Schalke 04 contra Tasmania, el duelo más miserable de la historia del fútbol alemán
El conjunto del Ruhr, el club con más ingresos tras el Dortmund y el Bayern, suma 29 partidos sin ganar en la Bundesliga, a dos tropiezos del récord negativo, en poder del pequeño club berlinés
El capitalismo presenta dos clases de fracaso. La más frecuente es miserable. Pero la más rara puede producir beneficios siempre que el fracaso resulte singular. Lo sabe Almir Numic, presidente del Tasmania Berlín, acreditado como el peor club de fútbol de la historia de la Bundesliga.
“Yo siempre dije que con esto había que hacer una estrategia de márketing”, dice Numic, profesional del sector de la hostelería y orgulloso del pasado accidentado de la institución que preside. El Tasmania, club del barrio aluvional de Neukölln, en la capital alemana, ahora milita en Quinta División. Pero en 1965, por razones más políticas que deportivas, ascendió a la Bundesliga y fue espectacularmente vapuleado.
De aquel curso 1965-66, su única estación en la máxima categoría, el Tasmania salió con una serie de récords. El equipo que menos goles marcó en una temporada (15) y más encajó (108); el que menos puntos cosechó (8) y perdió (60); el que menos victorias logró (2) y más derrotas sufrió (28); la derrota casera más abultada de la historia (0-9), contra el Duisburgo; y el partido de la Bundesliga con menos público, apenas 827 personas en el cráter del Estadio Olímpico de Berlín un frío 15 de enero de 1966.
La placa está repleta de amarguras. Pero la joya de la corona de las desdichas son sus 31 partidos consecutivos de Bundesliga sin ganar. Este baldón es la seña de identidad del Tasmania. Aquello que lo designa, irrefutablemente, como el peor. El peor de Alemania y, por poco, el peor de Europa, pues solo se le rebaja el Derby County, que permaneció 32 jornadas sin celebrar una victoria entre 2007 y 2008.
Un patrimonio que puede desaparecer de un momento a otro. Sin posibilidad de recompensa, para desesperación de Almir Numic que ve cómo el Schalke 04 experimenta un desplome invencible: 29 partidos de Bundesliga sin vencer desde que le ganó al Mönchengladbach (2-0) el pasado 17 de enero.
Desde aquel 17 de enero se declaró una pandemia, se paró el fútbol, arrancó de nuevo, y se desarrollaron al menos cuatro vacunas. El 17 de enero va camino de convertirse en un hito en el repertorio folclórico del fútbol prusiano. Ese día el Schalke, siete veces campeón de Alemania y 16º club más rico del mundo según el informe de Deloitte de 2019, ocupaba la 5ª posición en la tabla, a solo tres puntos del Bayern, que acabaría siendo campeón. Nada hacía pensar en un desastre sin precedentes. Pero sucedió.
“La situación es muy difícil”, dice Michael Reschke, que dimitió del cargo de director deportivo tras un año intentando gestionar intereses contrapuestos. El Schalke es uno de esos clubes que por perseguir un aumento en los ingresos, escamotea fichajes librándolo todo al éxito de los canteranos. La estrategia resultaba natural gracias a una cantera que en las últimas décadas ha producido a Özil, a Neuer, o a Leroy Sané. Pero, ¿y si los jóvenes no dan el esperado salto de calidad? La crisis deportiva sobrevino sin gastos. Pero la deuda, que ronda los 200 millones, será ingobernable si el equipo baja a Segunda. “La permanencia en la Bundesliga es esencial para garantizar la viabilidad”, advirtió la directiva, en un comunicado.
Años de ahorro
Ventilado por las primas de la última Champions que disputó, en el verano de 2019 el Schalke fue el club con mayor facturación de Alemania después del Bayern y el Dortmund. Pero cerró el mercado de fichajes con un balance negativo de apenas siete millones de euros. Hasta 11 clubes invirtieron más en reforzarse. El pasado verano el saldo del mercado fue positivo: ingresó 4,75 millones de euros, según Transfermarkt. Hubo 15 clubes que invirtieron más. Hoy todos esos rivales lo superan. Con creces. El Schalke es el último clasificado con cuatro puntos (ocho goles a favor y 36 en contra) tras 13 jornadas disputadas.
El equipo con más solera del Ruhr no solo asegura su descenso a Segunda. Es, de lejos, el peor de Europa y el terror del Tasmania. “Vamos a tener que organizar una manifestación para evitar que nos quiten el récord!”, protesta Numic. “Por mí que bajen a Segunda, ¡pero que ganen un maldito partido!”.
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