Un chiringuito solivianta a la primera aldea naturista de España
La exigencia de llevar bañador en las hamacas de un lujoso local desata el conflicto en una playa de Estepona pionera del nudismo
Con casi 200 apartamentos, el complejo residencial Costa Natura se inspiró para su construcción en un pueblo andaluz: casitas blancas, azulejos y densa vegetación a pie de una playa a la que ya se conoce con ese nombre a unos cuatro kilómetros al oeste de Estepona (Málaga, 68.286 habitantes). La urbanización se levantó a finales de los setenta cuando este rincón del litoral era todo campo. Pionera en el naturismo en España, su presencia impulsó la existencia de la primera playa nudista del país, con autorización del Gobierno Civil fechada en 1979. “No existe inconveniente” a esta práctica, refleja el documento firmado por la Secretaría de Estado de Turismo de entonces. Con los años, la zona se ha ido poblando. El último hueco lo ocupó en 2020 un residencial con 70 exclusivas viviendas con precios de hasta 2,5 millones de euros. Pero este verano, un lujoso chiringuito, Nido, ha roto la paz al instalar en el arenal 300 metros cuadrados de hamacas en las que exige llevar bañador. Noelia Monllor, administradora del complejo naturista, dice: “Es una invasión del espacio, no respetan lo que hacemos. Nos están echando”.
Almudena Medrán es abogada, vive en el residencial naturista y practica el nudismo porque se siente “libre y conectada con la naturaleza”. Asegura que el nuevo establecimiento ha generado problemas. “Está orientado a personas de alto nivel adquisitivo que no aceptan la convivencia con los nudistas”, dice Medrán, que habla de “encontronazos desagradables” con los responsables del local. Por ello, Medrán lanzó a finales de julio una petición en la página Change.org para solicitar el respeto a una práctica con cuatro décadas de tradición. El texto alega que Nido “está alterando esta trayectoria naturista, pues no permite el uso de sus hamacas a los usuarios nudistas, pese a estar ubicadas en suelo público. Esto junto con la gran extensión que ocupan sus hamacas está limitando la posibilidad de practicar nudismo”. Ya la han firmado 2.300 personas. “Jamás habíamos tenido un problema hasta ahora”, dice Medrán.
Peter Bryceson, presidente de la urbanización naturista, explica: “Queremos recuperar la playa sin más conflictos ni comportamientos intimidatorios por parte de Nido o sus invitados”. Bryceson denuncia que las hamacas del chiringuito ocupan más espacio del que tiene permitido en la concesión, así como la peligrosa presencia de un generador y el almacenaje de combustible en el paseo marítimo. Son cuestiones que ha puesto ya en conocimiento del Ayuntamiento. Su mayor queja es el conflicto abierto. Monllor insiste: “La playa es pública, la puede usar quien quiera con o sin bañador, pero ellos no están respetando ese derecho. Lo único que queremos es una convivencia ordenada y pacífica”.
El máximo responsable de Nido, que pertenece al grupo empresarial Mosh, es Albert Beniflah. “A nosotros no nos importa el naturismo. Pero nuestro concepto no es ese y aquí dentro deben respetarlo”, asegura. “Lo que no puede ser es que nos provoquen. Hay quien se ha puesto a centímetros de nuestra concesión, otros entran en el establecimiento desnudos cuando hay familias y niños e increpan a la clientela diciéndoles que se quiten el bañador. Se ponen a ligar desnudos con las chicas de las hamacas, que igual son de Kuwait o Arabia Saudí y se quedan en shock”, dice Beniflah, que también denuncia una campaña en redes sociales o sitios como TripAdvisor, “que se han llenado con críticas e insultos por no permitir el naturismo”. El perfil de Facebook del espacio ya no admite comentarios. “La playa es grande, se pueden poner en otro sitio y respetarnos entre todos. La convivencia es posible”, añade al tiempo que destaca la inversión millonaria en su establecimiento de lujo y la creación de 80 puestos de trabajo. “Viene gente muy potente, futbolistas, magistrados, eso es bueno para Estepona. Antes aquí no había nada, pero las cosas cambian, es ley de vida”, sentencia el empresario, que dice recibir mensajes de apoyo del Ayuntamiento en su teléfono.
El Consistorio está intentando mediar en el conflicto reuniéndose con ambas partes. Tras escucharlos, comprende las posturas de unos y otros, pero cree que están condenados a entenderse. Fuentes municipales indican que si Nido considera que sus clientes deben ir con bañador en las hamacas hay que respetarlo, como también deben hacer desde el establecimiento con los nudistas, puesto que la playa es pública. “Tendrán que convivir de forma pacífica”, añaden desde el Ayuntamiento, y aseguran que las hamacas del club no superan los 300 metros cuadrados para los que tienen concesión. Afirman, además, que el edificio está construido en una zona de equipamiento municipal. Las mismas fuentes recuerdan que originalmente se había previsto el naturismo frente a Costa Natura cuando este era un proyecto más amplio que incluía un millar de apartamentos, pero que se quedó en una quinta parte y, quizá, ahí nazca parte del conflicto.
Costa Natura ha pedido que se reinstalen los carteles donde se recomendaba el uso naturista de esta playa que, denuncia, desaparecieron cuando se comenzó a urbanizar el entorno. Antes de la petición y de que estallara la disputa, los técnicos municipales realizaron el pasado mes de marzo un informe sobre la delimitación concreta. El texto concluye que no existe un documento municipal que detalle sus fronteras ni que otorgue al espacio la condición de playa naturista porque “se torna innecesario, vacío de contenido”. “Mostrarse desnudo en la playa constituye un ejercicio del desarrollo de la personalidad” en esta o cualquier otra, se relata en las conclusiones. Es lo que propugna la Federación Española de Naturismo, el Defensor del Pueblo y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. En la Demarcación de Costas también indican que no existe una figura legal o similar para las playas nudistas.
“Los ayuntamientos no disponen de habilitación legal para intervenir en la actividad de los particulares para obligar al uso de determinadas prendas de vestir en las playas o en zonas públicas del municipio. Asimismo, no existe una ley que habilite a la adopción de medidas coercitivas en este ámbito”, subrayan en Estepona. Aun así, los nudistas generalmente acuden a playas tradicionalmente recomendadas para esta práctica, como Costa Natura, acostumbrada a compartir espacio con textiles ―como llaman a quienes sí llevan bañador― pero cuyos usuarios creen que la presencia del chiringuito limita sus derechos.
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