María Adánez: “Me anclé a la normalidad más absoluta para no ser un juguete roto”
Triunfó en televisión muy joven y hoy, convertida en la actriz que siempre quiso ser, deleita sobre las tablas con ‘La gramática’

Fue la añorada Verónica Forqué quien lamentó su temprano éxito en series que ya son historia de la televisión. “Ay, Mari”, le decía, “has empezado en el género más difícil, ahora nunca te van a valorar como actriz a no ser que hagas de una mujer alcohólica y destruida”. “Y tenía razón”, evoca una María Adánez (Madrid, 48 años) que, en lugar de rendirse a los prejuicios de quienes trataban de encasillarla, aparcó su estatus de estrella y llamó a la puerta del teatro en busca de los personajes soñados. Dos décadas después, Adánez dice haber logrado convertirse en la actriz que siempre quiso ser y el público lo corrobora con éxitos como el de La gramática, sátira de Ernesto Caballero que sale de gira tras una acogida entusiasta en la capital.
En el teatro vemos a actrices de más de 50 triunfar con papeles que el cine parece negarles. ¿La arruga solo molesta en la pantalla?
El teatro es un gran seguro de vida para las actrices. No tienes la presión del físico con una cámara encima de ti, no ven si tienes arrugas o tres kilos de más. Es curioso porque la experiencia y la sabiduría te hacen mejor; yo soy mejor actriz desde que soy madre. Me siento con más raíces, más conectada a la tierra y a mis propios sentimientos.
Se suele decir que no lleva el modo de vida arquetípico de la actriz de éxito. ¿Lo siente así?
Empecé con cinco años y me anclé a la normalidad más absoluta para no ser un juguete roto. Lo de no querer destacar me ha acompañado siempre. Mis parejas importantes tampoco han sido del sector porque cuando llego a casa prefiero hablar de otras cosas, salir de la vanidad del oficio. Lo que me gusta de mi profesión es actuar.
Farmacia de guardia, Pepa y Pepe, Menudo es mi padre, Aquí no hay quien viva… ¿Cómo era salir a la calle cuando sus series eran vistas por todo el país?
Era una popularidad más tranquila porque no había móviles y nadie se veía con el derecho de poder grabarte. Los programas de cotilleo también cambiaron el paradigma hacia una cosa más agresiva y desconfigurada. De repente, todos éramos famosos, una palabra que antes ni existía. Yo soy actriz, eso de famosa no me gusta nada.
¿Tiene una espina clavada por no haber sido nunca nominada al Goya?
No, porque sé que voy a estarlo. A lo mejor me llega con 60 años, pero todo lo que he vivido hasta ahora me ha hecho mejor actriz. Ser madre, el aprendizaje del teatro, el trabajar con maestros… ahora sí estoy preparada para hacer esos personajes dramáticos.
Su madre es una maquilladora histórica de nuestro cine. ¿Qué consejo sobre belleza aprendió de ella?
Siempre me decía que me maquillara poco. Que tengo los rasgos muy grandes y que cuanto menos maquillaje, mejor. Lo he seguido a rajatabla. Aunque se jubiló hace años, en casi todos mis estrenos de teatro recientes me ha maquillado ella.
En La gramática da vida a una limpiadora de la RAE que se convierte en una erudita del castellano tras sufrir un accidente. ¿Sobre qué le gustaría saberlo todo a usted?
Me interesa mucho la historia clásica, conocer más sobre esas civilizaciones de las que sabemos poco. Me intriga saber cómo vivían realmente, qué pensaban y cuan avanzados estaban en ciertos aspectos filosóficos.
Tras tantos años recorriéndose el país, ¿pesa más la soledad de la habitación de hotel?
Desde que soy mamá disfruto los hoteles más que nunca. Son mi momento para dormir y descansar, aunque acabo despertándome a la misma hora que me despierto para llevar a mi hijo al colegio. Soy muy sensible a los espacios, sí me afecta lo que me rodea, así que siempre pido una habitación pequeña e interior para que no se oiga nada.
Se suele decir que los seguidores importan a la hora de conseguir papeles y usted tiene medio millón en Instagram. ¿Le han ayudado?
Una vez estuve en una comida con grandes actrices y me convencieron de que no me fuera de las redes, que eran importantes. A nivel actoral no sabría decirte, pero sí procuro cuidarlas porque ofrecen un nicho de mercado interesante como son las campañas de publicidad.
¿Sobre qué actriz dice eso de “qué mona va esta chica siempre”?
Admiro muchísimo a Kate Winslet. Es una grandísima actriz y una mujer con mucha personalidad. Siempre ha sido ella misma, ha luchado contra muchos estigmas y ha sido uno de mis faros. También fue un icono de belleza para mí Naomi Watts… y Cate Blanchett. Estas tres actrices han sido mis referentes.
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