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Un archivo (casi) inexistente del pasado ‘queer’ latinomericano

El artista visual Felipe Rivas San Martín crea con inteligencia artificial 108 fotografías de parejas homosexuales latinoamericanas de clase trabajadora

Fotografía generada con inteligencia artificial para el libro 'Un archivo inexistente'.

Las imágenes tienen un aspecto anacrónico como si pertenecieran a algún álbum familiar del pasado. En una de las fotografías aparecen dos hombres sonrientes tomados de la mano en medio de un paisaje rural y desértico. En otra, unos campesinos funden sus rostros en un beso tierno y apasionado. También podemos encontrar a dos mujeres que entrelazan sus dedos mirando hacia un horizonte lejano. Parecen ser parejas LGTBI+ de algún rincón de Latinoamérica. Sin embargo, estas escenas en blanco y negro nunca existieron frente a una cámara. Las fotos, en realidad, forman parte de una secuencia realizada con inteligencia artificial (IA) a cargo del artista visual Felipe Rivas San Martín (43 años, Valdivia, Chile) que desafía la ausencia de registros históricos amorosos de estas experiencias, especialmente desde el sur global.

Las 108 fotografías de homosexuales de clase trabajadora, que han sido expuestas en México, Brasil, España y Reino Unido, se reúnen ahora por primera vez en el libro Un archivo inexistente (Écfrasis ediciones), que fue presentado el pasado 15 de marzo en el Archivo Arkhé, un centro de documentación especializado en arte moderno, contemporáneo e historia cultural LGTB+ de Madrid. “Los registros del pasado homosexual latinoamericano son violentos porque están construidos desde una mirada heteronormativa”, explica Rivas en conversación con EL PAÍS.

Se trata de un ejercicio retrofuturista, que explora la tensión entre lo nuevo y viejo, utilizando algoritmos para volver a imaginar el pasado queer del continente y reivindicar algo que no pudo ser. Y aunque existen ejemplares que recopilan instantáneas históricas de la diversidad sexual como Loving. Una historia fotográfica (2020), de Hugh Nini y Neal Treadwell —que reúne 327 fotos de amor masculino desde finales del siglo XIX hasta la primera mitad del XX—, estos archivos provienen en su mayoría de Europa y Estados Unidos.

Aquellas imágenes sobrevivieron a la erosión del tiempo, el olvido y la censura de la época, y siguen siendo un registro excepcional. Así, en lugar de hallar un archivo preservado, Felipe Rivas desarrolló uno especulativo en 192 páginas. Las imágenes han sido construidas desde 2022 con la técnica de generación de texto a imagen llamado prompt textual. “Empecé a experimentar con modelos generativos de IA en diferentes proyectos. Además, me dediqué a revisar algunos archivos reales de la memoria queer, particularmente de un médico portugués”, cuenta.

El número 108 homenajea a los homosexuales que fueron perseguidos en 1959 por la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay, acusados de asesinar a un locutor radial.

El artista visual se refiere al libro Homosexualismo e endocrinología (1938), de Leonidio Ribeiro, cuyas imágenes procedían de personas detenidas en las plazas de Río de Janeiro o en prostíbulos clandestinos. “Son cuerpos desnudos frente a una cuadrícula que los mide anatómicamente con el objetivo de estudiar los orígenes de la homosexualidad”, señala. Ribeiro fue un seguidor de las ideas del médico Gregorio Marañón (1887-1960), una de las figuras decisivas en la configuración de un discurso sobre lo gay (y su censura) en la primera mitad del siglo XX, porque consideraba entonces que era una enfermedad que se podía curar.

Y pese a que ha habido voluntad política de invisibilizar esta realidad, la diversidad sexual siempre ha estado latente, al menos, en las páginas rojas de la prensa, enfatiza el autor de la obra. Durante el gobierno de la Unidad Popular en Chile y en un contexto de polarización política, por ejemplo, se realizó la primera manifestación homosexual que pedía fin al acoso policial. Los periódicos utilizaron términos peyorativos y discriminatorios para nombrar a los asistentes. “Fue muy homofóbico”, expresa. Otro caso de este tipo es lo ocurrido en México en 1901, cuando una fiesta terminó en una redada policial y los titulares de ese tiempo lo calificaron como El baile de los 41 maricones. “La prensa conservadora y la de una posición popular y sindical revolucionaria arranca las vestiduras ante tal hecho”, complementa Héctor Domínguez (63 años, Hermosillo, México), investigador en estudios culturales, género y sexualidad en la Universidad de Texas (Estados Unidos).

Para Domínguez continuamente han existido “muchas estrategias” para hacerse visibles. “Si leemos ingenuamente no nos daremos cuenta, pero si observamos los gestos y los silencios, nos vamos a encontrar con que nosotros siempre hemos pugnando por la visibilización”, indica el experto, que no participó del proyecto.

Rubios, blancos y con trajes elegantes

Crear imágenes que parecieran ser de hace 100 años y que representen a personas de Latinoamérica no fue algo fácil. Al comienzo, cuando el artista visual ingresaba las indicaciones en el programa Stable Diffusion, el sistema lograba generar fotografías con apariencia antigua, pero las figuras resultantes eran rubias, de piel clara y con trajes elegantes, reproduciendo sesgos alejados de la realidad histórica del continente.

Fotografía generada con inteligencia artificial para el libro 'Un archivo inexistente', cedida por el artista visual.

“No es solo un proyecto que represente minorías sexuales”, enfatiza el artista visual, sino que también incluye los vectores raciales, de clase y localización. Los bancos de imágenes con los que se entrenan los sistemas de IA generativa suelen tener información limitada, haciendo que ciertas comunidades y fenotipos no existan. Rivas San Martín tuvo que afinar las indicaciones, especificando la nacionalidad, ya sea peruana, chilena, mexicana o boliviana de las personas, su ocupación, el lugar en el que debían situarse y otros detalles.

Lo radical del libro, argumenta el artista visual, es que no son “transgresoras de golpe”, sino que la dislocación las convierte en políticas. La historiadora del arte Mariairis Flores (34 años, Marchigüe, Chile), que colaboró en uno de los relatos de Un archivo existente, señala que las fotografías al mismo tiempo generan un sentimiento complejo como es la anemoia o la capacidad de sentir nostalgia por algo que no se ha experimentado. “En el fondo nos está mostrando lo que esta obra puede hacer y cómo esto influye en los espectadores”, expresa.

Un revisionismo del pasado queer

Las fotografías, a pesar de su apariencia de época bien ejecutada, presentan detalles. Son distorsiones anatómicas propias de la IA que el artista, lejos de corregirlas con programas como Photoshop, optó por conservarlas para evidenciar que se tratan de imágenes imposibles. Cynthia Shuffer (40 años, Santiago, Chile), archivera y académica del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile, sugiere que reescribir la memoria para restituir su valor afectivo, político y cultural en el presente, no es solo un “ejercicio artístico”. “Así como las imágenes y los archivos no pueden por sí solos salvarnos de la ausencia o la injusticia, debemos ser nosotros quienes otorguemos significado y sentido a los archivos”, sostiene.

“Para que dos mujeres hayan estado besuqueándose en plena calle en medio de una pampa salitrera del norte de Chile a principios del siglo XX, tendría que haberse reconfigurado todo el contexto cultural, político y social para que fuese real”, agrega el autor de la obra.

Fotografía generada con inteligencia artificial para el libro 'Un archivo inexistente', cedida por el artista visual.

Héctor Domínguez dice que la idea de pareja e incluso de enamorarse arribó en los años setenta. “Nos llegó con el activismo. Eso no existía antes y no sigue existiendo en ciertas capas de la sociedad latinoamericana”, asegura.

El artista visual opina, por su parte, que hacer el revisionismo histórico del pasado, que realiza el cine o las series de televisión como Los Bridgetonconstruyen algo alternativo más positivo para las minorías”. “En el caso de esa serie, te muestran realeza negra en Inglaterra. A mí me parece que ese tipo de ejercicio que están haciendo las industrias culturales masivas es importante porque sí presenta otras maneras de entender el pasado y proponen otro tipo de historia desde la ficción”, reflexiona Rivas San Martín.

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