España sortea la epidemia de gripe en Navidad: el pico de virus llegará en las próximas semanas
Las infecciones respiratorias bajan, lo que ha supuesto un alivio para el sistema sanitario en un periodo con parte de la plantilla de vacaciones. Sin embargo, las hospitalizaciones están aumentando
El 2024 empezó con las consultas de Atención Primaria saturadas de pacientes con síntomas de infecciones respiratorias y las camas de los hospitales llenándose de enfermos de gripe. Justo un año después, la situación es muy distinta: la epidemia de virus respiratorios va más lenta esta temporada y el pico de la epidemia no llegará, previsiblemente, hasta dentro de unas semanas.
Los últimos datos del Instituto de Salud Carlos III, publicados este viernes, muestran que el global de las infecciones respiratorias que se monitorizan bajaron en la última semana del año, debido sobre todo a que la bronquiolitis (más grave en menores de un año y ancianos) parece haber llegado a su pico y descendió con fuerza. Las hospitalizaciones, sin embargo, siguen aumentando.
La tasa estimada de gripe, que había subido con fuerza en la semana que terminó el 22 de diciembre (se duplicaron los casos) se ha mantenido estable en la siguiente: ha marcado 114 casos por 100.000 habitantes, muy por debajo de los 465,9 registrados en el mismo periodo del año pasado.
Este retraso con respecto a los últimos años, en los que las Navidades han sido un momento caliente en el sistema sanitario, puede tener varias razones, y no es descartable el mero azar. José María Eiros, director del Centro Nacional de Gripe (CNG) de Valladolid explica que al analizar series retrospectivas de las 30 temporadas previas a pandemia, el comportamiento de la gripe no siempre es uniforme: se prolonga entre 12 y 16 semanas, en otoño e invierno, a veces con una doble onda con una diferencia de dos o tres semanas.
Los virus de la gripe son ―salvo los peores años de la pandemia, en la que estuvieron prácticamente desaparecidos― los que marcan la intensidad de las infecciones invernales. La covid alteró esto, sin una estacionalidad clara: el año pasado añadió algo de presión al sistema, pero en este la incidencia está siendo bajísima, lo que contribuye un mayor desahogo en los centros de salud y los hospitales.
Iván Sanz, responsable de Vigilancia Virológica del CNG, añade que antes de la irrupción de la covid era más frecuente que el pico de la epidemia gripal estuviera más bien hacia finales de enero que en la última semana del año. “Quizás tras la pandemia está recuperando su nicho normal, ahora hay menos competencia con el SARS-CoV-2 y es probable que tras las fiestas se dispare la incidencia”, augura.
El retraso más allá de las Navidades supone cierto alivio al sistema sanitario, que durante estas fechas tiene a buena parte de sus plantillas de vacaciones. Todavía quedan sanitarios con días libres en lo que queda de mes, ya que por regla general tienen hasta el día 31 para disfrutar los del año pasado, pero no son tantos como entre el 24 de diciembre y el 6 de enero, lo que permite afrontar la epidemia con más recursos.
Lo ideal, en opinión de José María Molero, del grupo de trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), sería mayor flexibilidad a la hora de gastar las vacaciones para que la disponibilidad de personal se adecuara mejor a las necesidades asistenciales. “Las dificultades para cubrir las suplencias aumentan cada año porque cada vez somos menos médicos. Con menos plantillas, no podemos descansar cuando queremos, sino cuando el servicio lo permite, y llegamos cada vez con más días acumulados a enero, que es el momento crítico”, asegura.
Molero hace también un llamamiento a la población para no acudir a los centros sanitarios ante los meros síntomas gripales: fiebre, tos, mucosidad, dolor muscular... “Nosotros no tenemos remedios más allá de los sintomáticos (analgésicos, descongestionantes, buena hidratación), que no requieren la actuación de un sanitario”, justifica.
Sí recomienda acudir a la consulta cuando la fiebre por encima de los 38 grados se prolongue más allá de cuatro días, cuando la dificultad para respirar sea cada vez más intensa, cuando además de la tos haya un dolor al respirar en un costado o cuando la persona afectada tenga deteriorado el nivel de alerta, le cueste reaccionar y mantenerse activo, lo que puede ser signo de una complicación infecciosa.
El problema está en que para muchos trabajadores es necesaria una certificación médica para justificar su ausencia. Tanto la semFYC como otras sociedades de Primaria llevan años pidiendo algo parecido a una declaración responsable del paciente para ausentarse unos días del trabajo, lo que sucede en otros países, y podría ayudar a evitar colapsos en los centros de salud. El Ministerio de Sanidad contempla hacer modificaciones en este sentido dentro del Plan de Atención Primaria que se aprobó en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud del pasado diciembre, y que no estarán en marcha hasta 2026.
Sin plan contra los virus invernales
El departamento de Mónica García pretendía tener aprobado este año un plan de prevención, para tratar de evitar la tensión que sufrió el sistema sanitario por la epidemia de virus invernales el año pasado por estas fechas. Los técnicos de las distintas administraciones elaboraron un borrador que fue presentado a los directores de salud publica de las comunidades autónomas el pasado octubre.
Era una hoja de ruta con distintos escenarios epidemiológicos en la que había recomendaciones en función de la incidencia. Por primera vez, el ministerio quería unificar criterios y actuar de una forma similar a la que se hizo con la covid, con algo parecido a un semáforo que indicaba qué hacer en cada momento, que incluían medidas de coordinación, revisión de capacidades sanitarias, y promoción de salud a la ciudadanía, entre otras.
En determinados escenarios de contagio, el borrador contemplaba la “indicación de uso de mascarilla, tanto por los trabajadores como por los pacientes y sus acompañantes en lugares de uso común como salas de espera o urgencias hospitalarias, valorando su obligatoriedad de manera general o en los centros que según su situación específica y vulnerabilidad así se determine”.
La mayoría de las comunidades autónomas rechazaron este plan (sobre todo las del PP, pero también Castilla-La Mancha, socialista, puso pegas) y se emplazaron a seguir debatiéndolo, pero fuentes del ministerio explican que las propuestas de volver a debatirlo en la Comisión de Salud Pública, integrada por los directores generales, fueron rechazadas.
Esto ha llevado al ministerio a publicar ese borrador para que sirva como un documento de recomendaciones generales para las administraciones que las quieran seguir, aunque no existe ningún tipo de obligatoriedad sobre su cumplimiento.
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