Se intenta que en 1990 estén vacunados todos los niños del mundo
Vacunar a todos los niños del mundo contra esa serie de enfermedades básicas plantea muchos problemas. ¿Cuáles son los obstáculos? Aunque parezca curioso, no es el problema económico el más grave de todos. La resistencia u oposición a la vacunación tiene otros orígenes. Por una parte, siguiendo con la opinión de algunos de los sectores promotores de la vacunación, «es difícil convencer a las madres para que traigan a vacunar a sus hijos, especialmente cuando hay que hacer varias visitas». La aprensión o incomodidad de numerosas madres al ver a sus hijos en manos médicas, sanatorios, ambulatorios, etcétera, no es la única resistencia a la vacunación. Ciertas corrientes de opinión médicas o sanitarias ven también con cierta prevención el exceso de vacunaciones.
Doscientos cincuenta años
Antes de la aparición y aplicación científica de las vacunas, ya en el año 1721, lady Mary Wortley Montagu, introdujo en Inglaterra una curiosa técnica practicada en Turquía: raspar la piel de un sujeto sano con un instrumento infectado de viruela, tomada del virus de una pústula supurante de un caso benigno de viruela humana.Setenta y siete años después, en 1798, Jenner demostró que era menos peligroso obtener el virus de las pústulas de la vaca, pero aún pasaron 42 años más hasta que, en 1840, se declaró ilegal el procedimiento primitivo. Trece años después, en 1853, la vacunación contra la viruela se hacia obligatoria. La vacunación contra la viruela fue, por consiguiente, la primera de todas las prácticas inoculatorias. Pero fue Pasteur quien, cultivando el agente causante del cólera de las gallinas, descubrió el principio básico de la inmunización activa.
El descubrimiento, como tantos otros, fue casual. Pasteur se habla dejado olvidado un tubo de cultivo en su laboratorio en el que había cierta cantidad del referido agente causal del cólera de las gallinas. Cuando hubo pasado un tiempo se le ocurrió inyectárselo a unas gallinas y comprobó que los animales no se morían. El germen se había atenuado. Pasado otro lapso de tiempo inoculó a los mismos animales un cultivo reciente activo, y los animales sobrevivieron. Llamó entonces vacuna al germen atenuado del cólera de las gallinas y vacunación a la inoculación de dichos productos.
En 1890, Behring y Kitasat consiguieron, inyectando toxina tetánica, provocar experimentalmente en los animales el antiveneno o antitoxina. En 1891, Roux anunció la producción de la antitoxina diftérica por procedimiento análogo.
Anticuerpos
El principio de la vacunación era el mismo: se trata de fomentar la aparición de anticuerpos, sustancias que el organismo produce para defenderse, atacando toda injerencia extraña. Inoculando la dosis atenuada del peligroso agente, el organismo aprende a resistir fortaleciendo su capacidad de producir anticuerpos. Si, con posterioridad, se produce una invasión masiva del germen peligroso que, sin la vacunación previa, habría acarreado quizá el colapso total de las defensas orgánicas, al haberse fortalecido la producción de anticuerpos, éstos impiden el fatal desenlace, eliminando el agente invasor.Sin embargo, no siempre es igual la respuesta del organismo a la vacunación. En la época del nacimiento, el niño tiene concentraciones de anticuerpos iguales a los de la madre. Estos anticuerpos se van perdiendo, en una proporción del 50 % cada tres semanas. Sirven, por tanto, para proteger al niño mientras éste es capaz de producir anticuerpos por sí mismo. En los niños con muchos anticuerpos, si se inyecta la vacuna no sube la dosis de los mismos, ni siquiera con dos dosis de vacuna. Sin embargo, los niños con baja proproción de anticuerpos siempre responden a la vacunación.
Todas estas investigaciones aconsejan estudiar a fondo cuáles son los momentos más óptimos para proceder a la vacunación. Los estudios en este campo que están siendo realizados y los que se realizan con el objetivo de llegar a reunir las Vacunaciones contra varias enfermedades en una misma dosis facilitarán, sin duda, la realización del proyecto de la OMS: lograr que, en 1990, la mayoría de los niños del mundo no estén expuestos en toda su vida a la difteria, tos ferina, tétanos, tuberculosis, poliomielitis, sarampión... Este ambicioso proyecto resumiría la intención de la OMS expresada en palabras de su presidente, doctor Mahler, en el transcurso de: la reciente asamblea, cuando afirmó ante los setecientos delegados de los 142 países miembros que «la calidad de la vida no está en función, únicamente, de las posibilidades económicas del individuo. Una de las aspiraciones fundamentales del hombre es vivir más tiempo 3, con mayor bienestar, teniendo en el aspecto social las mayores posibilidades de gozar de este progreso».
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