El original alegato de ocho españoles contra el racismo
Pedro Almodóvar no nació en Campo de Criptana (La Mancha), sino en un ruidoso suburbio de El Cairo, y en lo sucesivo sus películas no reflejarán las pasiones de los jóvenes nuevos ricos españoles de los ochenta, sino las de los árabes del desierto. Rafael Calvo Ortega, presidente del CDS, ha preferido encontrar refugio en la India, y ahora se viste de brahmán, con turbante y todo, y Paco Lobatón, presentador de éxito en la televisión del Estado, ha decidido asumir la personalidad de un gitano, con bigote, camisa negra, gallardo sombrero ladeado y medalla mariana al cuello.Así al menos lo propone la revista Marie Claire, con sentido del humor, en un reportaje de su próximo número, que constituye un alegato en contra del racismo que comienza a alcanzar niveles alarmantes en España: según encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas, y que cita Marie Claire, el 5% de los españoles es abiertamente racista, y, al menos en 1991, el 11% de los ciudadanos habría votado por un partido descaradamente racista. Según otra encuesta del Centro de Investigaciones de la Realidad Social, el 31% de los españoles desea que los extranjeros regresen a sus países de origen. Según un estudio de 1989 de la Comunidad Europea, el 48% de los españoles piensa que los extranjeros son una de las causas de la delincuencia.
Siguiendo el ejemplo de la campaña institucional en contra del racismo, y en la que se subrayaba el absurdo de llamar perro judío a Albert Einstein, o moraco asqueroso al premio Nobel de literatura Naguib Mahfuz, Marie Claire tiñe la piel de la dirigente de Izquierda Unida Cristina Almeida para convertirla en una alegre y sonriente negra del Caribe, dispuesta a bailarse una cumbia en cualquier momento, y a la periodista Concha García Campoy le ata un lazo en el pelo para sacarla a bailar un merengue. En tanto que la peletera Elena Benarroch se cubre la parte inferior del rostro al modo árabe, la sexóloga Elena Ochoa se viste de india y la periodista Mercedes Milá se hace largas trenzas y se coloca uno de esos sombreritos tipo bombín que llevan puestos, más que encajados en la cabeza, las indias de ciertas partes de los Andes.-
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