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El Gobierno francés rompe el frente sindical contra la reforma de las pensiones

La Seguridad Social registrará este año un déficit récord, el doble del previsto

La unidad de los sindicatos franceses se rompió ayer. El ejecutivo aceptó los retoques propuestos por dos de las centrales que han participado en la movilización contra las pensiones y uno de los dirigentes reformistas, François Chérèque, habló de "compromiso aceptable". Los dos sindicatos más numerosos, CGT y FO, se negaron a participar en esa reunión y decidieron un calendario de nuevas movilizaciones. Ayer se conoció que la Seguridad Social tendrá este año un déficit récord, que se estima en 7.900 millones de euros, el doble de lo previsto.

El Ejecutivo acepta un nivel más alto para la pensión más baja, que se situaría en el 85% del salario mínimo (1.000 euros mensuales en la actualidad). Las jubilaciones de los funcionarios se calcularán por un procedimiento más favorable y habrá fórmulas flexibles para computar las cotizaciones de los que comienzan a contribuir tarde, punto que algunos sindicatos denuncian como otra desigualdad.

La ruptura de la unidad sindical coincide con una menor presión en los paros del transporte público. Tras una mañana catastrófica para el transporte privado en la región parisiense, que sumó 300 kilómetros de atascos, los trabajadores del Metro celebraron por la tarde una treintena de asambleas. Diecisiete de ellas aprobaron la vuelta al trabajo, lo cual, unido a una normalización progresiva de los trenes de cercanías, se supone que mejorará el estado general de la región.

El primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, acumuló ayer argumentos a favor de llevar el proyecto hasta el final: "Si no lo hacemos, el sistema de pensiones se desplomará", advirtió el jefe del Gobierno al Senado. De paso negó que se trate de recortar pensiones: "Proponemos trabajar más tiempo para disponer de la misma pensión. No confundamos a los ciudadanos". Mientras tanto, su ministro de Educación, Luc Ferry, sufrió la pitada de millares de profesores al presentarse en un debate en la ciudad de Rodez (en el sur de Francia).

En pleno conflicto social, Francia acaba de recibir otra mala noticia: las cuentas de la Seguridad Social, que tenían excedentes hace dos años, se desploman durante el presente ejercicio. Si en 2001 sobró dinero, ahora se estima que 2003 terminará con un déficit de 7.900 millones de euros, el doble de lo previsto por el ejecutivo cuando cerró el presupuesto para el año en curso.

Estos datos han sido desvelados tras la reducción drástica en la financiación pública de más de 600 medicamentos. La filtración a los medios de comunicación del desastroso estado en que se encuentra la Seguridad Social contribuye a preparar el terreno a un plan de rigor en los gastos presupuestarios de 2004, que el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, ya esbozó hace dos semanas, cuando anunció que "nadie (del sector público) podrá gastar en 2004 más que en 2003".

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