Una oposición comatosa allana el camino a Claudia Sheinbaum para desarrollar sus políticas
El PAN no representa todavía un enemigo para el Gobierno y solo la tercera vía de Movimiento Ciudadano tiene visos de avanzar electoralmente
Ha pasado tiempo suficiente desde el batacazo electoral del 2 de junio para que la oposición salga del coma, pero los signos de un rearme son casi imperceptibles todavía. Dos partidos, Acción Nacional (PAN) y Movimiento Ciudadano (MC) han hecho algunos cambios sin despertar gran interés. Y en el PRI sigue el mismo jefe. Las caras son las mismas o muy conocidas. El líder panista, Jorge Romero, pertenece al mismo grupo de su antecesor, Marko Cortés, y de Santiago Taboada, perdedor en la Ciudad de México. Jorge Álvarez Máynez fue el candidato electoral y acaba de asumir el liderazgo de Movimiento Ciudadano sin traumas ni rupturas. De todos, el partido naranja parece el único, por el momento, que podría cosechar éxitos a medio plazo, pero aún están faltos de propuestas que hagan sombra al poderío del partido del Gobierno, Morena. Si todo sigue igual, es probable que en las elecciones intermedias de 2027 todo siga igual. La presidenta mexicana sigue sin oposición interior, sus grandes frentes están al otro lado de la frontera.
“La renovación de dirigencias no es algo solo lógico o natural, es que es obligatorio”, dice la analista política Paula Sofía Vásquez. Y eso es lo que han hecho en el PAN y también en el PRI, para quedarse prácticamente igual. Necesitarán algo más que nuevas caras (que en el histórico PRI ni eso ha habido) para hacer frente a Morena, el partido en el poder, que no acusa desgaste por el momento, más bien esperanzas renovadas en su nueva presidenta, Claudia Sheinbaum. Movimiento Ciudadano, sin embargo, que ya supo aprovechar en votos la tercera vía que abrió entre la polarización política, podría tener alguna esperanza de llegar al nuevo proceso electoral más animoso, dice Vásquez. No así la oposición tradicional, “que sigue sin entender”. “Jorge Romero sigue siendo el hombre blanco heterosexual de la CDMX”, dibuja Vásquez de forma jocosa, “una opción que no es atractiva para la ciudadanía”, afirma. Cree que el PAN ha fallado en la formación de nuevos cuadros directivos, con liderazgos femeninos, que pudieran ahora sacarle del aprieto.
Tomando como suelo ese coma profundo del partido, Juan Ignacio Zavala echa mano de optimismo: “El PAN puede salir de cero, y eso es una gran ventaja, ¿qué más puede perder? Ensayar y fallar, no pasa nada”, dice quien fuera vocero del partido en tiempos de Calderón y ahora es analista político. Pero advierte de que la formación blanquiazul “debe construir un futuro. Ya que deje de hablar de las instituciones, que a nadie le importaron y muchos usufructuaron. Y que despliegue una actividad internacional con la derecha en otros países, ser invitados por [la primera ministra italiana, Giorgia] Meloni y otros a sus eventos. Esos deben ser sus referentes”, pone de ejemplo. Zavala se inclina por una postura de combate cuerpo a cuerpo contra Morena, sin medias tintas. Caras y discursos renovados que sitúen al PAN como oposición total al oficialismo, defendiendo sus causas tradicionales sin complejos, familia e iglesia, “que hasta eso les arrebató López Obrador”, sostiene. Y “arriesgando en la comunicación”, explica. “Lilly Téllez es muy eficaz en el combate legislativo, pero necesitan cuatro Lillys, cuando menos”, dice en referencia a la senadora del ala más derechista del partido.
Para Zavala, el PAN, a pesar de haber renovado su dirigencia, aún “tiene que despertar”. Pero en general, dice que la oposición se está rearmando y un ejemplo sería Movimiento Ciudadano, donde ve que “se abre una veta interesante” una vez que el líder Dante Delgado ha cedido la coordinación nacional del partido en favor de Máynez. “Son innovadores en la comunicación, por lo que no es de extrañar que crezcan más, ya sacaron más votos que el PRI, que no es poca cosa”.
La cuarta vía, si eso existe, sería la creación de nuevos partidos políticos. Dar por concluida una etapa y empezar de nuevo para luchar contra el gran paquebote que representa Morena, que domina 24 de 32 Estados, incluida la Ciudad de México y tiene mayorías parlamentarias para jugar sin adversarios. Por ley, este año es el momento de intentar nuevas formaciones, pero no es fácil crear un partido en México, demasiados requisitos y cortapisas que impuso esa misma ley. Xóchitl Gálvez, la candidata del PAN que salió derrotada el 2 de junio, ha manifestado su intención de montar un nuevo partido. Y también el Frente Cívico Nacional, una de las organizaciones de la Marea Rosa, que tantas esperanzas dio en su día a la oposición y que se fue desinflando. “Tener la intención no significa que se pueda”, asegura el analista Javier Santiago Castillo. Así que prefiere aventurar el devenir político con lo que hay actualmente. “Y lo que existe es una oposición que no termina de entender que la 4T pasó sobre ellos, que percibieron y luego canalizaron a su favor la inconformidad social, con un discurso consistente y con propuestas, que nos podrán o no gustar, así como las formas de llevarlas a cabo, pero que encuentran creciente simpatía por el movimiento morenista”, dice.
Santiago Castillo cree que en el PAN “no hay estrategia de comunicación”, “el PRI no da pie con bola” y MC “no tiene propuestas”. Visto así, asegura, el Gobierno solo tendrá que preocuparse de “torear a Donald Trump y de la inflación, que en alimentos ha subido un 10%, con datos duros del Inegi”, algo que podría socavar las bases más humildes del partido de Sheinbaum. “La oposición, ahora mismo, no supone un riesgo político, ni ideológico, ni electoral”, zanja Santiago Castillo.
Parecido panorama observa Paula Sofía Vásquez, lo que la inclina a pensar que “la única esperanza es la creación de nuevos partidos”. Opina que la falta de interés por los cuadros tradicionales no va a cambiar, porque ellos tampoco lo harán. El líder del PRI, Alejandro Moreno, “no es más que un administrador de derrotas, siempre que eso sea rentable para él y su grupo, y en los partidos todavía queda un remanente de dinero que se gasta con liberalidad y falta de transparencia”, asegura. “Un nuevo partido, aunque admito que es complicado su registro, podría no ser competitivo en lo federal, pero quizá puede ir ganando en lo local, con un discurso que refresque y que atraiga a ciertos grupos” inconformes con lo actual. No le parecería inconveniente a Vásquez que nuevas siglas acabaran desfondando a los partidos tradicionales.
“Sin oposición no hay democracia”, lamenta María Eugenia Valdés Vega, experta en procesos políticos. Y no deja de sorprenderle cómo dos partidos históricos como el PRI y el PAN “se han desfondado de ese modo”. “La única alternativa que veo es MC, porque el PAN ha elegido una dirigencia que habla de una crisis estructural” en la formación blanquiazul. “Hace falta una oposición seria, y yo creo que esa está en el PAN, pero no así…”. Los partidos perdedores, asegura, “no se han recompuesto, están desmadejados, sin programas. Se trata de la crisis del neoliberalismo, ese modelo ya reventó, fue rechazado”, explica. “Sin alternativas será difícil reagrupar a los inconformes, que no solo lo están con la 4T”, dice, sino también con el modelo al que se aferra la oposición y que ya recabó un sonoro rechazo el 2 de junio.
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