Fondos ‘azules’ para proteger los mares
Las emisiones de títulos para financiar el uso sostenible de las aguas crece como alternativa para gobiernos, bancos y empresas
En noviembre de 2018 el mercado de emisiones volvió a colorearse, esta vez de azul. El Gobierno de las islas Seychelles colocó 15 millones de dólares con el propósito de financiar el uso sostenible de sus aguas en el océano Índico. La emisión contó para su diseño con la garantía del Banco Mundial y una fundación ligada al príncipe Carlos de Gales. Aunque la suma recaudada fue pequeña, sirvió como prueba del concepto bonos azules.
Canje de deuda
Un paso más allá lo ha dado Belice, que firmó en septiembre de 2021 un canje de deuda por medidas de protección ambiental con The Nature Conservancy (TNC), una organización ambientalista, gracias a la cual la deuda externa del país se redujo en nada menos que el 10% del PIB.
Una filial de TNC prestó fondos a este país centroamericano para que pudiese recomprar un superbono de 553 millones de dólares —la totalidad del saldo de deuda pública comercial externa, equivalente al 30% del PIB— a un precio reducido.
Fue una negociación larga. Los tenedores de bonos, entre los que estaba la sociedad de inversión Abrdn, encontraron una reestructuración viable. La operación se financió mediante la colocación de 364 millones de dólares en bonos azules, en una venta suscrita por Credit Suisse. El seguro corrió a cargo de la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional (DFC), el banco de desarrollo de EE UU. A cambio, Belice se comprometió a destinar cuatro millones de dólares anuales a la conservación marina hasta 2041.
El país duplicará sus parques de protección marina —que engloban arrecifes de coral, manglares y pastos marinos—, que pasarán de representar el 15,9% de sus aguas al 30% antes de 2026. Y un fondo de 23,5 millones de dólares financiará la protección ambiental más allá de 2040.
“Este ejemplo puede servir de modelo para futuras reestructuraciones de deuda pública a favor del medio ambiente. Un tipo de transacción de canje de deuda por naturaleza que podría tener especial relevancia para los países menos desarrollados con problemas climáticos y medioambientales como Maldivas, Costa Rica y Sri Lanka”, comenta Cecely Hugh, asesora de inversiones de deuda emergente en Abrdn.
Nuevas oportunidades
El Gobierno de Ecuador ultima el lanzamiento de una emisión azul. El presidente del país sudamericano, Guillermo Lasso, anunció la ampliación de la reserva marina de Galápagos en la última Cumbre del Clima en Glasgow. Hace una semana, la zona protegida aumentó de 133.000 a 193.000 kilómetros cuadrados con la creación de la nueva reserva marina Hermandad, de 60.000 kilómetros cuadrados.
Gustavo Manrique, ministro del Ambiente, Agua y Transición Ecológica de Ecuador, anunció que la nueva emisión sería más elevada que la de Belice, superior a los 370 millones de dólares, y serviría para reducir su deuda externa, aunque se ha negado a desvelar el monto exacto. Varios bancos de inversión diseñan la estructura.
Este negocio comienza a tenerse en cuenta en la estadística de bonos. Así, Dealogic recoge ya 12 emisiones de estructura azul por valor de 2.856 millones de dólares en los últimos dos años. Entre los colocadores, además de los citados, sobresalen el Banco Mundial, Banco de Desarrollo de Asia, Banco de China y Banco Industrial de Hong Kong.
En Europa, “este mercado recibirá un gran impulso cuando próximamente la UE publique los nuevos criterios de taxonomía sobre actividades económicas que puedan contribuir al uso sostenible del agua y los recursos marinos”, avanza Jesús Mardomingo, socio del despacho Dentons y profesor de Finanzas Sostenibles en el Instituto de Estudios Bursátiles (IEB).
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