Una carrera truncada
Zaragozano de 1917, fallecido en Madrid en 1965, se había licenciado en Ciencias Exactas, carrera que abandonó por el cine, convirtiéndose en ayudante de dirección en más de cuarenta películas, especialmente de su tío Florián Rey
(La aldea maldita, Orosia, La Nao Capitana...),
así como de las dirigidas por el húngaro afincado en España Ladislao Vajda
(Marcelino Pan y Vino, Mi tío Jacinto, Un ángel pasó por Brooklyn...)
, y de
(Rafael J. Salvia, 1958), primer gran éxito comercial del productor Pedro Masó, e iniciadora de un ciclo de comedias juveniles, costumbristas y rosas, que anegó las pantallas españolas de la época.
Tras dirigir unas primeras películas de escaso relieve
(1952), o de codirigir junto a Nanni Loy
(1956), con Alberto Sordi y Aurora Bautista, Fernando Palacios obtuvo su primer gran éxito popular con
(1959), paradigma del cine del desarrollismo, amable, "limpio", optimista y simpático, en el que acabó especializándose:
(ambas de 1961),
Vuelve San Valentín (1962),
(1963)... obteniendo su mayor éxito de público con
(1962).
Los historiadores Javier Hernández Ruiz y Pablo Pérez Rubio consideran que si bien esta película significaba "una abierta apología de los valores éticos que imperaban en el Régimen", la habilidad de Fernando Palacios "confiere al filme una frescura, un ritmo, un sugestivo uso de la cámara y una atinada dirección de actores que logran hacer delicioso un material tan endeble como, ciertamente, irritante". Palacios fue igualmente quien dirigió la segunda parte de la saga,
(1965).
Hernández Ruiz y Pérez Rubio consideran que la filmografía de Fernando Palacios fue "corta pero muy interesante e infravalorada", truncada por la prematura muerte del realizador.
Babelia
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