Egido: "Las novelas no tienen que transformar el mundo"
La fatiga del sol (Tusquets), de Luciano G. Egido (Salamanca, 1928), es una novela sobre la memoria de una familia muerta. "Mis personajes representan esa España frustrada que creía en la tolerancia, el rigor intelectual y la cultura. Todos tenían un proyecto de vida y creían poder cambiar las cosas, pero no llegaron a realizar ningún proyecto", dijo ayer el autor.Egido defendió que los libros más pesimistas son las novelas rosas, porque te hacen ver un mundo equivocado. "Los aparentemente pesimistas son los únicos que inyectan algo de optimismo". Este escritor, que fue premio de la Crítica en 1995, escribió La fatiga del sol en cinco meses y en ella ha plasmado el mundo de su niñez. "Siempre escribo sobre las cosas que conozco; soy incapaz de escribir de algo que no haya vivido".
Esta novela, la tercera de su carrera, tiene como fondo una vez más Salamanca. La fatiga del sol narra cómo ven el mismo paisaje siete personas diferentes; lo que para uno es un desierto, para otro es un edén, y mientras unos sólo ven piedras, otros sólo encuentran pájaros. "Lo que ordena todo es la mirada a través del ventanal; la mirada actúa como recreación de una estética".
Egido, que fue ayudante de dirección de Juan Antonio Bardem y director de la revista Cinema universitario, nunca quiso ser un escritor de fin de semana; por eso no inició su carrera como novelista hasta los 65 años. Antes había escrito dos libros sobre Unamuno, una figura central en su vida de quien dice admirar, sobre todo, su capacidad crítica y su defensa de la singularidad. Para él, literatura no es otra cosa que un montón de palabras que acaban creando una realidad. "Las novelas no tienen que transformar el mundo", dice.
Babelia
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