Inteligencia artificial para detectar el cansancio al volante
La inteligencia artificial vigilará si la tasa de parpadeo del usuario es anormal para detectar cansancio o distracciones y tomar el control del vehículo si es necesario.
Inteligencia hacia afuera y hacia dentro. Los coches deben comunicarse con el exterior y convertirse en un Gran Hermano para conductores y pasajeros. Cámaras y sensores vigilarán cualquier asomo de somnolencia o despiste en los automovilistas y hay una fecha marcada en el calendario: 2022. Uno de los proveedores de componentes para automóviles más importantes del mundo ha anunciado ya una avanzada tecnología de monitorización con inteligencia artificial que detectará cansancio o distracciones, una de las principales causas de accidentes de tráfico. El sistema puede incluso tomar el control del coche si llegase a ser necesario.
“Esta nueva cámara, integrada en el volante, se diferencia del resto por la inteligencia artificial. Utiliza algoritmos que permiten un aprendizaje automatizado de la cámara, que de esta forma entiende realmente qué hace el conductor en cada momento. Basándose en la posición y el movimiento de los párpados, el sistema sabe si se está produciendo una somnolencia o un despiste”, asegura un portavoz de Bosch, empresa que desarrolla este tipo de sistemas. A partir de esa información, manda un aviso al conductor o incluso reduce la velocidad del vehículo. Esta última posibilidad dependerá de la decisión de la marca que integre el dispositivo en el coche y, además, de la regulación de cada país.
Obligatorio en dos años
Los sistemas aprenden del comportamiento del conductor para graduar el sistema de alerta en función de sus reacciones.
Esta tecnología no es una fantasía para los coches del futuro: será realidad por ley. Cualquier coche que se homologue en Europa a partir de 2022 (es decir, que supere los estándares marcados por la normativa comunitaria) tendrá que incluir este tipo de ayuda tecnológica; cualquier turismo nuevo que se ponga a la venta desde 2024, también.
Y pensando en otro horizonte, estos sistemas serán imprescindibles en los coches autónomos de nivel 3 (capaces de circular por sí solos en entornos controlados, pero siempre con supervisión humana), todavía no permitidos por la UE y que necesitarán monitorizar al automovilista de continuo. “Cuando se usen los sistemas de conducción automatizada en autopista, el automovilista recibirá un aviso cuando el coche vaya a abandonar la vía y necesitará un tiempo para retomar la conducción. Esta cámara sabrá si el conductor realmente está en disposición de recuperar el control y además impedirá que se duerma haciendo sonar una alarma”, explican desde Bosch. Para garantizar la privacidad de automovilistas y usuarios, la citada compañía asegura que las grabaciones permanecerán en el propio sistema, sin posibilidad de ser compartidas.
“Los sistemas de detección se llevan investigando unos 20 años, tanto los que se basan en tecnologías hápticas [táctiles], que vigilan cómo actúa el conductor sobre el volante, como los que utilizan cámaras, que controlan el movimiento de las pupilas, de los párpados o de los músculos faciales”, resume Juan Dols, investigador de la Universidad Politécnica de Valencia. Toyota, por ejemplo, se ha centrado en el reconocimiento facial para detectar distracciones, ansiedad o agresividad, y compañías tecnológicas como Denso, Tobii o Toshiba han avanzado en una línea similar.
Ford propuso en 2012 un sistema de mediciones biométricas para detectar el estrés al volante con sensores de temperatura,pulso y ritmo respiratorio. Continental, por su parte, desarrolló en 2015 la tecnología Driver Focus, basada en una cámara infrarroja que vigilaba el movimiento de los ojos y en unas bandas de luz en el salpicadero que guiaban la mirada hacia la carretera en caso necesario.
Personalización
“A medida que grabe imágenes del conductor, esta cámara reconocerá la posición habitual de los párpados y la tasa de parpadeo, y gracias a eso podrá detectar con eficacia situaciones de riesgo”, explica el portavoz de Bosch sobre el dispositivo de la empresa. “Lo que permite la inteligencia artificial es utilizar parámetros particulares para cada conductor porque aprende de ellos con mucha rapidez”, asegura Juan Dols. “El movimiento de ojos no es igual en un joven que en una persona mayor, en un hombre que en una mujer, en un conductor agresivo que en uno tranquilo, pero la frecuencia de muestreo es muy rápida, de milésimas de segundo, y un algoritmo recopila una cantidad de información bestial en muy poco tiempo. Probablemente en pocas horas habrá identificado perfectamente al conductor”
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