La obra de Gaudí, fotografiada en blanco y negro, redescubierta por los italianos

Más de 20.000 visitantes en poco menos de quince días han pasado por la importante exposición fotográfica de Antoni Gaudí, creada por el arquitecto-fotógrafo italiano Gabriele Morrione, patrocinada por la sección cultural del Ayuntamiento de Roma y preparada en el Palacio de Exposiciones, en el centro de la capital. Lo menos que se puede decir es que los italianos están descubriendo, casi con sorpresa emocionada, la obra del gran artista catalán, a quien la prensa ha bautizado como «devoto y rebelde».

Si a los italianos les ha entusiasmado la exposición de Morrione, a los españoles no ha dejado de satisfacer que la idea haya nacido de un joven artista italiano, considerado por la crítica como el «observador más perspicaz del inconsciente de Gaudí». La exposición está compuesta por 240 fotografías, todas en blanco y negro, que recogen lo mejor del artista.Recorriendo las salas de la exposición, donde funciona también una proyección continua de cientos de diapositivas en color, se puede revivir toda la cronología histórica del artista catalán. Toda la producción de Morrione ha sido recogida en un precioso volumen artístico de trescientas páginas por la editorial Kappa. La exposición ha sido unánimemente elogiada como «la mejor revelación de Gaudí en Italia» por la prensa romana, desde Il Messaggero, a quien el famoso crítico Apuleo le ha dedicado la mitad de la tercera página cultural, a Paese Sera, a Il Tempo y a L'Avanti. Una larga introducción de más de 5.000 palabras le ha dedicado Ludovico Guaroni al libro, que fue presentado en la librería Croce por invitación de los expertos de arte del Ayuntamiento de Roma.

Entrevistado por EL PAIS, Gabriele Morrione ha explicado el porqué de su enamoramiento por el arte de Gaudí: «Comprendí en seguida la esquizofrenia que existe entre la cultura oficial y la real. Gaudí fue un solitario y casi un ignorado, porque su obra es clásica y anticlásica al mismo tiempo, es racional e irracional y no es posible codificarla porque escapa a cualquier esquema lógico.» Según Morrione, la arquitectura de Gaudí, más que una verdadera arquitectura, «es un monólogo con Joyce. En sus obras se palpan los fantasmas del inconsciente, los temas de la vida y de la muerte. Su arquitectura es como la síntesis de todos los sentimientos que le bullían dentro».

En la introducción a Gaudí, imagen y arquitectura, el autor de la exposición escribe: «En el proceso mental de Gaudí convergen todas las artes en una manera impresionante, transformando las bases del lenguaje, pero conservando el placer de la libertad y la desazón por haber perdido todos los puntos de referencia.»

El joven artista y profesor de fotografía italiano ha querido también con esta exposición de Gaudí «en blanco y negro» lanzar un reto. El mismo Guaroni lo reconoce cuando afirma: «Gaudí es, sobre todo, color, pero Morrione ha querido renunciar al color porque en realidad la imagen en blanco y negro da una imagen más apropiada, más espectral, pero precisamente por e so más cercana a la que se posee cuando un cielo cubierto o el calor del verano destruye los colores, cuando el tráfico urbano impide apreciar bien la obra.»