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Austria tendrá un Gobierno tripartito sin participación de la ultraderecha

El pacto entre conservadores, socialistas y liberales acaba con meses de negociaciones e incertidumbre tras la victoria electoral de la extrema derecha el pasado septiembre

Desde la izquierda, el líder socialdemócrata, Andreas Babler, el conservador y futuro canciller, Christian Stocker, y la dirigente liberal, Beate Meinl-Reisinger, durante la presentación del programa de Gobierno, este jueves en Viena.
Desde la izquierda, el líder socialdemócrata, Andreas Babler, el conservador y futuro canciller, Christian Stocker, y la dirigente liberal, Beate Meinl-Reisinger, durante la presentación del programa de Gobierno, este jueves en Viena.Lisa Leutner (REUTERS)
Sara Velert

Austria tendrá finalmente un Gobierno tripartito que deja a la ultraderecha (FPÖ) en la oposición. Democristianos (ÖVP), socialdemócratas (SPÖ) y liberales (Neos) han llegado a un acuerdo para formar una coalición que pone fin a casi cinco meses de incertidumbre e intentos infructuosos de pactar un nuevo Ejecutivo tras las elecciones del pasado 29 de septiembre, ganadas sin mayoría por el FPÖ (28,8%), que ha tenido al alcance de la mano la cancillería austriaca por primera vez en democracia.

Los tres partidos han presentado este jueves un programa de Gobierno marcado por las medidas para recortar el abultado déficit del país (el 3,7% del PIB) y evitar que Bruselas tome medidas, así como la reactivación de una economía en recesión. El nuevo Ejecutivo prevé un aumento de la tasa a la banca y el mantenimiento de la contribución de las energéticas, entre otras iniciativas que también buscan contener la inflación. El proyecto de coalición también destaca una clara postura proeuropea en un momento de convulsión internacional con la nueva Casa Blanca de Donald Trump.

Otro de los capítulos destacados es el de la inmigración y el asilo, con los que la ultraderecha agita el debate político y puntúa entre el electorado. Se establecerá un plan de integración para los refugiados, se frena de momento la reagrupación familiar y se endurecerá la lucha contra la inmigración irregular. El combate contra la radicalización, especialmente a través de las redes sociales, es otra preocupación que resalta el programa tras el reciente atentado con cuchillo que costó la vida a un menor de 14 años.

El Gobierno lo encabezará el conservador Christian Stocker, cuyo partido quedó segundo en los comicios con un 26,3% de apoyo, y la vicecancillería quedará en manos del socialista Andreas Babler (21,1%). Los liberales de Neos (9,1%), dirigidos por Beate Meinl-Reisinger, completan el primer tripartito del país desde la II Guerra Mundial tras superar una larga y tortuosa negociación. Los tres han defendido el esfuerzo de alcanzar compromisos para sacar adelante la coalición. “No es un acuerdo de mínimos, hemos incluido prioridades de todos en un programa común”, ha afirmado el futuro canciller.

El acuerdo acaba con el bloqueo político en el que se había instalado el país y evita unas elecciones anticipadas que hubieran favorecido de nuevo a la ultraderecha, que ha seguido aumentando su ventaja en las encuestas. Su líder, Herbert Kickl, ha bautizado el nuevo Gobierno, que previsiblemente tomará posesión la semana próxima, como “coalición de perdedores”. El FPÖ destaca también el fracaso del tripartito alemán encabezado por Olaf Scholz.

Los partidos del tripartito intentaron llegar a un acuerdo tras las elecciones, pero rompieron las negociaciones en enero. Aquella ruptura le costó el liderazgo conservador y la cancillería a Karl Nehammer, que había insistido desde la campaña en que no pactaría con un partido radicalizado, prorruso y euroescéptico, ni con un líder al que considera “un peligro para la democracia”. Su sucesor, Stocker, no tuvo entonces inconveniente en abrir conversaciones con los ultras, pero estas también naufragaron. El ÖVP acusó a Kickl de querer convertirlo en comparsa de un Ejecutivo en el que los ultras controlarían las principales carteras, incluida la agenda europea.

El presidente de Austria, el progresista Alexander Van der Bellen, convocó de nuevo a los líderes de los partidos e insistió en la necesidad de consensos para salir del bloqueo. “La negociación no es una lucha con ganadores y perdedores”, destacó en una alocución televisada en la que también apuntó a la complicada situación internacional y la necesidad de que Austria tuviera un Gobierno cuanto antes.

Las formaciones del tripartito retomaron entonces una negociación interrumpida que entró en la recta final la semana pasada y que aún necesitará la bendición de los gremios internos y militantes este fin de semana para que el Gobierno eche a andar.

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.
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