Djokovic y otras estrellas parapetadas contra la vacunación
Al igual que el tenista, deportistas como Kyrie Irving, Kimmich, Kelly Slater y DeChambeau se enfrentan al consenso científico
Novak Djokovic ha aguardado en la soledad de la habitación de un hotel de Melbourne la resolución de su caso —la audiencia para decidir si es deportado de Australia al querer entrar sin estar vacunado contra la covid pese a una exención médica—, pero un grupo de estrellas del deporte le acompaña en la trinchera donde se parapetan los contrarios a la vacunación. Pese a la demostrada eficacia científica de la vacuna, su determinación es tan firme, casos del jugador de la NBA Kyrie Irving y el de la NFL (fútbol americano) Aaron Rodgers, que antes de ser inoculados prefieren dejar en la estacada a sus equipos o arriesgarse a crear agravios comparativos y conflictos en sus Ligas.
Joshua Kimmich, futbolista alemán del Bayern Múnich, se resistió durante meses a vacunarse, pero acabó cediendo tras haber contraído el virus y haber sufrido daños pulmonares —y que su club le dejara de pagar parte del salario—. Bryson DeChambeau, estrella del golf, también pasó el coronavirus y ello le obligó a renunciar a los Juegos Olímpicos. Pero ha mantenido sus recelos y ha declarado que se vacunará si las dosis cumplen con sus estándares. Kelly Slater, campeón mundial de surf, Tennys Sandgren, número 96 de la clasificación mundial de tenis, N’Golo Kanté, centrocampista francés del Chelsea, y Anthony Rizzo, jugador de la Major League de Béisbol, también figuran en esa lista de conocidos deportistas contrarios a la vacunación.
Rodgers, de 38 años, uno de los mejores quarterbacks en la historia del fútbol americano, lejos de arrepentirse por haber engañado a la NFL sobre su vacunación, se presenta a sí mismo como una víctima. En agosto, el jugador de los Green Bay Packers dijo que se había vacunado, pero en noviembre dio positivo y se descubrió que no había sido inoculado. Creyó que estaba inmunizado después de haberse sometido a un tratamiento alternativo. Después alegó ser alérgico a uno de los ingredientes que contienen dos de las vacunas y se negó a inyectarse con otra porque escuchó que varias personas se habían quejado de efectos adversos. Incumplió en varias ocasiones los protocolos de seguridad de la covid establecidos por la NFL y una compañía estadounidense de atención médica le rescindió el contrato de patrocinio.
El 97% de jugadores de la NBA están vacunados y más de un 70% ha recibido en los últimos días una dosis de refuerzo. La Liga promueve la campaña, interesada en evitar el colapso, después de que más de 250 jugadores y 14 entrenadores hayan contraído el virus durante el último mes, y de haber tenido que aplazar 11 partidos. Sin embargo, Kyrie Irving, una de las estrellas de la competición, mantiene su postura y no se ha vacunado. Su caso ilustra el desconcierto generado por las distintas normas contra la covid en Estados Unidos. No puede disputar los partidos en casa, en el pabellón de los Brooklyn Nets, porque las autoridades de Nueva York exigen la vacunación en las instalaciones cerradas con gran afluencia de personas. Solo podrá jugar fuera de casa, siempre y cuando cumpla las exigencias que impone la NBA a los jugadores no vacunados. No deja de ser un lastre para su equipo, uno de los principales aspirantes al título. Su compañero Kevin Durant, cuestionado al respecto, explica que no piensa presionar a Irving: “Le dije lo importante que es, lo mucho que quiero que juegue, pero no voy a obligar a nadie a que se vacune”.
Kyrie Irving apenas argumenta su reticencia en octubre: “Elegí no estar vacunado, y esa fue mi elección. Y les pediría que lo respeten”. Y semanas después se presentó como una víctima: “Estoy haciendo lo que es mejor para mí. Conozco las consecuencias, y sé que soy juzgado y demonizado. Es el papel que interpreto”.
Andrew Wiggins, otro jugador de primera línea en la NBA, el número uno del draft de 2014, se dio por vencido pocos días antes de empezar la temporada y se vacunó. Su equipo, Golden State Warriors, organizó una reunión con un médico de Oakland para que respondiera a todas las dudas que pudiera tener. Las explicaciones del jugador, tras vacunarse, no fueron reconfortantes: “Estaba contra la pared. Sentí que la alternativa a vacunarme era no jugar en la NBA. Supongo que para realizar ciertas actividades tu propio cuerpo no te pertenece. Espero que haya más gente valiente que yo que pueda seguir luchando por lo que cree. Todo se redujo a vacunarme o no jugar al baloncesto. Tengo 26 años. Tengo dos hijos. Quiero más hijos. Estoy tratando de hacer algo que genere tanto dinero como pueda para mis hijos y mis futuros hijos, tratando de hacer riqueza generacional. Así que me arriesgué y, con suerte, funcionará a largo plazo y en 10 años todavía estaré sano”.
Kelly Slater, estadounidense de 49 años, es una de las grandes estrellas del surf, once veces ganador del campeonato del mundo entre 1992 y 2011, y también un acérrimo enemigo de la vacunación. Hace unos meses opinó: “Esta es claramente una enfermedad de obesos, los enfermos y ancianos, si se estudian las estadísticas oficiales. Para las personas que dicen que escuche a los médicos, estoy seguro de que sé más sobre la salud que el 99% de los médicos. La mayor parte de mi información proviene directamente de amigos médicos, muchos de ellos en desacuerdo con la ciencia oficial”.
A raíz de la situación de Djokovic en Australia, Slater ha opinado a través de Instagram: “Quizás al síndrome de Estocolmo se le puede cambiar el nombre por síndrome de Melbourne/Australia. Es muy triste ver cómo celebran la división los virtuosos vacunados. Si estáis vacunados, ¿por qué os preocupan el estado de otra persona? A menos que, claro, la vacuna no os proteja. ¿Quizás tenéis miedo de contagiaros o estáis enfadados por haberos vacunado vosotros? Demasiado lavado de cerebro y odio en el corazón de la gente respecto a la vacunación”.
Kimmich, de 26 años, justificó en diciembre su cambio de criterio. “Para mí era difícil hacer frente a mis miedos y recelos, por eso he estado tanto tiempo indeciso”, dijo el centrocampista internacional con Alemania. El 10% de los futbolistas de los 36 equipos profesionales de la Bundesliga no han querido vacunarse, informó entonces la federación, lo cual supone un problema porque el fútbol y el deporte, desde que comenzó la pandemia, es también objeto de instrumentalización política, en Alemania y en casi todo el mundo.
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