves, durante la reunión del Consejo Supremo de Defensa del País, de que comunicó a los aliados de la OTAN, a finales de la semana pasada, la retirada de su candidatura en la carrera por el cargo de secretario general de la organización, según señaló la Administración Presidencial en un comunicado. “El presidente Klaus Iohannis pidió a los miembros del Consejo que se pronunciaran sobre la candidatura de Mark Rutte al cargo de secretario general de la OTAN, y ellos se declararon a favor del apoyo de Rumania a la candidatura del primer ministro holandés”, indicó.
Reservas de Orbán
El primer ministro en funciones de Países Bajos lleva meses en campaña para hacerse con el máximo cargo en la OTAN, donde será el cuarto holandés en encabezarla en sus 75 años de historia. Pero se le había complicado por el bloqueo de Hungría y la candidatura del rumano Iohannis, cuando ya parecía que todo estaba hecho y tenía una veintena de apoyos. El martes, Eslovaquia, uno de los tres países que quedaban por respaldarlo, le garantizó su apoyo a cambio de explicitar que la Alianza protegería el espacio aéreo eslovaco. Le siguió el nacionalpopulista húngaro Viktor Orbán, después de que Rutte le prometiese cumplir las promesas que le había hecho Stoltenberg, como que no se dedicarán fondos húngaros a programas relacionados con Ucrania.
Que la promesa del noruego se mantenía era obvio, pero Orbán lo quería por escrito. Horas después de recibir esa garantía, el dirigente húngaro ha difundido la carta de Rutte en las redes sociales, como una gran victoria de cara a su electorado. En la misiva, además, el holandés le pide disculpas por unos comentarios en el pasado sobre Hungría. La retirada de Iohannis —del que se especula que persigue otro alto cargo europeo— de la carrera por el puesto le da ahora el último apoyo que requería.
Los aliados de la OTAN darán la luz verde definitiva a Rutte durante la cumbre de la OTAN en julio, una reunión muy simbólica, pues se conmemorarán los 75 años de la organización. El mandato de Stoltenberg expira en octubre. El político holandés dejará en las próximas semanas el Gobierno de su país, ahora que se ha acordado un nuevo Ejecutivo de coalición tras la victoria electoral de la ultraderecha. Le reemplazará el tecnócrata con pasado socialista Dick Schoof.
La elección del liberal Rutte, un líder experimentado con buenas relaciones con Estados Unidos y una tendencia a mirar por los presupuestos, ha satisfecho a muchos aliados. Lo ven como una muy buena opción para seguir garantizando el apoyo de los países miembros a Ucrania y para mantener una política que evite cualquier tipo de escalada con el Kremlin. También se ve con buenos ojos ante una hipotética vuelta de Trump, que tiene como prioridad que los aliados aumenten su gasto en defensa y afea a aquellos que no llegan a dedicar a ese capítulo el 2% del PIB acordado en 2014. Rutte lo ha aumentado en Países Bajos de algo más del 1% ―en 2022, su gasto era de 1,44%― al 2,05%; sobre todo desde la invasión a gran escala de Rusia sobre Ucrania. España, por su parte, este año ha caído a la última posición, dedicando un 1,28%.
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