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Tribuna
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Prontuario para el diálogo social

Comisiones Obreras se rasgaba las vestiduras durante el mes de agosto ante algunas respuestas del Gobierno a sus acres manifestaciones contra la política de empleo practicada en España. Tal actitud denota una cierta incapacidad para el diálogo y para encajar críticas por parte de esta organización sindical, consecuencia quizá del trato exquisito que los sindicatos han venido recibiendo, de la ausencia de respuestas del Gobierno -en aras de preservar un clima favorable para la concertación- a las descalificaciones lanzadas por Comisiones Obreras, y de una actitud, en cierta medida arrogante, que se considera a sí misma infalible y detentadora del monopolio en materia de sensibilidad social.Al mismo tiempo, el sindicato comunista redoblaba su campaña en estas mismas páginas, bajo la firma de su secretario de acción sindical, encabezando el catálogo de juicios con que reprobaba la política social del Ejecutivo con un titular que situaba a ésta en el terreno de las fábulas de Lewis Carroll. Es a este rechazo sistemático, y carente de escrúpulos a la hora de esgrimir argumentos y datos falsos -como explicaré-, al que quiero responder aquí, para no abusar del tiempo de los lectores con discusiones que tienen su lugar en las mesas de negociación abiertas por el Gobierno.

En realidad, CC OO tanto en sus manifestaciones públicas como en las que lleva a las mesas de discusión, no parece querer discutir ni negociar sino que utiliza más bien la técnica de la propaganda, empleando las mesas de negociación para encontrar pretextos que avalen unas decisiones que parecen haber adoptado de antemano.

No hay un solo argumento novedoso en el rosario de calificativos empleados para vituperar la actuación del Gobierno y sus resultados: se empieza por retorcer las estadísticas -a las que previamente se ha negado toda validez- para que ejemplifiquen una enormidad de todo punto censurable; luego se aplica un eslogan convenientemente sonoro y cruel para definir la situación y la intencionalidad perseguida por el Gobierno en esa área, y finalmente se globaliza la suma de eslóganes con un rotundo mensaje publicitario en el que se descalifica toda la política social motejándola de retrógrada, esclavizadora de lajuventud, brutal, desestabiliz adora, discriminatoria, manipuladora y triunfalista.

Aprovechando el descanso estival y bajo los calores de agosto he ido apuntando en una libreta con separadores alfabéticos el glosarlo de materias contra las que el secretario institucional de CC OO dirige sus reproches. Curiosamente, las entradas se concentran entre la A y la G del alfabeto; A: accidentes de trabajo; B: beneficios del capital; C: convenios colectivos; D: desempleo; E: estadísticas laborales; F: flexibilidad del mercado de trabajo, y G: giro social. No sé si esta coincidencia obedece a que CC OO también tiene un registro alfabético de eslóganes y sólo nos ha administrado en agosto la primera entrega o al puro azar. En cualquier caso, es bueno utilizar la ordenación alfabética para una localización más fácil de los diferentes tópicos, ya que presumiblemente están llamados a repetirse hasta la saciedad para provocar una asociación automática de ideas. No en vano estamos tratando de técnicas publicitarias.

El pequeño vademécum que sigue pretende facilitar el uso a efectos de desintoxicación, resefiando sucintamente el mensaje, el eslogan o el dato trucado utilizado por CC OO; le sigue una breve precisión de los datos reales o del contexto en que deben ser razonablemente situados, para terminar con una consideración explicativa de la situación, de la intencionalidad y de los efectos de las políticas que se están practicando. Como se podrá apreciar, estas consideraciones no tienen intención apologética. En muchos casos denotan preocupación, interrogantes y apreciaciones críticas. No sería razonable contrarrestar la propaganda con técnicas de contrapropaganda, sino intentando elevar el nivel de la discusión política. Además, tampoco sería efectivo.

Siniestralidad laboral

A: Accidentes de trabajo. Según Comisiones Obreras, la siniestralidad laboral ha aumentado en un 23% durante el quinquenio 1982-1987 respecto al de 1977-1982. Falso. Véase el cuadro adjunto. Ésta es la única estadística oficial que se realiza en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social por delegación del Instituto Nacional de Estadística y con la colaboración de las seis comunidades autónomas con competencias asumidas en la materia.

En todo caso, el número absoluto de accidentes no es un buen indicador para evaluar la situación, ya que depende del número de personas asalariadas. Por ejemplo, en Alemania, en 1985, hubo 1.714.630 accidentes de traba o indemnizados. Por eso es mejor usar el índice de incidencia, que es el cociente entre número de accidentes con baja y número de asalariados. Este índice fue de 77 por mil en 1977-1982 y de 64 por mil en 1982-1987, con un descenso del 18%. En Alemania durante 1985 el índice de incidencia fue del 79 por mil, igual que en España en 1979-1980. Tanto en términos de evolución histórica como comparativos la situación, con ser motivo de preocupación permanente para la autoridad laboral, dista mucho del catastrofismo esgrimido por CC OO.

Cabría decir incluso que los indicadores resultan demasiado favorables, y es que la crisis económica y del empleo anterior a 1985 ha purgado a la economía española, eliminando a decenas de miles de empresas (las menos eficientes y en general con mayores riesgos laborales) y manteniendo en las supervivientes a trabajadores con mucha experiencia (con mayor capacidad de superar los riesgos).

De hecho, estos últimos años los indicadores de incidencia están volviendo a crecer, al hilo de la reactivación acelerada que experimenta la economía española (véase Coyuntura Laboral, número 26, mayo 1988, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social). También sucede en la República Federal de Alemania, pero eso no es consuelo. Para contrarrestar esta situación, el Gobierno ha elaborado un anteproyecto de ley de salud, seguridad e higiene laboral que desea discutir con los interlocutores sociales.

B: Beneficios del capital. Para Comisiones Obreras, el objetivo prioritario del Gobierno es aumentar los beneficios del capital y de la banca. La prueba de ello es que el excedente bruto de explotación, medido por las cuentas nacionales, ha vuelto a la situación anterior al inicio de la crisis económica, y que las empresas han tenido beneficios entre 1985 y 1987. Para mayor rimbombancia, las cifras se dan siempre en valores absolutos y no en términos relativos, en proporción al capital o a cualquier otro indicador.

Economía y beneficios

En este punto resulta irrelevante establecer con precisión los datos. ¿Qué desearía Comisiones Obreras, que siguiéramos como estábamos antes de 1985, en que las pérdidas obligaban a cerrar miles de empresas? Tampoco una parte de la banca tenía beneficios y así llegó la crisis bancaria, a la que ha habido que hacer frente con altísimos costes, porque sin sector bancario saneado una economía moderna no puede funcionar.

No. En la economía de mercado tiene que haber beneficios como contrapartida a la creación de riqueza. Si no, es que algo va mal. Lo que hay que hacer es que esos beneficios se dirijan mayor¡tariamente a la inversión y que tributen de forma adecuada. La política del Gobierno se dirige a esos dos objetivos, que contribuyen al crecimiento del empleo y a la redistribución de la renta: en 1987 la formación bruta de capital creció al 14,4%, y supuso el 21 % del PIB. A su vez, el impuesto de sociedades suponía en 1987 el 11,2% de los ingresos del Estado, cuando en 1982 sólo suponía el 8,7%. Desde luego es todavía poco. Las previsiones del Gobierno son que esa proporción aumente en 2,5 puntos en el próximo quinquenio, mientras que el IRPF no debe aumentar su peso relativo, sino mantenerse en la misma situación que en 1982.

C: Convenios colectivos. Para Comisiones Obreras los principales indicadores de la evolución salarial son la estadística de convenios colectivos y la evolución del salarlo mínimo. En ambos casos se habría producido un ajuste salarial duro, más intenso en el caso del salario mínimo.

La realidad es que los indicadores que miden la evolución salarial son los de la encuesta de salarlos y, sobre todo, la remuneración de los asalariados de contabilidad nacional dividida por el total de los asalariados. Esta última era de 1,27 millones por asalariado en 1982 y de 2,04 millones en 1987, con un crecimiento del 60,6%.

Como el índice de precios al consumo creció en un 55,6% en el quinquenio, el poder adquisitivo por asalariado creció en un 3,2%. En el caso de la encuesta de salarlos, la mejora habría sido del 5,1%. Es cierto, sin embargo, que los indicadores de salarios de convenios colectivos y el SMI crecieron entre cuatro y cinco puntos menos que el IPC durante todo el quinquenio, pero todo el mundo sabe que el salario pactado en convenio, o el propio sa lario mínimo, no es el que efecti vamente percibe el trabajador.

Mucho más gruesa es la afir mación de CC OO según la cua las pensiones habrían perdido nueve puntos de poder adquisiti vo durante el primer quinquenio de Gobierno socialista. La reafi dad es que el poder de compra de la pensión media del sistema ganó 10,7 puntos y el de la pen sión media del régimen genera 13,7, situándose en 1987 en 40.700 pesetas/mes.

En todo caso, es evidente que durante ese primer quinquenio e objetivo básico no era mejora los salarlos de quienes tenían un empleo, sino hacer posible que aumentase el empleo global par dar trabajo a los desempleados El que eso se haya podido hace compatible con una ligera mejora del poder de compra de los sala rios y una sustancial elevación del de las pensiones es un activo de la política social y no un pa sivo.

D: Desempleo. Para Comisiones Obreras, el objetivo del Gobierno en materia de protección por desempleo no sería protege las situaciones de necesidad sino evitar que aflore lo que este sindicato llama el paro potenci (sic) (el asunto se comenta bajo la entrada de estadísticas laborales).

Por eso se suprime la obligación de registrarse en el Inem; no se da protección a los parado que no han tenido un primer em pleo, y se deja a 2.2000.000 para dos sin prestaciones (tasa de co bertura al 29%) mientras el supe rávit del Inem se eleva a 168.00 millones de pesetas en 1987 Además, con el paro y la despro tección existentes el Gobiern sólo incurre en un déficit de 3,6%, ¡el más bajo existente e Europa!

Álvaro Espina es secretario general de Empleo y Relaciones Laborales.

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