“¡Ritmo alto de balón! ¡Tac-tac-tac!”
La federación reivindica a Luis Aragonés con un homenaje y un documental cuando se cumplen diez años del triunfo del fútbol de toque en la Eurocopa de 2008
Es el 18 de junio de 2008 en el pequeño estadio de Salzburgo. Hace una tarde soleada de primavera en el valle del Danubio y el aire huele a flor de castaño y salchichas asadas. Es el descanso del último partido de la fase de grupos de la Eurocopa y España va perdiendo 1-0 ante Grecia. En el interior del vestuario Luis Aragonés abre paso entre la agitación de jugadores y auxiliares dirigiéndose al portero para que deje de sacar en largo porque los centrales griegos ganan siempre. El seleccionador le pide al portero que inicie la jugada por abajo, con Sergio Ramos y Capdevila.
—¡Reina! ¡Por arriba no! Por arriba no podemos; no estamos cogiendo ninguna. Los laterales vienen a la posición del balón y salimos con ellos.
Es el 26 de junio y España se juega el pase a la final ante Rusia en el estadio Ernst Happel de Viena. La semifinal está 0-0 al descanso y el vestuario de la selección es un hervidero. Prevalecen las voces de Xavi Hernández y de Luis Aragonés.
—¡Vamos a presionarlos arriba y a jugar en campo contrario!—, le dice Xavi, que está de pie, a Cesc y a Iniesta, que le miran desde una banqueta.
—La línea de cuatro centrocampistas tiene que estar cinco metros más allá de la línea del mediocampo, como mucho a tres. Arriesgamos más [con pases más verticales]. A ritmo alto de balón. ¡Tac-tac-tac!—, grita Luis, en el medio de la sala.
Cada cultura tiene un mito del que renace cada día. La epopeya fundacional, el Quijote del fútbol español, fue la Eurocopa de 2008. Ahí se desarrolló la obra magna de un hombre inspirado, el entrenador Luis Aragonés, y una compañía de jóvenes entusiasmados ante la posibilidad de crear algo completamente nuevo que diera sentido al juego al que dedicaron la vida. La aventura está recogida con belleza y acierto en el documental Luis, el Sabio del Éxito, que se presentó este martes en la sede de la federación española de fútbol, en Las Rozas, en el curso de un homenaje a Luis Aragonés cuando se cumple una década del torneo donde la selección de España se revolucionó a sí misma y revolucionó el fútbol mundial.
Acudió la plantilla de la selección absoluta al completo, animada por Luis Rubiales, el presidente federativo, que intuye la importancia de las ideas que subyacen en el personaje heroico, justo cuando el desastre del Mundial de Rusia anima un debate sobre la identidad del fútbol español. La hazaña de 2008-2012 recuerda el camino hacia el futuro.
El documental, que dura 63 minutos, es el resultado de editar las 50 horas de metraje de la película que grabó Xavi Enríquez. Miembro del cuerpo técnico de la selección de 2008, Enríquez registró los partidos y los entrenamientos para su posterior análisis, y —entre medias— dejó que sus cámaras recogieran la vida cotidiana del equipo. Desde los vestuarios hasta el autobús, pasando por los salones de los hoteles en los que se impartían las charlas y se celebraban las conjuras. Fue el preparador físico de Luis, el venerable Jesús Paredes, quien custodió el material y alertó a Rubiales.
La selección absoluta, los veteranos, los directivos y la familia del ídolo acudieron a una presentación cargada de señales. El evento tuvo un punto sobrecogedor. Las arengas volvieron a provocar vibraciones en los nuevos y en los viejos futbolistas congregados, y las chanzas y las ocurrencias desataron la risa sin olvidar la máxima: cuidar la pelota es la ley.
Nunca fuetiqui-taca, pasar el balón por pasar, sino tac-tac-tac. Puestas en boca de Aragonés, un hombre que por aquel entonces contaba 70 años y que había podido vivirlo casi todo, las palabras cobran otro relieve: el de un técnico que cuidaba a sus jugadores hasta el detalle y que los embarcaba sin esforzarse en una atmósfera amena, cuando no hilarante. El maestro que charla con el grupo antes de los cuartos de final con Italia sabe que la risa obra la magia de la comunión.
—Ayer me crucé con Cassano. Le dije que si se había hecho la manicura. Me miró con cara de “este tío me quiere buscar la ruina”. Si yo jugara mañana, me iría a por él y buscaría que lo expulsaran. Pero yo a ustedes no les voy a pedir eso. Les voy a pedir que no entren a las provocaciones. ¡Porque ellos os van a provocar!
Los 23 jugadores cantaron su nombre pidiéndole que siguiera en el cargo, tras conquistar el título. No le ablandaron. El viejo cogió el micrófono y se dirigió a todos en el pasillo del autobús que callejeaba por Viena:
—Escuchadme bien. Me marcho. Pero sois el mejor grupo de jugadores que he tenido. Os habéis conjurado. Cada uno sabe su rol y el seleccionador que venga no tendrá problemas. ¡Podéis ganar el Mundial!
Sergio Ramos: “Yo pondría este documental obligatorio”
Concluida la emisión del documental de la Eurocopa de 2008, las luces del pabellón se encendieron y tomaron la palabra Luis Aragonés hijo, el presidente de la federación, Luis Rubiales, y el capitán de la selección, Sergio Ramos, ante una audiencia tan emocionada como ellos.
“Yo pondría este documental obligatorio para todo aquel que quiera conocer la historia del fútbol”, dijo Ramos. “Porque refleja muy bien la filosofía de juego que creamos e implantamos, la humildad, el trabajo, la dedicación, el concepto de equipo... Muchos valores que atesora nuestro deporte y que a veces la gente olvida. Creo que Luis lo reflejó muy bien. Personalmente aprendí mucho porque a Luis le bastaba un día para poder inculcarte los valores que él exigía. Nos hizo creer. Nos convenció de que se podía ganar. Ha sido un privilegio participar de todo eso. Revivirlo ha sido un momento muy emocionante. Este documental es una reliquia. Fue el principio de una era que nos hizo ganar y que ojalá nos pueda ofrecer muchos momentos más como ese”.
Rubiales, que en 2008 todavía era jugador profesional, parecía al borde de las lágrimas cuando tomó la palabra en defensa de un patrimonio ideológico que sigue inspirando a la selección absoluta. “Luis era alguien muy difícil de definir”, dijo el mandatario. “Uno no conoce en su vida a una persona que inspire tanto respeto y tanta admiración y a la vez tanta ternura. Yo creo que está en la nobleza de su forma de ser, en esa sencillez, en cómo transmitía las cosas, que llegaba como una flecha y te atravesaba. Para mí él ha dejado un legado”.
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