El Papa recorta de nuevo los privilegios del Opus Dei
La organización será tratada como una asociación pública clerical y no como una prelatura personal como hasta ahora
El Papa Francisco ha rebajado nuevamente los privilegios de los que disfruta el Opus Dei en la Iglesia Católica y lo ha relegado a la categoría de asociación clerical pública con facultad para incardinar clérigos, es decir, incorporarlos a su organización junto a personal laico. El pontífice ha promulgado este martes un nuevo motu proprio, una especie de decreto papal, que modifica el marco legal que regula las prelaturas personales (lo que hasta ahora era el Opus Dei), y que afecta directamente a esta institución de origen español con sede en decenas de países. No la menciona en su texto porque es la única organización que hasta ahora tenía este estatus.
Las prelaturas personales son instituciones (desaparecen con el Opus tal y como se conocían hasta ahora) de la Iglesia que llevan a cabo obras pastorales o misionales en favor de diferentes regiones o de varios grupos sociales, por lo que no están definidas por un territorio geográfico determinado, como las diócesis, sino por la figura que está al frente de ella. En este momento, esa persona es monseñor Fernando Ocáriz, el prelado de la organización. Tampoco se encontraban bajo la autoridad de ningún obispo. Ninguna otra institución canónica disponía de este privilegio, al que numerosos obispos se opusieron en 1982 cuando el muy conservador papa Juan Pablo II se lo concedió al Opus, dirigido entonces por Álvaro del Portillo.
El Opus Dei es una de las instituciones más conservadoras de la Iglesia, que ahora pasará a equipararse a otras asociaciones clericales públicas, como por ejemplo la Comunidad de Emmanuele, dedicada a trabajos de caridad y evangelización entre jóvenes y migrantes. De este modo, perderá su estatus exclusivo.
En lo relativo a la participación de los fieles en la institución, el Opus estará más controlado, ya que el Papa establece que los laicos que pertenecen a estas entidades “pueden dedicarse a las obras apostólicas de la prelatura personal”, pero “la forma de esta cooperación orgánica y los principales deberes y derechos relacionados con ella se determinarán convenientemente en los estatutos”. Además, Francisco recuerda que a los fieles laicos les corresponde su propio párroco y ordinario en función del domicilio donde residen.
La Santa Sede aún debe aprobar los nuevos estatutos de la Obra —como también se conoce al Opus Dei— en los que la institución está trabajando siguiendo instrucciones que el Papa le dio el año pasado.
Ahora, Francisco recuerda en la carta apostólica firmada este 8 de agosto, en la que también repasa el origen de las prelaturas a partir del Concilio Vaticano II, que el objetivo es poner en práctica la constitución apostólica Praedicate Evangelium, que se publicó en 2022, para que la competencia sobre las prelaturas personales pase al Dicasterio para el Clero, el organismo vaticano que supervisa a los sacerdotes de todo el mundo, del que también dependen las asociaciones clericales públicas.
Estas modificaciones llegan mientras el Opus Dei se encuentra en pleno proceso de adaptación a los primeros cambios propuestos el año anterior por Francisco, recogidos en la Constitución Praedicate evagelium y en el motu proprio de Ad charisma tuendum. Desde la institución se han limitado a asegurar que estudiarán “qué consecuencias puedan tener estas modificaciones para la configuración jurídica del Opus Dei (...) en un clima de comunión con el Santo Padre”.
Francisco ya le había restado poder e independencia a la Obra dentro de la Iglesia el año pasado. En ese momento, Bergoglio ya decretó que la Obra dejaría de depender del Dicasterio para los Obispos y pasaría a rendir cuentas al Dicasterio del Clero, entidad que será la encargada de evaluar, y no el propio Opus Dei, como hasta entonces, “las cuestiones que en cada caso corresponda afrontar”, como la formación de sus sacerdotes o “eventuales controversias”. La institución, además, tendrá que presentar un informe anual ante este dicasterio sobre su situación y el “desarrollo de su trabajo apostólico”. Antes la Obra solo tenía que entregar un documento similar cada cinco años a la Congregación para los obispos. El documento papal también degradaba la figura del líder de la institución, que no podrá “ser distinguido” con el cargo de obispo y no podrá ostentar ni el anillo ni las vestiduras episcopales.
Actualmente forman parte de la Prelatura, presente en más de 60 países, alrededor de 92.900 personas, de las cuales unos 2.095 son sacerdotes. La institución especifica que, del total de fieles, “alrededor de la mitad son mujeres”.
El papel de la Obra en la historia reciente de España ha sido más importante que el de cualquier otra institución religiosa y su poder se extiende a esferas muy alejadas de los muros de las iglesias.
En la actualidad existen en la Iglesia seis asociaciones clericales públicas con facultad para incardinar clérigos: la asociación clerical de la Comunidad del Emanuele, la Fraternidad de Sacerdotes Obreros Diocesanos del Sagrado Corazón de Jesús, la Fraternidad Misionera de Santo Egidio, la Fraternidad Saint Martin, la sociedad Jean-Marie Vianney y la Opera di Gesù Sommo Sacerdote, a las que se sumará la Obra.
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