‘La ley del mar’, un rodaje en altamar para poner rostro al drama de la inmigración

Cuando la tripulación del pesquero Francisco y Catalina salió de Santa Pola (Alicante) no se podía imaginar que pocos días después pondría en jaque la diplomacia y la política de inmigración de Europa. El 14 de julio de 2006, uno de los tripulantes de la embarcación avistó, a pocas millas de la costa de Malta, una patera con 51 inmigrantes pidiendo auxilio, entre ellos, una niña de dos años y una mujer embarazada. El patrón del barco, Pepe Durá, no lo dudó y subió a esas personas a bordo. Cuando intentaron llegar a la costa de Malta para desembarcar comenzó un intrincado proceso burocrático que tuvo a más de 60 personas conviviendo durante días en una embarcación equipada para una decena de tripulantes.

Años después, Enrique Domingo, Flipy, vio el documental Malta Radio sobre la odisea del pesquero, con testimonios de dentro del barco y vídeos que grabaron los propios pescadores. “Vi que ahí había una historia con unos valores y una problemática que sigue vigente”, explica por teléfono. Y decidió poner en marcha una producción de ficción para contarlo. “Era la forma de contar las aristas de esa historia y no quedarnos solo en la relación de los inmigrantes y los pescadores, sino cómo lo vivieron las mujeres y familiares en Santa Pola, que fueron quienes movilizaron a la opinión pública y consiguieron convertirlo en noticia internacional, y también incluir una parte menos vista, la política”, detalla el productor.

Así surgió la miniserie de tres episodios La ley del mar, que este domingo emite La 1 al completo a partir de las 22.00 (estará disponible también en RTVE Play) y que a principios de semana programó el canal valenciano À Punt, convirtiéndose en un éxito: su audiencia rozó la de las campanadas de fin de año y la retransmisión de las Fallas en el canal autonómico.

Luis Tosar interpreta a Pepe Durá, el patrón del pesquero. Tanto él como su esposa, Pepi Irles, han colaborado con la ficción contando sus vivencias a los guionistas, Tatiana Rodríguez y Víctor Pedreira, y explicando cómo es el trabajo en el mar. La lucha de Pepe desde el barco tiene su reflejo en la que mantiene la embajadora de España en Malta, interpretada por Blanca Portillo. El drama migratorio que muestra la serie se complementa con una trama de thriller político o diplomático, la batalla en los despachos para que tanto los migrantes como los pescadores pudieran llegar a puerto. “Los dos luchan contra el sistema y, a la vez, luchan entre ellos porque cada uno tiene un estilo, uno desde el mar y la otra desde los despachos”, describe el director de la serie, Alberto Ruiz Rojo.

La ley del mar fue un reto tanto para los productores como para su director. Disponían de siete semanas para rodar los tres episodios de 50 minutos, y de ese tiempo, 18 días estarían destinados al rodaje en el barco. Pensaron varias alternativas, desde grabar en un tanque de agua hasta hacerlo amarrados al puerto con cromas para que no se notara. Pero, a pesar de que muchas personas trataron de disuadirles, decidieron grabar en alta mar esos 18 días. “Nos decían que no íbamos a sacar casi minutos al día, que tendríamos problemas con la luz, que la gente se marea… Ni te imaginas la cantidad de planes B, C y D que teníamos por si aquello no funcionaba”, rememora Flipy. Pero todo fue mejor de lo esperado.

Encontraron un barco adecuado en Almería y su tripulación también ayudó a los actores a saber cómo moverse en la nave e incluso les enseñaron jerga marinera que incorporaron a la serie. Cada jornada de rodaje empezaba muy temprano porque implicaba navegar mucho, cambiar de lugar en función de la luz y exigía mucha planificación. “Eran 25 metros de barco lleno de cosas. Tuvimos que aprender a manejarnos dentro del barco, porque en cada plano tienes que mover a todo el mundo, mover el barco… No fue un rodaje normal. Pero le ha dado un valor extra a la historia porque no hay trampas. Lo que se podría haber convertido en un infierno ha sido una cosa muy positiva. Nos imbuimos de realidad”, cuenta Alberto Ruiz Rojo.

La serie también muestra en primera persona el drama de la inmigración. “Siempre se habla de números: han muerto tantos inmigrantes en una patera, han llegado tantos. De hecho, cuando se suben a la embarcación policial les ponen números. Queríamos decirle a la gente que ese número tiene nombre y apellido, y que tiene una familia y unas razones, unos sueños y un montón de cosas detrás. Empiezan siendo un número y acabas conociendo a Barack, por qué está ahí, por qué tienen esas cicatrices y por qué se han lanzado a la desesperada a la patera”, explica Flipy. “Es una historia que tiene alma, tiene corazón. En mi carrera me ha pasado dos veces y esta es una. Traspasa por su sencillez, no tiene pretensiones, ni moralismos ni sentimentalismo. Es la vida misma”, añade Ruiz Rojo.

Flipy cuenta que, cuando preguntaron a Pepe Durá por qué lo hizo, respondió: “Porque había que hacerlo. Porque la otra opción era que se murieran”. Desde aquel 14 de julio de 2006, la familia Durá ha rescatado a un centenar de inmigrantes con su barco. En 2006 fueron 51 personas. En 2007 otras 26. Y en 2018, 12. Y lo volverían a hacer: ellos solo se rigen por la ley del mar.

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