El movimiento de una nueva especie

El ciclo Sección Irregular del barcelonés Mercat de les Flors emprende su recta final. Recta más que jugosa y que comienza el viernes 25 con un programa donde destaca el estreno de la nueva pieza de Amaranta Velarde: Hacia una estética de la buena voluntad. Hasta el domingo, y en un programa donde el público también podrá asistir a la intervención de la artista plástica Luz Brotto y a la desconstructiva sesión de música de Evol, Velarde presenta su nuevo trabajo después de abrir bocas en Barcelona con sus dos anteriores obras: Lo Natural y Against Architecture V#2, una adaptación coreográfica esta última de la obra original del creador con el que estuvo diez años trabajando, el coreógrafo checo-portugués Bruno Listopad. Bajo un título en absoluto irónico y junto a la bailarina Diana Gadish, Velarde busca otra manera de estar y accionar en escena.

Sección Irregular, ciclo experimental y vanguardista que comenzó hace tres años, ha sabido encontrar un pulso adecuado con el público de Barcelona y la cartelera de danza del Mercat. Por sus tres ediciones han pasado, entre otros creadores, artistas como Itziar Rozas, Marc Vives, La Ribot, Norberto Llopis o Alix Enaudy. Este año, además, destacan las charlas que han tenido lugar con el comisario independiente Manuel Segade y con el antropólogo Gabriel Horta. El cruce de caminos entre la reflexión, las plásticas, la performance y la danza es la seña de identidad de este ciclo que concluirá el nueve de mayo por todo lo grande con la bailarina María Jérez y el grupo Chico y Chica.

Velarde, como decíamos, llega a Sección Irregular después de mostrar dos trabajos cargados de ironía y crítica con el mundo hipertecnológico, individualista y pos-opulento que nos ha tocado vivir. En Against Architecture V#2 Velarde cargaba además y especialmente contra la representación en la escena y contra el cuerpo del intérprete siempre al servicio del drama y la representación. Una crítica irónica, elaborada y no exenta de humor inteligente. Al preguntarle si el título de la obra iba por el mismo irónico camino Velarde contesta: “No, en absoluto. Del título me interesan dos palabras. Estética es una de ellas. En esta pieza queremos desarrollar un trabajo más sensorial, más centrado en las texturas que en lo textual. Y me interesa la palabra voluntad, pretendemos que el movimiento surja de una manera indirecta, no voluntaria. Permitir el accionar, estar en escena sin imponer tu voluntad. Queremos vaciar el cuerpo, despersonalizarlo, un cuerpo sin dramas, sin historia personal… Intentamos entender el cuerpo más como una materia que como un contenedor de subjetividad”, explica con detenimiento Velarde que en esta ocasión cuenta en escena con Diana Gadish, “para este trabajo, que como decía intenta desdibujar el yo, era imprescindible que fuese un dueto. En escena jugamos con la empatía del otro pero de forma sutil, compartimos imaginarios y una manera común de pensar el cuerpo, pero no los movimientos. Te dejas afectar por el otro pero no lo imitas”.

Amaranta Velarde llegó a Barcelona en el año 2011 después de formarse y estar más de diez años trabajando como intérprete en Holanda, donde desarrolló su trabajo sobretodo con Bruno Listopad  pero también con coreógrafos como Mureddu, Kontzesky o Stechnman. El cambio al llegar a la realidad peninsular fue grande: “La palabra clave es adaptación, encontrar la manera de que la precariedad juegue a tu favor, que es como ser listo ¿no?, lo cual es todo un reto que creo que todavía no he conseguido”, medio bromea Velarde. “En Barcelona lo que me he encontrado es un desequilibrio entre el talento y el apoyo que existe, entre las ganas y el apoyo que se da a todo eso. Es verdad que en Holanda se podían —ahora también ha cambiado bastante— elaborar proyectos, tener plazos mayores para investigar, no tener como yo ahora que trabajar en otras cosas para poder bailar… Pero también es cierto que en Holanda existe una escena que vive con una excesiva comodidad que, en algunos creadores, genera apatía y cierta institucionalización”, matiza Velarde. “En este caso, con Hacia una estética de la buena voluntad, me siento una privilegiada porque, si bien no se han dado las condiciones ideales, sí ha habido apoyos. Y, la verdad, este estreno así me lo tomo, como un privilegio”, comenta Velarde que para esta pieza ha contado con el apoyo del Mercat de les Flors, El Graner, L’Animal a l’esquena y La Poderosa.

En Barcelona he encontrado un desequilibrio entre el talento y el apoyo que recibe

Al preguntarle por el tipo de movimiento que surge en esta pieza Velarde intenta explicar: “El movimiento en esta pieza intenta alargarse en el tiempo, suspenderlo, y que en esa suspensión surjan micro movimientos. Me interesa el movimiento que se origina desde el permitir y el soltar. Trabajamos con el imaginario de ser movidos, de que el tiempo entra dentro del cuerpo. Se trata de abrir, de abrir las articulaciones, de abrir la acción para no limitarla a un significado, sino dejar que circule”. Afirmaciones que contrastan con los dos trabajos anteriores, trabajos estructurados incluso en acciones, con estructuras más fragmentarias. “Sí, los trabajos anteriores eran más fragmentarios y esta pieza es casi un deseo de resolver la ironía que estaba muy presente en Against Architecture V#2. Aunque una cosa es la intención que uno tenga y otra cómo se vaya desarrollando el trabajo y cómo lo reciba finalmente el público”, explica Velarde. “En Against Architecture V#2 se criticaba duramente la representación y al cuerpo en escena... Además, era raro ver que lo que más intentaba machacar era lo que más le gustaba a mucha gente que venía a comentarme… Pero si criticas ¿qué otras opciones existen? Hacia una estética de la buena voluntad intenta responder a esto”, explica Velarde. “La pieza se inspira en el libro de Michel Houellebeq Las partículas elementales, libro donde se crea una nueva especie a través de la genética. Jugamos con eso, con el concepto de una nueva especie, quizá alguien piense que los seres que ve en escena tienen algo de melancólicos, de tristes. Para mí, no. Para mí, eso es positivo. La especie humana está gastada y la pieza pretende ser una crítica a la voluntad humana que nos ha llevado a esto”, afirma Velarde.

Tras la pieza de Amaranta Velarde el público podrá asistir a un recorrido por el teatro a cargo de la artista Luz Broto, y a un concierto de Evol, proyecto de Roc Jiménez de Cisneros y Sthephen Sharp, en el que estos dos artistas del soundart intentaran desconstruir la cultura rave a base de composiciones algorítmicas.