‘Muñeca rusa’: mucho más que el flequillo (y las camisas) de Natasha Lyonne
Cómo se viste a una mujer que va a morir una y otra vez o por qué el armario seriéfilo más venerado del momento es una mezcla entre Joe Pesci y Marisa Tomei en ‘Mi primo Vinny’.
Renacer (siempre) en la fiesta de tu 36 cumpleaños. No es la simpática agonía de Bill Murray y su día de la Marmota en Atrapado en el tiempo. Es peor. A Nadia (Natasha Lyonne) no le sobresalta el mismo despertador cada mañana. Ella es más de morir sin descanso para siempre revivir, siempre, con su permanente envidiable en medio de la celebración que le ha montado una amiga en un pisazo del Lower East Side.
Con esta premisa parte Muñeca Rusa, uno de los últimos estrenos de Netflix que ya va camino de convertirse en fenómeno del mes de febrero. La autoría a seis manos de la propia Lyonne, asociándose aquí con la maestría de Amy Poehler o Lesley Headland (Despedida de soltera), tiene la culpa de que este laberinto de trampas mortales sea mucho más complejo y disfrutón de lo que se puede aventurar en su tráiler.
Sin tratar de destripar muchos spoilers, aquí los motivos más frívolos que deberían motivarte a disfrutarla si la introducción no invita a hacerlo.
Natasha Lyonne tiene el flequillo (rizado) más buscado de 2019
Fue modelo infantil, debutó en Pee Wee Playhouse con siete años, Woody Allen la fichó para Todos dicen I love you cuando tenía 16, protagonizó la caleidoscópica cinta de culto But I’m a cheerleader y es conocida por el gran público gracias a películas como American Pie o series como Orange is the new black. A Lyonne también se la conoce por formar parte del séquito artístico cool neoyorquino que definió los 2000. Ese que capitanean Humberto Leon y Carol Lim, las cabezas pensantes de Opening Ceremony. Está, consecuentemente, en la pandilla de los elegidos: es amiguísima de Chloé Sevigny –que en Muñeca Rusa interpreta a su madre–, sale con Fred Armisen desde que éste le hizo un ghosting serio a Elisabeth Moss y a éste y a Maya Rudolph los dirigió en un fashion film para la campaña otoñal de Kenzo de 2017. En el video de Kenzo también aparece la mejor resting bitch face de la televisión y su amiguísima en Muñeca rusa, Greta Lee. Poco se habla de lo robaplanos que es este flechazo de secundaria televisiva. Por poco tiempo que tenga en pantalla, Lee deslumbra aquí, como abogada amargada en The Good Fight, en Girls o High Maintenance. Lyonne y sus rizos también la dirigen en la finale de la serie, el capítulo más crucial de todo el show.
Pero si hay un elemento inesperado que ha levantado más suspiros que el propio guión ha sido el peinado de la protagonista/productora/guionista. Algunas webs de estilo ya apuntan a cómo conseguirlos (Refinery29), otras dicen que «la auténtica estrella» de la serie es su peinado (Yahoo) y están las que directamente sentencian que el flequillo de la que hasta ahora había sido una de las secundarias más infravaloradas es «la mejor parte de Russian Doll» (The Cut). Lyonne se ha marcado un Nicole Kidman a lo Big Little Lies: nada mejor para poner en órbita a su valía artística que colocarse un flequillo prodigioso. El de la australiana tapaba las dudas sobre el botox que asomaban en los espectadores; el de Lyonne aporta más fuelle y carácter, si cabe, a su arrebatador espíritu en pantalla.
Natasha Lyonne's hair in RUSSIAN DOLL should win Best Supporting Actress
— Jorge Molina (@colormejorge) February 4, 2019
‘Mi primo Vinny’ como icono de estilo
¿Qué pasa si mezclas el estilo de Marisa Tomei con el de Joe Pesci en Mi primo Vinny? Básicamente, que concibes el armario de Nadia. Esto es lo que tenía en la cabeza Jenn Rogien, la jefa de vestuario de la serie (que también trabaja con Lyonne en Orange is the new black) cuando tuvo que idear los escasos cambios de vestuario para una protagonista que viste la misma ropa una y otra vez. En una paleta que se mueve entre el rojo, el blanco, el gris y el negro, Nadia debía renacer de sus múltiples y excéntricas muertes con la misma ropa, por lo que, tal y como desveló a Fashionista, fueron requeridos hasta 12 blazers del mismo modelo de H&M para la grabación. Un vestuario base en negro (y asequible) que podía ser reemplazado con facilidad: el total look de la fiesta de cumpleaños contiene prendas de Gap, H&M y Zara. El abrigo gris es de Helmut Lang y la camisa roja, que destaca para remarcar que su personaje ha pasado la noche de la fiesta, es de &Other Stories. Su simbólico colgante, la moneda en recuerdo de su madre, es de la joyera Donna Sackowitz.
Para no desvelar más de lo necesario, la camisa blanca que marca el salto de líneas temporales y que Maxine (Greta Lee) apoda como «demasiado pirata» es de Equipment. Su vestuario, uno de los más interesantes de la serie, contiene prendas adquiridas en tiendas vintage, Shopbob, H&M y Zara.
Por qué el personaje cumple 36 años (y no 40)
He aquí la explicación que Lyonne dio en una reciente entrevista a Elle (tiene 39 en la actualidad y entre que ideó la serie, la escribió y la rodó pasó de los 36 a los 38):
«El motivo por el que el personaje que tiene que enfrentarse a su mortalidad no es más mayor de 36 años es porque a esa edad todavía no nos hemos desecho del dilema de ‘¿debería o no debería pensarme lo de tener hijos?’ Parece que hasta que no tienes 37 puedes seguir jugando con eso. No queríamos que pasara por ese dilema interno y el caos […] El principal motivo era mantenerla ahí y, de alguna manera, no hacer que cumpliese 40. Para las mujeres, los niños son un tema que siempre está en la mesa de una forma que, francamente, creo que es absurda. Creo que los niños deberían ser las anomalías. Que constantemente dijésemos: ‘Oh, espera un momento, ¿tienes un hijo?’ Porque un hijo es una cosa preciosa. Tienes que estar muy seguro de quererlo. La gente continuamente te pregunta cosas como: ‘¿Te vas a casar?’ ‘¿Vas a tener hijos?’. Es agotador».
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