Presidente Noboa: ahogar en petróleo a la Amazonía no hará más seguro al Ecuador
El país votó poner fin a la explotación del parque nacional Yasuní, pero a cuatro meses del plazo límite, el Gobierno no ha dado un paso para poner fin a las extracciones
Cuando tenía 12 años, recuerdo haber visto por primera vez el crudo fluyendo por el río como una gelatina, en las tierras waorani en el corazón de la Amazonía ecuatoriana. Cuando el río se desbordaba, ese crudo se esparcía por nuestras tierras, contaminándolo y manchándolo todo, desde nuestras casas hasta nuestros frondosos y verdes bosques.
Cuando la industria petrolera llegó al Yasuní [parque nacional en el noreste de Ecuador], prometió traer desarrollo y una vida mejor para los pueblos indígenas que habitamos en este territorio tan biodiverso, que ha sido nuestro hogar por miles de años. En lugar de eso, solo hemos heredado muerte, destrucción y enfermedades como el cáncer, que antes no teníamos. La selva, que antes vibraba con los sonidos de nuestra gente y la inmensa biodiversidad, ha sido silenciada por el ruido de las motosierras y las excavadoras, y nuestra tierra está contaminada. Ya no podemos sembrar en el lugar que siempre lo hacíamos porque las plantas de yuca y plátano ya no dan fruto: en lugar de crecer, se mueren.
Mi país eligió la vida por encima de toda esta muerte: la mayoría de los ecuatorianos decidió poner fin a las perforaciones en el Yasuní a través de un referéndum vinculante
El año pasado, mi país eligió la vida por encima de toda esta muerte: la mayoría de los ecuatorianos decidió poner fin a las perforaciones en el Yasuní a través de un referéndum vinculante. Fue un inspirador voto de fe por el futuro del Ecuador y del mundo que podríamos construir juntos como ciudadanos. Un futuro que respete la Tierra y nuestras comunidades. El presidente [Daniel] Noboa también parecía querer este futuro: votó sí en el referéndum y dejó claro que Ecuador necesitaría mirar más allá del petróleo para lograr una prosperidad sostenible. Ocho meses después, está claro que mi pueblo waorani y la Amazonía no son parte del #NuevoEcuador de Noboa.
De acuerdo a la voluntad de millones de ecuatorianos, las operaciones petroleras del Yasuní deberían cerrarse por completo en este mes de agosto, convirtiéndose en una decisión histórica a nivel nacional que obliga al Gobierno de Noboa a definir acciones urgentes para actuar en un proceso posextractivista, y generar opciones sustentables que sostengan las formas de vida en este territorio megadiverso. Pero ahora, faltando cuatro meses para esa fecha límite, no se ha dado un solo paso hacia el fin de las perforaciones. En vez de ello, el presidente Noboa ha dado señales de que nuestro voto podría no ser respetado.
Ecuador tiene problemas de violencia y una crisis económica cada vez más profunda, y este Gobierno espera resolverlos utilizando los ingresos de los combustibles fósiles. Sin embargo, debilitar nuestra democracia y destruir la Amazonía, nuestro mayor bien natural, no es la solución. Estas decisiones no se pueden deshacer y seguirán devastando al Ecuador, porque sin la Amazonía no hay recuperación económica posible.
El mismo crudo que contamina nuestros ríos y deja a nuestros hijos sedientos de agua limpia fluye directamente al Norte global para saciar la sed de más petróleo
El presidente Noboa está viajando por el mundo en busca de apoyo financiero para sacar a nuestro país de esta violenta confusión. Pero no podremos construir un nuevo Ecuador mientras dependamos de una economía petrolera obsoleta y destructiva. ¿Están dispuestas las instituciones financieras como el FMI y el Banco Mundial a invertir más dinero en un desarrollo insostenible y en un plan que debilita la democracia para beneficiar a la industria petrolera?
El mismo crudo que contamina nuestros ríos y deja a nuestros hijos sedientos de agua limpia fluye directamente al Norte global para saciar la sed de más petróleo en lugares como California, llenando los bolsillos de las empresas de combustibles fósiles que están llevando a nuestro planeta a un precipicio.
Abril ha sido un mes decisivo para nosotros en Ecuador. El pasado domingo 21, los ciudadanos votaron en un nuevo referéndum sobre medidas para luchar contra el crimen organizado y reformar la Constitución. Pero, ¿cómo podemos esperar que se respete nuestro voto si los resultados del referéndum sobre el Yasuní han sido abandonados en un rincón?
El mundo no puede confiar en un Ecuador que no respeta sus procesos democráticos. Nos preocupa dar más poderes a un presidente que ha demostrado que no respeta la palabra del pueblo sobre el Yasuní. Hemos visto con qué facilidad la lucha contra la delincuencia se ha convertido en autoritarismo, por ejemplo en El Salvador. ¿Es Noboa un nuevo líder o solo una versión Instagram de la misma política de siempre?
La gente suele decir que la Amazonía es el pulmón del mundo. Pero para nosotros, los waorani, es como una persona entera: tiene ríos que están conectados y fluyen como la sangre, árboles que se extienden como las extremidades y pulso que le da vida al mundo entero como un latido de corazón. El Yasuní es una persona sagrada para nosotros, y la industria petrolera está dañando su existencia. El petróleo que hoy se derrama en nuestras tierras también está derramando destrucción más allá de nuestras fronteras, y lo que ocurre aquí importa en todas partes.
Nosotros, los pueblos indígenas, somos los guardianes de este planeta, y nuestra lucha por mantener en pie el Yasuní y la Amazonía es una lucha por un mundo habitable para todos. Nosotros, los waorani, somos conocidos por la fuerza de nuestras mujeres: somos madres, lideresas y guerreras. Desde mi juventud he aprendido a luchar por la supervivencia de mi pueblo y de nuestro hogar. Y ahora hago un llamado al mundo para que se una a esta lucha por una Amazonía libre de combustibles fósiles.
Recientemente, nuestros hermanos y hermanas de Colombia dieron pasos importantes comprometiéndose con la no proliferación de combustibles fósiles. Ahora, Ecuador tiene la increíble oportunidad de liderar también este movimiento, e inspirar a otros países a seguir ese liderazgo. ¿Tendrá el presidente Noboa el coraje de construir un verdadero nuevo Ecuador, que respete a su gente y a la biodiversidad?
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