Raikkonen pospone el alirón de Hamilton
El finlandés se impone en Austin cinco años después y evita la celebración del británico, que será campeón en México si termina entre los siete primeros
Kimi Raikkonen llevaba toda la temporada perdiendo posiciones en la salida para cambiar de dinámica el día más importante: el finlandés superó a Lewis Hamilton en el momento de la arrancada en Austin y enfiló la salida de la primera curva del circuito texano en cabeza, la mejor predisposición para lo que ocurrió después. El Hombre de Hielo cuadró una carrera perfecta que le llevó a ganar su primer gran premio en cinco años –desde el de Australia de 2013, cuando competía con Lotus– y la primera desde que en 2014 volvió a enfundarse el mono de Ferrari y exactamente 11 años después de ganar el Mundial con Il Cavallino Rampante, en Brasil 2007. Ironías del destino, Raikkonen volvió a encaramarse al escalón más alto del podio después de saber que la Scuderia no le renovará su contrato, ni siquiera después de que este triunfo sirviera para negarle la gloria a Lewis Hamilton.
La estrategia de Mercedes no fue la más acertada en el Circuito de las Américas puesto que el británico salió desde la ‘pole’ y no tuvo más percance que el adelantamiento que le hizo el nórdico cuando se apagaron los semáforos. La estrategia a dos paradas que llevó a cabo la marca de la estrella terminó por enterrar las opciones de su primer piloto de proclamarse pentacampeón. De cualquier forma, Hamilton lo tendrá chupado el domingo que viene en México, donde le valdrá con cruzar la meta entre los siete primeros para sentarse en la misma mesa que Juan Manuel Fangio.
Casi más destacable como el triunfo de Raikkonen fue la segunda plaza de Max Verstappen, colocado el 18º en la parrilla de salida y que un domingo más llevó a cabo una estratosférica escalada pero muy madura, sin esos volantazos que acostumbra a dar el joven talento holandés de Red Bull. Hamilton completó el podio con una tercerea plaza que le supo a cuerno quemado al chico de Tewin, convencido como estaba de dar carpetazo al Mundial en Estados Unidos, donde se había impuesto en cinco de las seis ediciones de la carrera. Sebastian Vettel, el único que todavía tiene opciones matemáticas de cuestionar el alirón de Hamilton, terminó el cuarto después de volver a perpetrar un espanto de fin de semana, con dos pifias impropias de un tetracampeón del mundo como él. El viernes, el alemán se pegó un tiro en el pie al ignorar las banderas rojas, una infracción que le valió una sanción de tres puestos en la parrilla que le eliminó de la pelea por la ‘pole’. Y el domingo tuvo el enésimo encontronazo del curso, esta vez con Daniel Ricciardo y en la primera vuelta, que le llevó de la quinta posición a la 15º. Si el corredor de Heppenheim logró irse después para arriba fue por la pegada que demostraron en Texas los bólidos rojos, circunstancia que todavía cuestiona más las últimas actuaciones de Vettel. Carlos Sainz terminó el séptimo y Fernando Alonso se vio obligado a abandonar como consecuencia de un topetazo que le dio Lance Stroll a las primeras de cambio.
La prueba se fue cociendo a fuego lento hasta las últimas 20 vueltas, momento en el que Hamilton llevó a cabo su segunda parada y enfiló la salida de los talleres con el modo ataque seleccionado. Gracias a las gomas nuevas que acababa de calzar en sui coche, el actual campeón fue recortando los más de 12 segundos de ventaja que jugaban a favor de Raikkonen a un ritmo de un segundo por giro. Lo que ocurrió es que esa frescura de los neumáticos se fue apagando con el paso de los kilómetros, hasta el punto de llegar a los tres últimos giros en igualdad de condiciones que los dos primeros. Tras un amago de tirarle el coche a Verstappen que llevó fuera de trazada al Mercedes en la penúltima vuelta, el líder del campeonato decidió no volver a jugársela y limitarse a cruzar la meta el tercero, consciente de que su entorchado es cuestión de días.
“Kimi lo hizo genial y no cometió ningún error. Gestionó muy bien la carrera, igual que Max. No sé muy bien cómo terminamos con esa estrategia”, resumió Hamilton con cara de incredulidad, sin entender muy bien qué acababa de pasar.
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