Los muertos en el terremoto de Myanmar ascienden a más de 2.000
Los equipos de rescate trabajan contra el reloj para encontrar supervivientes en el país epicentro del seísmo y en Tailandia, donde fallecieron otras 19 personas. Las altas temperaturas dificultan las labores de emergencia


A medida que se agotan las horas cruciales tras el terremoto de magnitud 7,7 que sacudió Myanmar el viernes, los equipos de rescate luchan contra el tiempo y las continuas réplicas en la búsqueda de supervivientes entre los escombros.
La devastación se extiende por Mandalay, la segunda ciudad más grande del país y a tan solo 17,2 kilómetros del epicentro del seísmo. Allí se han venido abajo decenas de edificios y varios testigos han descrito la ciudad como un “cementerio al aire libre”. De momento, el balance de víctimas oficial asciende a 2.056, mientras que los heridos se acercan a las 4.000, según un comunicado de la junta que gobierna Myanmar. Se espera que esa cifra aumente considerablemente en las próximas horas. La tragedia se agrava pasado el umbral de 72 horas, el tiempo en que se considera que una persona atrapada bajo los escombros tiene posibilidades razonables de sobrevivir.
Por tercera noche consecutiva, muchos residentes de Mandalay han dormido a la intemperie, temerosos ante las continuas sacudidas que la ciudad ha seguido experimentando durante el fin de semana y que han provocado nuevas escenas de pánico. “Nuestro edificio se ha agrietado, así que no me atrevo a volver a mi hogar. Todo el mundo está viviendo en las calles”, relata Aye, una superviviente en Mandalay, a los equipos de Plan International desplazados en la zona, con los que se ha puesto en contacto este periódico.
Las labores de rescate han avanzado este lunes, pero se están viendo dificultadas por el calor sofocante, con temperaturas cercanas a los 40 grados. Aun así, llegan noticias esperanzadoras, como el rescate de una mujer que había permanecido alrededor de 60 horas bajo las ruinas del Hotel Gran Muralla, o el de cuatro personas, incluidas una embarazada y un niño, que estaban atrapadas en el condominio Sky Villa. Las autoridades aseguran que se encuentran estables.

“Sabemos que los socorristas siguen sacando cadáveres de entre los escombros”, afirma Federica Franco, coordinadora general de Médicos sin Fronteras en Myanmar. “De momento tenemos cifras parciales de unos 1.000 muertos y más de 2.000 heridos solo en la región de Mandalay, pero por desgracia sabemos que estas cifras van a aumentar. Hemos recibido fotos y testimonios de escuelas, monasterios, hogares, así como hospitales y edificios gubernamentales completamente destruidos y cientos de personas desplazadas.”
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha manifestado que la tragedia representa una emergencia de máximo nivel y ha solicitado con urgencia ocho millones de dólares (alrededor de 7,3 millones de euros) para intensificar las operaciones de socorro en los próximos 30 días. Además, ha advertido de que el alto número de heridos con traumatismos corre un grave riesgo de infección debido a la limitada capacidad quirúrgica del país.
“La OMS ha clasificado esta crisis como una emergencia de grado 3, el nivel más alto de activación dentro de su marco de respuesta a emergencias”, indicó la agencia de la ONU en un comunicado. “Las evaluaciones preliminares indican un alto número de víctimas y lesiones traumáticas, con necesidades urgentes de atención de emergencia. El suministro de electricidad y agua corriente sigue interrumpido, lo que dificulta el acceso a los servicios de salud y aumenta el riesgo de brotes de enfermedades transmitidas por el agua y los alimentos”, señaló la OMS.
Por su parte, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja alerta del enorme riesgo de que las altas temperaturas y la proximidad de la temporada de monzones desaten “crisis secundarias” que agraven la situación. La mayor red humanitaria del mundo también ha lanzado un plan de emergencia por más de 92 millones de euros para asistir a las víctimas.

La antigua Birmania (unos 54 millones de habitantes) afronta la crisis en una situación de vulnerabilidad extrema. La nación, una de las más pobres de Asia, lleva cuatro años sumida en una guerra civil desencadenada por el golpe de Estado de 2021, que perpetró la actual junta militar en el poder. Desde entonces, Myanmar ha sido asolada por un conflicto que ha desplazado a 3,5 millones de personas, según la ONU, y ha exacerbado la pobreza y la inseguridad alimentaria.
A pesar de la creciente necesidad de intensificar las labores de emergencia tras el potente seísmo, la espiral de violencia no ha cesado. El Gobierno de Unidad Nacional (NUG), que se declara la autoridad legítima en la semiclandestinidad, y la propia oficina de derechos humanos de la ONU aseguran que el ejército birmano ha continuado bombardeando algunos de los pueblos afectados por el terremoto y controlados por las milicias opositoras. Según fuentes del NUG consultadas por este diario, siete combatientes murieron en un ataque aéreo poco después de los temblores.
Desaparecidos en Bangkok
En Tailandia, el otro país donde se han reportado muertes tras el temblor, todas las miradas están puestas en los escombros de un rascacielos de Bangkok que estaba en construcción y que se derrumbó como un castillo de naipes en el momento de la sacudida. Los rescatistas siguen trabajando allí sin descanso para tratar de encontrar a las 75 personas que se cree están sepultadas bajo las ruinas. El gobernador de la capital tailandesa, Chadchart Sittipunt, ha asegurado que no piensan rendirse, a pesar de que el plazo habitual para encontrar supervivientes está a punto de expirar.

“La búsqueda continuará pasadas las 72 horas porque, en Turquía, personas que estuvieron atrapadas durante una semana sobrevivieron”, ha asegurado. También añadió que los escáneres indican que aún podría haber personas con vida bajo los restos de la edificación, y que los perros rastreadores están intentando localizar sus posiciones. “Hemos detectado señales débiles de vida en varios puntos”, apostilló. De momento, se han confirmado 19 decesos en Tailandia; 12 de los fallecidos eran obreros que estaban construyendo este edificio, que iba a albergar las oficinas de la Auditoría del Estado.
El Gobierno ha iniciado una investigación para esclarecer los motivos del colapso y determinar si el diseño de la torre cumplía con los estándares. Aunque unos 170 inmuebles sufrieron daños a causa del terremoto, este es el único de toda la ciudad que ha quedado hecho añicos. El secretario del Ministerio de Industria, Pongpol Yodmuangcharoen, ha adelantado que hay dudas con respecto a la calidad del acero que se utilizó en la construcción. Los medios locales informan de que este lunes varios edificios de Bangkok han sido evacuados después de que se recibiesen avisos de vibraciones y crujidos.
Tras unas horas de confusión, la primera ministra tailandesa, Paetongtarn Shinawatra, ha escrito en redes sociales que las grietas que habían motivado las evacuaciones eran “preexistentes” y ha instado a las empresas que han tomado esa medida a “comunicar este tipo de decisiones de manera clara y en base a información verificada de fuentes oficiales del Gobierno”. Paetongtarn también afirmó que, según los científicos del Gobierno, las réplicas del terremoto en Myanmar “no tienen impacto en territorio tailandés”.
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