Sheinbaum esgrime los resultados de su estrategia de seguridad ante Trump
La presidenta muestra datos de EE UU sobre una reducción de las incautaciones de fentanilo a la mitad desde octubre: “Algo bien estamos haciendo, ¿no?”


No pasa un día sin que Claudia Sheinbaum tenga que esgrimir su estrategia de seguridad como una prueba de que México está haciendo los deberes que le impuso Estados Unidos, que amenaza con aranceles si al sur del río Bravo no aprietan la mano contra el narcotráfico y la migración. La presidenta de la República ha vuelto a escudarse este lunes tras los datos que, en su relato, demuestran que la “coordinación y colaboración” —palabras repetidas hasta el desgaste estos días— con sus pares de Washington están dando sus frutos. Esta vez, lo ha hecho con cifras de los vecinos. Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense (CBP por sus siglas en inglés), los decomisos de fentanilo en la frontera se han desplomado a la mitad desde el pasado octubre hasta este enero. “Estamos incautando en México, evitando que pase del otro lado”, ha defendido Sheinbaum. “¿Quiere decir que algo bien estamos haciendo, ¿no?”.
“Hay un decremento”, ha explicado la presidenta. “Hay una reducción de las incautaciones de fentanilo de octubre que llegamos del 2024 [cuando Sheinbaum asumió el cargo] del 49,94%. Están incautando la mitad de lo que incautaban en octubre”, ha señalado en su conferencia diaria de prensa, la Mañanera. El fentanilo, un potentísimo opioide que ha causado la mayor crisis de salud pública provocada por una droga en Estados Unidos, se encuentra en la diana de la Casa Blanca, que culpa a México y Canadá de ser demasiado flexible con el tráfico por sus fronteras.
El presidente estadounidense, Donald Trump, amenaza día sí, día también con la imposición de aranceles del 25% a los productos mexicanos y canadienses si sus vecinos no blindan sus fronteras contra las drogas y la migración irregular. Llegados a este punto, nadie tiene claro que las promesas del magnate republicano vayan a cumplirse: aprueba los impuestos, los pospone, los vuelve a imponer, se desdice, baraja la idea de reducirlos, regresa al punto de partida... Es un regateo difícil de seguir para el que Sheinbaum pide una y otra vez “serenidad y paciencia”, mientras defiende que su equipo está preparado para cualquiera de las volátiles salidas de su homónimo estadounidense.
Mientras tanto, y por si acaso, Sheinbaum le da a Trump lo que pide. Primero fue la militarización de la frontera con un despliegue de 10.000 soldados. La semana pasada, el traslado inédito en la historia de la relación bilateral de 29 capos del narcotráfico que Estados Unidos codiciaba desde hacía años, en un movimiento que ha avivado el debate sobre la legalidad del acto. Entre ellos, figuras de alto relieve simbólico como Rafael Caro Quintero, quien ordenó el secuestro, la brutal tortura y el asesinato de un agente de la DEA en 1985; los exlíderes del cartel de los Zetas, Omar y Miguel Ángel Treviño Morales, conocidos como Z-40 y Z-42; o Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy, último gran heredero del Cartel de Juárez y hermano del histórico narcotraficante Amado Carrillo Fuentes. Todos cumplían ya una condena en México.

En cuanto al envío de militares en la frontera, los resultados se han centrado más en incautaciones y arrestos que en el tratamiento de la crisis migratoria, en la que las organizaciones de derechos humanos piden poner el foco. Desde que el 5 de febrero Sheinbaum envió a 10.000 soldados a custodiar lo más de 3.000 kilómetros de línea divisoria, el operativo ha detenido a 1.026 personas y ha decomisado “1.004 armas de fuego, 113.058 cartuchos de diversos calibres, 3.990 cargadores, 17.187,12 kilogramos de droga, entre ellos, 55,90 kilogramos de fentanilo, 870 vehículos y 116 inmuebles”, según datos difundidos este lunes por el Gabinete de Seguridad.
Las acciones militares se han enfocado en los Estados fronterizos de Baja California, Chihuahua, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas (llama la atención la ausencia de Coahuila en el último informe), además de Sinaloa, que si bien no está situado en la línea, es el epicentro de producción de fentanilo. Su capital, Culiacán, es desde septiembre el frente de batalla entre las dos facciones más poderosas del Cartel de Sinaloa, Los Chapitos y La Mayiza, que disputan la sucesión de la gigantesca organización criminal tras la captura de su viejo líder, Ismael El Mayo Zambada, que también aguarda juicio en Estados Unidos.
Los arrestos en la frontera se centran en traficantes de drogas, armas (de las que tres cuartas partas provienen de Estados Unidos) y personas. La migración continúa siendo, sin embargo, la gran incógnita en la estrategia de Sheinbaum y sobre la que menos se ha pronunciado. Este lunes, vagamente, esbozaba: “Con respeto a los derechos humanos estamos disminuyendo el número de personas, sobre todo de otros países, que llegan a la frontera norte. Pues persuadiendo, apoyando, buscando la manera de que encuentren una opción distinta de llegar al norte, también incluso por su protección”.
A Sheinbaum solo le queda esperar, ver por dónde saldrá esta vez su imprevisible compañero de baile. Mientras tanto, de vez en cuando, deja algún recado también a Estados Unidos, como su rol protagonista en el tráfico de armas hacia México. “Ya no solo es armas, también cuánta droga o cuántos precursores de fentanilo entran en Estados Unidos, esa cifra no la conocemos, porque dicen que entra por Canadá y que entra por México, ¿a poco no entran por Estados Unidos los precursores de fentanilo? ¿O se revisa absolutamente todo lo que entra a Estados Unidos?”. Aun así, tiene claro que está en manos de los vecinos norteños: “¿De quién depende el arancel? Pues del presidente Trump (...) Si aun con todo eso, el presidente Trump toma una decisión, pues es su decisión, y nosotros también tomaremos nuestras decisiones”.
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