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Sheinbaum y Petro sostienen una inesperada reunión en México para apuntalar la relación bilateral y su alianza política

Ambos Gobiernos dialogan sobre migración, cooperación y el futuro de la integración latinoamericana, ante un mapa regional más complejo y dividido, marcado por la crisis política de Venezuela y la llegada de Trump a la Casa Blanca

Claudia Sheinbaum y Gustavo Petro, en Palacio Nacional, en Ciudad de México.
Claudia Sheinbaum y Gustavo Petro, en Palacio Nacional, en Ciudad de México.PRESIDENCIA DE COLOMBIA

Gustavo Petro visitó Ciudad de México para reunirse este lunes con la presidenta, Claudia Sheinbaum. Las autoridades colombianas adelantaron que el encuentro en el Palacio Nacional, la sede del Ejecutivo mexicano, estuvo centrado en “avanzar en una agenda bilateral centrada en fortalecer la cooperación entre ambos países” y señalaron que hubo acuerdos para tener una mayor coordinación en el frente migratorio, uno de los motivos principales para celebrar el encuentro. Sheinbaum destacó, en cambio, que conversaron sobre “la importancia de la unidad entre los Gobiernos progresistas”, en un mapa regional atravesado por la crisis política en Venezuela y la incertidumbre por la llegada de Donald Trump al poder en Estados Unidos, aunque sin hacer una referencia explícita a los desafíos que enfrentan como aliados. “Colombia y México trabajan en una América Latina más unida”, afirmó la presidencia del país sudamericano.

Se trata de la tercera reunión entre Sheinbaum y Petro en los últimos tres meses. El presidente colombiano acudió a la toma de posesión de la mandataria el pasado 1 de octubre y sostuvo otra reunión con ella apenas el mes pasado, durante la cumbre del G-20 en Río de Janeiro. El Gobierno mexicano destacó entonces, como ahora, que ambos coincidieron en “el fortalecimiento de la agenda progresista en la región”. Después de Brasil, Petro intentó formar un frente común junto a Sheinbaum y Luiz Inácio Lula da Silva ante la crisis política en Venezuela, el llamado G3. México, sin embargo, ha sido mesurado y ha guardado distancia ante las críticas y los señalamientos de Petro en torno a la supuesta reelección de Nicolás Maduro, que las autoridades venezolanas defienden sin mostrar ninguna evidencia de ese resultado. En esta ocasión, las cuestiones políticas se entrelazaron con un intercambio de perspectivas frente a la crisis migratoria, se infiere de los boletines oficiales que se han compartido.

El Gobierno colombiano anunció que se concretaron acuerdos para agilizar el intercambio de información para una gestión más ordenada de los flujos migratorios. También puso sobre la mesa que se diera un “mejor trato” a los ciudadanos colombianos que transitan por los aeropuertos mexicanos, un asunto que ha tensado las relaciones bilaterales en el pasado reciente. La alianza política entre ambos Gobiernos, a partir de sus coincidencias ideológicas, fue otro de los puntos que dominó la conversación. Bogotá señaló que era necesaria una “mayor unidad” regional frente a los desafíos globales. Sheinbaum se limitó a confirmar en su conferencia de prensa diaria que iba a reunirse con Petro y dijo que el martes iba a dar más detalles de lo que discutieron.

Gustavo Petro y Claudia Sheinbaum, en Ciudad de México.
Gustavo Petro y Claudia Sheinbaum, en Ciudad de México. Presidencia de México (EFE)

En paralelo al encuentro entre ambos mandatarios, una delegación de altos funcionarios colombianos encabezada por el canciller, Luis Gilberto Murillo, sostuvo una reunión de trabajo con su homólogo mexicano, Juan Ramón de la Fuente. Colombia enfatizó tres conceptos en sus comunicados oficiales sobre la visita de trabajo: migración, cooperación e integración regional. También se hizo público un nuevo acuerdo para colaborar en la búsqueda de los restos de José María Melo, un líder independentista y expresidente de Colombia que obsesiona a Petro, con la intención de que los lazos históricos entre ambos países y los simbolismos puedan anclar su alianza en el terreno político.

Petro aterrizó el domingo en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, a las afueras de la capital mexicana, horas después de sostener otra reunión con el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, en las islas Galápagos. La visita del presidente colombiano a México no estuvo exenta de cierta dosis de sorpresa y fuentes diplomáticas sugieren que el encuentro se planeó con poca anticipación. Al igual que en el encuentro con Sheinbaum, Petro y Noboa acordaron tener una mayor colaboración en el terreno migratorio. También pactaron organizar una mesa de trabajo para fortalecer el control de fronteras, sobre todo en zonas asediadas por el crimen organizado.

Al tiempo que fluía a cuentagotas la información sobre la reunión de alto nivel, la Cancillería colombiana emitió un comunicado sobre la situación política en Venezuela, que da pistas del interés de Bogotá de tratar el tema en el ámbito regional. “La crisis política y humanitaria en Venezuela ha convertido a Colombia en un país de tránsito y acogida para millones de migrantes, reafirmando nuestra histórica tradición de brindar refugio y asilo a quienes lo necesitan”, señala. Petro ha insistido en que no habrá reconocimiento a ganador alguno en Venezuela sin actas electorales, pero tampoco ruptura de relaciones con Caracas. Venezuela además es, como el propio México, uno de los países garantes en las negociaciones de paz con la guerrilla del ELN.

El encuentro se produce a solo tres semanas de la posesión presidencial del 10 de enero en Caracas. La diplomacia colombiana ha sido muy activa en buscar una salida dialogada entre el Gobierno y la oposición a la crisis poselectoral de su principal vecino, con el que comparte más de 2.000 kilómetros de una frontera porosa. Colombia, además, es el principal país de acogida de la diáspora, con cerca de tres millones de venezolanos en su territorio, y también un lugar de tránsito para los miles de migrantes de diversas nacionalidades que atraviesan la selvática frontera con Panamá, el tapón del Darién, con rumbo final a Estados Unidos después de atravesar Centroamérica y México.

En sus primeros dos años de mandato, el primer presidente de izquierdas de la Colombia contemporánea mantuvo una fluida relación con Andrés Manuel López Obrador. Incluso lo convocó a Cali para una conferencia en la que ambos mandatarios coincidieron en pedir una sola voz latinoamericana frente al problema de las drogas, en septiembre del año pasado, una inusual salida para el mexicano. En la Cancillería sudamericana confían en mantener y profundizar esa sintonía con Sheinbaum, a la que también se esperaba en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad, la COP16 que se celebró el pasado octubre, también en Cali, pero a la que al final no asistió.

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