Pedrosa y las charlas para un triunfo
Juan Martínez o Mamola se solidarizaron con el piloto español tras su mal inicio de temporada y le ofrecieron su ayuda
En el Día de los campeones, una subasta que se celebra cada jueves del gran premio de Gran Bretaña en el circuito de Silverstone, los pilotos de MotoGP llevan piezas de valor: un casco, un mono, un neumático firmado... y Two Wheels for Life destina a África la cantidad recaudada con fines benéficos. Allí se encontró Dani Pedrosa con Randy Mamola, ex piloto de 500cc, que se ofreció para echarle una mano.
“Había leído, no recuerdo dónde, que Dani estaba cansado ya de explicar a la prensa siempre lo mismo: dónde fallaba o por qué tenía problemas con la moto”, explica el cuatro veces subcampeón del mundo. “Se ofreció a ayudarme, a ir a cualquier curva y decirme qué hacía bien o mal. La gente se solidariza conmigo. Y eso está bien”, recordaba hace unos días Pedrosa, ya en Misano.
Eso que el piloto de Honda había estado explicando recurrentemente esta temporada tiene que ver, básicamente, con dos conceptos: neumáticos y aceleración. Los nuevos Michelin se advirtieron en las primeras carreras —sobre todo después de que la suministradora de neumáticos endureciera la carcasa por seguridad tras el accidente de Redding— demasiado duros para Pedrosa, 1,60m y 51 kilos, para quien era más costoso ejercer presión sobre las gomas y calentarlas, de modo que ni cogían temperatura, ni le daban la confianza suficiente para atacar el crono.
A esto se añadían los problemas que ya tenía la casa Honda con una moto que erró el tiro en la elección del motor en pretemporada, pese a ceder y cambiar el concepto para hacerlo con motor contrarotante, cuyo cigüeñal gira hacia atrás para (en teoría) favorecer la agilidad de la moto. La aceleración era y sigue siendo el punto débil de la RC213V. Ocurrió, además, que este curso, a diferencia del anterior, la electrónica ya no podría salvarles.
Honda tenía un software y una centralita electrónica propios, pero con la introducción de la nueva electrónica de Magnetti Marelli para todos controlar el motor no era tan sencillo. Les ha costado muchas horas de trabajado desarrollar el nuevo sistema. Y solo tras una docena de grandes premios han advertido algún avance: “En Austria se notó alguna mejora en aceleración, pero en realidad depende todo mucho de cómo hagas trabajar el neumático trasero”, concede Pedrosa.
Lección número uno de MotoGP: las gomas marcan el límite en MotoGP, son el primer punto de contacto del piloto con el asfalto, su única referencia.
Pedrosa ganó en Misano porque por fin dio con un neumático con el que se sintió a gusto. Un nuevo delantero, al que Michelin llamó blando, “pero que en realidad es un medio”, pero cuya carcasa era hasta ahora inédita. Fue el único que se atrevió con él. “Me decidí por sensaciones. Sabía que era el único con ese neumático y se me puso el culillo así, un poco apretado, en la salida, pero confié en mis sensaciones y eso fue lo que me permitió después ir más fino”, explicaría después de la carrera, en la que se impuso a los grandes favoritos con un ritmo bárbaro.
Tras el test privado que Honda hizo el lunes después de Brno, tres grandes premios atrás, el piloto catalán buscó una configuración estándard con la que sentirse medianamente cómodo en todos los circuitos —“aunque no fuera perfecta”, confesaba al llegar a Silverstone— y así poder concentrarse solo en dar vueltas y recuperar sensaciones, recuperarse con el piloto que nunca había dejado de ser. “Cuando tienes una configuración que no te da sensaciones no avanzas, busqué una con la que me sentía cómodo para mejorar a partir de ahí”, explicó. No volvió a buscar a Mamola. Pero ya tenía a otro amigo ayudándole. Era Juan Martínez, ex jefe de mecánicos de Nicky Hayden, entre otros.
“Es un amigo de mucho tiempo, y como muchos amigos en los momentos difíciles se ofrecen para ayudar a que salgas de esa situación. Su papel no es técnico porque no está en el equipo, pero está ahí para ayudar en lo que necesite”, decía Pedrosa en Misano, después de exhibir un gran ritmo en los primeros libres.
Tras su primera victoria del año, Martínez, desde la discreción más absoluta apunta: “Las nuestras son conversaciones personales. Compartimos charlas en un momento complicado para él. Y yo solo intento ayudarle a que tome las mejores decisiones, a que entienda por dónde debe tirar”. De momento, le ha guiado por el buen camino.
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