Un chiquito entre los mastodontes
Ewan, menos de 1,70, se impone a los jerarcas del 'sprint' y Dumoulin es el nuevo líder
- Tenían que haber elegido para el final una de las dos cuestas que hay a izquierda o derecha, antes de la meta. La que quieran. Ahí tienen cuesta hasta la colina, donde está esa casa. Por ahí bajo yo con el coche y bajo cagao, dijo el lugareño en la calle Oromana, poquito antes de la meta.
- Eso sí que sería sufrir, pero es muy estrecho. Lo mejor sería acabar en el castillo, que la Pantoja está casi 10 kilómetros de la Pantoja, o sea, de la cárcel, dice él que le llama Bigotes por razones estéticas, no políticas.
- ¿Qué has dicho al papparazzi?, dice el lechero.
- Que siga ahora adelante, que aquí no está, -dice Bigotes.
- ¿Tú sabes por qué mi empresa está en el Camino de Cuchipanda?, dice el lugareño.
- Por la juerga, supongo.
- No, porque tenía un Panda. Ahora que tengo un BMW, me dicen si voy a cambiar la dirección de la empresa. ¡Qué jodidos!
Contaban más y más cosas, mientras el pelotón se desperezaba en Rota cuando en Alcalá de Guadaíra, donde saluda al sol muy pronto —como dice su alcalde— se desayunaba zurrapa, un lomo frito en manteca de cerdo y sal, que se deshilacha como la carne mechá y se le aplican especias. Por ahí fueron, mientras unos hacía unas cosas y otros hacían otras. Escapaba el etíope Grmay con el banderazo de salda y se le añadían después Keisse y Duchesne. Era el estribillo de la etapa, un silbido lejano.
Y mientras andaban en esto y aquello, entre unos y otros, con los fugados de permiso hasta que hay que volver al recinto —¿les suena la tonadilla?—, la escapada murió en las orillas del Guadaíra. El pueblo que perdió la tilde sin saber por qué. Y cuando se esperaba a Sagan, a Degenkolb, apareció un intruso, un chico pequeñito, enjuto, aceitunado, 1,65m, de madre coreana, o sea, rasgos asiáticos. Y la cocina en miniatura del sprint se impuso a la musculatura de Degenkolb o Sagan. Es la Vuelta de los chiquititos: Chaves, sin maillot de su talla, y Ewan, chiquitito frente a gigantes. Y el otro chiquito, Esteban Chaves, se quedó sin maillot de líder. Se lo quitó el holandés Dumoulin, más listo, con el reloj más en hora.
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