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Todos pendientes de lo que haga Griñán

El acuerdo con IU, la formación del Gobierno y el congreso del PSOE centran la agenda del socialista hasta el verano

Lourdes Lucio
José Antonio Griñán (en el centro) acompañado de dirigentes socialistas el pasado jueves, en el Parlamento andaluz
José Antonio Griñán (en el centro) acompañado de dirigentes socialistas el pasado jueves, en el Parlamento andaluzGARCÍA CORDERO

El pasado 25 de marzo, día de las elecciones andaluzas, el PSOE se cayó de un noveno piso, se rompió las dos piernas y lo celebró saltando. Encadenó su tercera derrota en diez meses, pero evitó lo que pretendía, el triunfo del Partido Popular por mayoría absoluta, lo que le permitirá sumar cuatro años más al frente del Gobierno andaluz a los 30 que ya acumula, gracias al apoyo de Izquierda Unida. El candidato socialista y presidente de la Junta de Andalucía en funciones, José Antonio Griñán, pasó en pocas horas de estar amortizado a convertirse en el principal referente institucional del PSOE en toda España.

Esa noche en el hotel donde el PSOE celebró su derrota victoriosa, los más cercanos a Griñán mostraron desdén y frialdad hacia la consejera de Igualdad, Micaela Navarro, a la que muchos señalaban como la alternativa al también secretario general. Las semanas previas a las elecciones, incluso ese mismo día, se celebraron muchas reuniones de dirigentes que apoyaron a Alfredo Pérez Rubalcaba en el congreso federal previendo un cambio de líder en el PSOE andaluz. Todo el mundo se creyó las encuestas que pronosticaban una amplia derrota de Griñán, salvo él, como dijo días atrás.

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Ahora todos están pendientes de lo que haga y diga Griñán. En Andalucía y en la dirección federal del PSOE, que pilota Alfredo Pérez Rubalcaba, con quien Griñán almorzó el Sábado Santo en Marbella. El dirigente socialista tiene una agenda muy cargada hasta el verano. Toda su atención está dedicada al posible acuerdo con Izquierda Unida. Su preferencia y la de todo el PSOE es formalizar una coalición de Gobierno, pero hasta que IU no dé el paso definitivo —ayer los sectores próximos al líder del CUT, Juan Manuel Sánchez Gordillo, volvieron a mostrar su rechazo a un cogobierno— no podrá empezar a despejar incógnitas sobre el próximo Ejecutivo autónomo. Está previsto que el nuevo Gobierno tome posesión la primera semana de mayo en las peores condiciones económicas posibles y con un Gobierno central que ha dejado clara su intención de hacer una oposición dura al andaluz.

Muchos acogieron con desdén a Micaela Navarro la noche electoral

Según varias fuentes, Griñán baraja reducir consejerías y una estructura de la Junta menos pesada, pero todo está supeditado al acuerdo con Izquierda Unida. En la negociación entre los dos partidos aún no se ha hablado de repartos de cargos ni de personas, aunque este asunto se abordará a partir de este lunes, toda vez que el Parlamento se constituye el próximo jueves. PSOE e IU sumarán mayoría en la Mesa de la Cámara en la que lo previsible es que el único representante de la federación ocupe la presidencia.

Griñán no ha hablado con los suyos sobre reparto de poder, pero está claro que las cuatro personas que forman parte de la delegación negociadora socialista son sus principales apoyos (los consejeros Mar Moreno y Antonio Ávila, la secretaria de Organización, Susana Díaz, y el portavoz parlamentario, Mario Jiménez). Varias fuentes consideran que Griñán mantendrá la columna vertebral de su Ejecutivo (Ávila, Moreno y la responsable de Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, por este orden) y una amplia mayoría cree que propondrá la continuidad de Mario Jiménez al frente de la portavocía parlamentaria.

El CUT de Sánchez Gordillo vuelve a rechazar un pacto con el PSOE

Pero no sólo los socialistas están pendientes. Muchos sectores ajenos a la política están muy preocupados con el posible papel que pueda tener Izquierda Unida. Se trata de sectores muy conservadores ligados a intereses empresariales (no confundir con la CEA) y también de la judicatura, donde no gusta, por decirlo de manera suave, que Justitica, ahora ligada a la Consejería de Gobernación, recaiga en IU.

El congreso del PSOE de Andalucía, en la que optará de nuevo a la secretaría general, figura en la última de las preocupaciones de Griñán. Será a finales de junio y a partir de ahí vendrán los congresos provinciales. El PSOE es ahora un partido poco cohesionado, con muchas heridas abiertas tras el congreso federal y la elaboración de las listas, con menos poder que hace cuatro años y Griñán no tendrá tiempo de dedicarse a él. Pero de él sí depende, más que cuando accedió hace tres años a la secretaría general, que el partido no sea un foco de problemas.

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