Tom Brady, la gloria eterna de la Super Bowl
El veterano jugador de 43 años aumenta su mito al conquistar su séptimo anillo de campeón y llevar al éxito a Tampa Bay
El 2020 parecía el ocaso para la carrera de Tom Brady (San Mateo, California, 43 años). El legendario jugador había anunciado su marcha del equipo de su vida, los Patriots, tras dos décadas de éxitos. Durante semanas vivió en el limbo. Su salvavidas se llamó Tampa Bay. El equipo de Florida, que sufría para clasificarse para los playoffs, le dio el mando de la plantilla. Se encomendaron a su figura para encontrar la fórmula del éxito. Y la hallaron. En una temporada lograron despuntar y romper cualquier pronóstico. Los Buccaneers alcanzaron la gloria y Brady se ha ceñido ya su séptimo anillo de campeón que lo afianza como el jugador más laureado.
La historia de Brady tiene semejanzas como la de Rocky Balboa, aquel personaje que creó Sylvester Stallone. El quarterback y el boxeador no eran vistos como las grandes promesas y caían en el grupo de los subestimados. Brady no levantó pasiones entre los reclutadores de la NFL en el 2000. Antes de él, seleccionaron a 198 jugadores durante el draft. Solo un tipo temerario como Bill Belichick, el entrenador de los Patriots, apostó por aquel larguirucho y poco musculoso lanzador de la Universidad de Michigan. Brady aprovechó las lesiones del titular Drew Bledsoe para tener su oportunidad. En su segundo año se quedó con el puesto y llevó a los suyos a conquistar la Super Bowl contra los Rams en la temporada 2001-02. En ese momento, explotó el fenómeno Brady.
Brady ha llegado a 10 finales de la Super Bowl en 21 años y ha sido cinco veces el jugador más valioso de la gran cita. Un hito que nadie podrá alcanzar en mucho tiempo. A él le han acompañado hasta 218 jugadores distintos en la gran final de la NFL, pero la variable del éxito es la misma: Brady, al ganar siete Super Bowls, la última este domingo frente a los Kansas City de Patrick Mahomes. Tiene más trofeos que cualquier equipo de la NFL e incluso supera la marca de otro fenómeno como Michael Jordan y sus seis títulos en la NBA.
Pero Brady no ha ganado los partidos solo. A él le han dispuesto toda una serie de jugadores, defensivos y ofensivos, que se ha sabido adaptar a su estilo. Su capacidad para lanzar el balón a lo largo combina la precisión con la fuerza. Su último socio es Rob Gronkowski, un coloso que bien sirve para defender como para anotar touchdowns. La clave en la última Super Bowl fueron dos anotaciones en las que el tándem Brady y Gronkowski destrozaron los planes de los Chiefs. Ambos habían ganado tres títulos en los Patriots. En 2019, Gronk decidió retirarse por una serie de lesiones que le perseguían y se involucró, de forma paradójica, al mundo de la lucha libre. Ante la partida de Brady a Tampa, Gronkowski hizo de todo para salir de su retiro. Esas súbitas decisiones les han dejado otro campeonato y les han valido para quedarse con el premio a la pareja más efectiva.
Sobre la figura de Brady planea la sombra de la antipatía. En 2015 fue suspendido por la NFL por hacer trampa al desinflar los balones durante uno de los partidos decisivos de su equipo. También ha sido criticado por respaldar, en 2016, a su “amigo” Donald Trump a la presidencia de EE UU, del cual se alejó de los últimos comicios. Brady, a quien el 90% de la NFL quisiera verle perder por una vez, se enfoca a lo suyo y se resguarda en su búnker familiar. Tras la Super Bowl llegará la oleada de preguntas sobre si piensa ya en la retirada. El legendario quarterback número 12 solo sabe que ha dado un paso más a la eternidad.
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