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Italia congela las conversaciones con Starlink, la empresa de comunicaciones por satélites de Elon Musk

La oposición y el presidente de la República rechazan un acuerdo con el magnate estadounidense por afectar a asuntos de seguridad nacional y de relaciones diplomáticas con aliados europeos

Elon Musk Giorgia Meloni

Las negociaciones entre el Gobierno italiano y la empresa de telecomunicaciones por satélite Starlink, propiedad de Elon Musk, han llegado a un punto muerto. El ministro italiano de Defensa, Guido Crosetto, ha explicado que las conversaciones entre ambas partes que debían proporcionar al país una red segura de comunicaciones sensibles se han estancado por la elevada exposición mediática de Musk, el hombre más rico del planeta y miembro de la nueva Administración de Donald Trump. “Me parece que todo se ha paralizado, entre otras cosas porque el tema ha pasado de Starlink a las declaraciones de [Musk] y sobre la persona”, ha señalado el ministro, muy cercano a la primera ministra, Giorgia Meloni, en una entrevista con el diario La Repubblica, en referencia al controvertido magnate de origen sudafricano, en el centro de la polémica por su cercanía al presidente estadounidense y su respaldo a partidos ultraderechistas de todo el mundo.

Crosetto ha explicado que no se están discutiendo los detalles técnicos, porque la figura de Musk ha eclipsado las negociaciones y que la intención del Ejecutivo es retomar las conversaciones más adelante. “No se está hablando del plan técnico. Cuando la polémica y los tiempos se hayan calmado, habrá un planteamiento técnico. La cuestión es: qué es lo más útil y seguro para la nación”, ha dicho en la misma entrevista.

El Gobierno de la ultraderechista Meloni está buscando un sistema para garantizar las comunicaciones cifradas en el ámbito militar y entre las instituciones, los diplomáticos y los funcionarios de defensa que operan en zonas de riesgo y los satélites de Starlink aspiran a proporcionar ese servicio. La propia Meloni defendió hace meses las conversaciones con la compañía de Musk alegando que en Europa en materia de seguridad en las comunicaciones “no hay alternativa” a la empresa del magnate, con quien mantiene una amistad y al que ha definido como “el sujeto más avanzado tecnológicamente en este campo, en el que no existen alternativas públicas”.

Hace un par de meses se supo que el Gobierno estaba en contacto con Starlink, que forma parte del grupo SpaceX de Musk. La noticia levantó una polvareda en la política italiana. La oposición rechazó de plano la idea de cerrar un contrato de seguridad nacional con un empresario extranjero y estrecho aliado de Trump. Incluso el presidente de la República, Sergio Mattarella, ha trasladado sus recelos sobre el proyecto al Ejecutivo. El jefe del Estado y su equipo no acaban de fiarse de las bondades de un posible acuerdo y consideran que están en juego aspectos muy complejos y delicados de la seguridad nacional y de las relaciones diplomáticas de Italia con sus aliados europeos y, según apuntan los medios locales, están convencidos de que además de oportunidades, el plan conlleva también riesgos considerables, por lo que será necesaria una evaluación muy profunda y nuevos debates entre el Gobierno, las fuerzas armadas, la presidencia de la República y los servicios secretos.

Datos inaccesibles y encriptados

En líneas generales, a Mattarella le preocupa que los datos tan sensibles que pasarían por los satélites de Musk permanezcan inaccesibles y encriptados no solo para quienes quisieran interceptarlos, sino también para el proveedor del servicio. Es decir, necesita la certeza de que Musk, que ahora trabaja para un Gobierno extranjero, no pueda acceder a esos datos ni conocer las conversaciones entre los ministros italianos o los generales del ejército. El propio Crosetto explicó hace unas semanas que en el caso de que se alcanzara un acuerdo con Starlink, Italia “podría gestionar la encriptación de sus datos sensibles utilizando equipos y tecnologías propias”.

Hace unas semanas, Musk dijo en la red social X, de la que es propietario, que “sería un honor reunirse” con Mattarella, se entiende que para hablar de la cuestión de las comunicaciones seguras. El equipo del presidente de la República rechazó sutilmente cualquier encuentro y se limitó a sugerir que el interlocutor natural con las empresas para este tipo de acuerdos comerciales es el Gobierno y no la jefatura del Estado.

Meloni, que aspira a convertirse en un puente entre la UE y Estados Unidos, ha apostado mucho por la alianza con el Ejecutivo estadounidense, pero las hostilidades de Trump contra los aliados europeos de Roma la empujan a hacer equilibrios políticos complicados.

Además, dentro de su propio Ejecutivo crece la presión para que siga apoyando a Trump y a Musk. Su socio y líder de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini, también vicepresidente y ministro de Transportes, está cada vez más cerca de la nueva Administración estadounidense y está haciendo campaña para que se formalice un acuerdo con Starlink. Este activismo de Salvini a favor de Musk no está gustando dentro del Gobierno, sobre todo en un momento en el que Meloni ha decidido aplazar las negociaciones comerciales con él.

La interlocutora tradicional con el multimillonario, en esta y otras cuestiones, siempre ha sido la primera ministra. Pero desde hace unos días Musk ha comenzado a dirigirse más a Salvini y ha llegado a expresarle su agradecimiento en público, a través de Andrea Stroppa, su mano derecha en Italia.

Stroppa señaló el fin de semana que era lógico que Italia y sus socios europeos crearan su propia infraestructura independiente de satélites para telecomunicaciones, en relación con el sistema IRIS, en el que está trabajando la UE para crear una Europa interconectada y segura, pero valoró que Starlink podría ser la mejor solución a corto plazo. “En los próximos tres o cinco años, hay una necesidad operativa que debe satisfacerse”, dijo durante una entrevista en directo en X.

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