Wozniacki reverdece con la Copa de Maestras
La danesa, exnúmero uno y sin ningún grande, cierra un curso notable con un triunfo ante Venus en la final de Singapur: doble 6-4 (1h 29m). Después de barajar la retirada, logra su premio más prestigioso
Era 2010 y los rectores de la WTA se frotaban las manos. El tenis femenino enaltecía a su nueva reina, una chica danesa, entonces 20 añitos y en el fondo un activo de lo más oportuno. Juventud, frescura, belleza; Miss Sunshine, le llamaban por su resplandeciente sonrisa. Un combo perfecto para el circuito. En medio del baile de las gigantas (Serena, Sharapova, Clijsters…), un rostro nuevo se hacía con el número uno, honor que defendió durante 66 semanas. Era Caroline Wozniacki, Sweet Caroline, la campeona que, por eso de las lesiones y una ruptura sentimental con el golfista Rory McIlroy a las puertas del altar, de repente desapareció del mapa. Hasta ayer.
En otra de esas rocambolescas novedades que regala el tenis femenino en estos últimos tiempos, Wozniacki, número uno hace siete temporadas y hace un año en la duda de dejarlo o no, se proclamó campeona del Masters de Singapur al derrotar en la final a la veterana Venus Williams: doble 6-4, en 1h 29m. La danesa, de 27 años, logró así el título más prestigioso de su carrera y cerró una fabulosa semana en la que solo cedió un partido, el último de la fase de grupos, ya con el pase asegurado. De esta forma, la nórdica sucedió en el palmarés a la eslovaca Dominika Cibulkova, la triunfadora hace un año.
En las últimas temporadas, parece ser que el evento se ha empeñado en reventar todas las quinielas. Hace dos años la vencedora final fue la polaca Agnieszka Radwansa, excelente tenista, pero sin grandes reconocimientos en su expediente; en 2016 la que se hizo con el botín fue Cibulkova, la pulga que desafía al circuito con su 1,61 de estatura; y esta vez, la que posó con el trofeo fue Wozniacki. La danesa llevaba varios cursos en el olvido, perdida durante varias fases en una tierra de nadie, en la indefinición. Sin embargo, esta edición ha despachado rivales con una facilidad abrumadora. Solo entregó dos sets en toda la competición.
Comenzó por Elina Svitolina (6-2 y 6-0), continuó con la número uno, Simona Halep (6-0 y 6-2) y solo se tomó un respiro frente a Caroline Garcia, a la que, dicho sea de paso, también le endosó una manga en blanco a pesar de la derrota; luego le tocó turno a Karolina Pliskova, que le exigió un punto más (7-6 y 6-3) y en la final regresó a la fórmula mecánica y contragolpeadora para derribar a Williams, que se resistió con toda la entereza del mundo. Eso sí, un mundo entre las dos. La una, todo piernas y más piernas, carreras y un despliegue físico envidiable, mientras que la otra economizó lo que podía porque desde el otro lado se le planteó una prueba de resistencia y ese depósito, a estas alturas, da de sí lo que da de sí.
La lentitud de la pista, determinante
Soberbio el torneo y la campaña que ha completado la estadounidense (37), quien a falta de caballos tira de su magnífico análisis del juego y la derecha para prolongar su longevidad. Quizá le falte el físico, pero seguramente su propuesta ambiciosa seduce más que la de su contrincante, tan sólida como calculadora, más pendiente siempre de no dar ningún paso en falso (ocho errores en la final) que de ir a la carga. Wozniacki venció, pero las palmas del público hacia la norteamericana hablaron. Venció, pero no sedujo del todo. Pertenece la de Odense a esa clase de jugadoras que rentabilizan más el error ajeno que la definición propia.
Es su receta y le funcionó de maravilla esta semana del Masters, con la que, además, maquilló su mala estadística este año en las finales: de las siete previas que había disputado solo ganó la de Tokio, el mes pasado. En Singapur, donde perdió en la de 2010 con la belga Kim Clijsters, le ha bastado con no meterse en enredos y la seriedad, aprovechando la inercia positiva que traía en pista dura. En este terreno ha sumado 60 victorias, más que nadie. Un factor, el de la pista, muy determinante precisamente.
En el evento de las maestras, localizado en el Singapore Indoor Stadium, la superficie era “extremadamente lenta”, en palabras de Venus el primer día, lo cual ha favorecido mucho los intereses de Wozniacki y ha perjudicado el de las pegadoras. En Singapur, la bola va lenta, lenta, lenta. Plomiza hasta el límite. El suelo es rugoso y la pelota se agarra mucho en el bote.
Ascenso al tercer escalón del ‘ranking’
De esta forma, los latigazos de Williams tuvieron menos efecto sobre el parapeto defensivo de la nórdica. Bregó la estadounidense, que en el primer parcial solo se despegó en el desenlace (replicó dos roturas) y en el segundo casi firma una remontada extraordinaria. 5-0 abajo, tiró de amor propio para reengancharse (5-4) y animar a la grada, pero Wozniacki anuló la reacción cuando debía hacerlo, porque de lo contrario la historia podría haber sido muy distinta. Se sostuvo, batió por primera vez a Venus (7-1 ahora en el cara a cara) y recogió el trofeo (tiene 27 individuales) que constata su vuelta a las alturas.
Sin hacer ruido, en este complicado laberinto del tenis femenino, la danesa vuelve a estar ahí, como maestra y no demasiado lejos (ahora es la tres) del número uno, en manos de Halep. Hace un año, castigada por las lesiones, Wozniacki solo veía fantasmas, tal vez lo dejaba... ¿Quién lo hubiera dicho?
EL LISTADO DE LAS MAESTRAS
LAS CAMPEONAS DE LA ÚLTIMA DÉCADA:
2017: Caroline Wozniacki (DIN)
2016: Dominika Cibulkova (ESL)
2015: Agnieszka Radwanska (POL)
2014: Serena Williams (USA)
2013: Serena Williams (USA)
2012: Serena Williams (USA)
2011: Petra Kvitova (RCH)
2010: Kim Clijsters (BEL)
2009: Serena Williams (USA)
2008: Venus Williams (USA)
2007: Justine Henin (BEL)
LAS 10 TENISTAS MÁS LAUREADAS:
Martina Navratilova (8), Steffi Graf (5), Serena Williams (5), Chris Evert (4), Monica Seles (3), Kim Clijsters (3), Evonne Goolagong (2), Gabriela Sabatini (2), Martina Hingis (2) y Justine Henin (2).
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