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Maradona tuvo “una muerte en agonía”

El médico que realizó la autopsia el 25 de noviembre de 2020 declara como testigo en el juicio contra siete responsables de cuidar de la salud del jugador argentino

Diego Armando Maradona saluda a aficionados antes de un partido entre Boca Juniors y Gimnasia y Esgrima La Plata, en 2019.
Federico Rivas Molina

Diego Armando Maradona sufrió “una muerte en agonía”. Así lo aseguró este jueves, sin dudarlo, uno de los cinco médicos policiales que el 25 de noviembre de 2020 realizó la autopsia del jugador, muerto en una habitación de una casa alquilada que, se suponía, debía ser sede de una internación hospitalaria domiciliaria. Carlos Casinelli, responsable de más de 8.000 necropsias, no ahorró detalles en la sexta jornada del juicio contra los doctores, psicólogos y enfermeros encargados de cuidar al astro argentino. El corazón de Maradona, dijo, pesaba 503 gramos, el doble de lo normal para una persona de 60 años, y su cuerpo tenía 4,5 litros de agua acumulados en los pulmones, el abdomen y la cabeza, consecuencia de “una insuficiencia cardíaca o hipertensión”. “El paciente tuvo una muerte en agonía”, repitió una vez más Casinelli, mientras mostraba como prueba un video con los coágulos que encontró en el corazón del jugador.

La audiencia de este jueves fue la más dura desde que comenzó el juicio el 11 de marzo pasado. Jana Maradona, una de las hijas del jugador, abandonó la sala advertida por los jueces de la crudeza de las imágenes que el forense mostraría en una pantalla. Casinelli se concentró, sobre todo, en el líquido que encontró en el cuerpo de Maradona. “No se forma en una hora, es de a poco. ¿Desde que se externó [el 3 de noviembre de 2020, después de una operación un hematoma subdural] hasta que falleció? Puede ser”, se preguntó y se respondió a sí mismo. Uno de los fiscales le preguntó entonces si era posible hablar de una muerte imprevista. “Yo le diría que no, juntaba agua con el correr de los días. Era algo previsible, no es que fue una muerte súbita, aguda e imprevista”, dijo, mirando a los jueces. “Esto, fácil, tiene como mínimo 10 días, ya que se le suman la cirrosis y la miocarditis” que padecía Maradona, detalló.

La declaración del forense dejó muy mal parados a los médicos que habían asumido la responsabilidad de cuidar a Maradona. Casinelli dijo que los síntomas, evidentes por la hinchazón que mostraba Maradona, debían haber sido advertidos por los profesionales. “Tenía un abdomen prominente”, explicó, y dio paso a una descripción detallada de la autopsia apoyado por las imágenes. Sobre la causa de la muerte, el médico dijo que Maradona tuvo un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca congestiva agudizada y una miocardiopatía dilatada”. Sostuvo, además, que Maradona no era un paciente para estar en un domicilio, como había decidido el equipo médico que lo atendía, porque su estado merecía controles constantes.

El argumento de la acusación es que la muerte de Maradona podría haberse evitado. El exfutbolista estaba “en una situación de desamparo”, “librado a su suerte”, debido a una atención deficiente. A partir de ese diagnóstico, los magistrados acusaron a los responsables del cuidado de Maradona de homicidio simple, un delito que los puede llevar a la cárcel entre 8 y 25 años. El más comprometido es el neurocirujano Leopoldo Luque, de 43 años, uno de los médicos personales de Maradona en sus últimos años de vida. A comienzos de aquel noviembre de 2020, Luque le había realizado una cirugía craneal por un hematoma y luego había recomendado su internación para que se rehabilitara. La internación se terminó cumpliendo en una casa, dentro de un barrio privado en las afueras de Buenos Aires, sin las mínimas condiciones necesarias para el cuidado del paciente.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.
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