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Tribuna:LAS SECUELAS DE LA ENTREVISTA DE CAROD CON ETA
Tribuna
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El error de Carod

El autor no ve motivos para dudar de la buena fe del líder de ERC a la hora de buscar el fin del terrorismo y recuerda su papel en el abandono de las armas de Terra Lliure

Todos los comentaristas, o casi todos, coinciden en afirmar que Josep Lluís Carod ha cometido un error. Algunos políticos también consideran que su entrevista con ETA ha sido un error. Eso, los políticos benevolentes. Los no benevolentes, que son la mayoría, y todos los del PP, pregonan las aviesas intenciones del político catalán, su deslealtad, su irresponsabilidad, su torpeza; poco menos que su compadreo con el terrorismo y, sobre todo, la prueba de las desgracias que nos va a traer el gobierno tripartito. La derecha española aprovecha la ocasión acentuando su costumbre de manipular cualquier hecho que se salga de su dominio del tema terrorista en beneficio de sus resultados electorales y organiza un montaje que arma un escándalo, absolutamente desproporcionado, oportunamente destapado y utilizado con motivo del congreso de víctimas del terrorismo. Que por cierto, sin evidencias de las perversas intenciones de Carod, en buena lógica, debieran agradecer que alguien intente que no haya más muertos. El PSOE, por su parte, ante el temor de perder votos no resiste la presión del PP y adopta los mismos criterios, que se resumen en la utilización de la situación de violencia y de sus víctimas con fines políticos. La ausencia de un pensamiento político sobre el terrorismo que difiera un ápice del PP y la inminencia de elecciones le obliga a seguir su estela propagandista, rentable para el PP, pero seguramente no para el PSOE. Si el Sr. Zapatero, primero declaraba que era el president de la Generalitat quien tenía que decidir, ha acabado, por no quedarse atrás en la utilización del caso Carod, por obligar a Maragall, que en principio la había rechazado, a aceptar la dimisión de Carod.

Quizá lo más grave en esta historia haya sido el triste papel del honorable president que revela hasta qué punto la descentralización administrativa oculta la centralización política, cómo el autogobierno de las comunidades sigue en manos del gobierno central a la hora de tomar decisiones y, en definitiva, que el Estado de las Autonomías es una filfa en proceso de extinción. Una situación, puesta ya de manifiesto por los pactos y componendas del gobierno de CiU, pese a sus proclamas de no dependencia de Madrid. Todos afirman no depender de Madrid. Todos dependen de Madrid. El propio Carod lo está experimentando ahora de manera rotunda y un poco salvaje. Pienso que ése ha sido su error y no otro: no saber el terreno que trepitjava.. No conocer en qué país vive, en qué autonomía, en qué democracia, qué gente manda. Debe ser el único político relevante que no solo piensa en las próximas elecciones cuando se le presenta una ocasión de hacer algo políticamente válido, como es dialogar con quien sea. Lo cual debería ser objeto de elogio y admiración, sobre todo por lo insólito que resulta en un político de nuestro tiempo. Todos los demás parecen opinar que es más efectivo ganar votos con soflamas antiterroristas, negándose a buscar soluciones, que intentar todas las vías posibles para evitar víctimas. La supuesta agonía de ETA no es un argumento que invalide precisamente la intención de buscar una salida, un final definitivo. No veo motivos para dudar de la buena fe de Carod, mientras no se demuestren oscuras maniobras, mediante oscuras maniobras, éstas a cargo del espionaje a políticos democráticos y filtraciones oportunas a alguna prensa, singularmente vinculada al Sr. Zarzalejos, interlocutor de ETA en la reunión de Suiza. Carod-Rovira puede haber cometido una imprudencia política, puede haber cedido a sus ganas de figurar, a satisfacer su afán de protagonismo o a otras muchas razones psicológicas que se le atribuyen y que yo desconozco, pero no se debería olvidar que influyó de manera considerable en la decisión de Terra Lliure de abandonar la violencia, que inició conversaciones personalmente y siguió en infinidad de reuniones, visitas a cárceles y gestiones hasta conseguir resultados positivos. No deja de ser un antecedente significativo que permite no dudar de su fe en que hablando se entiende la gente.

Considero más grave que el "error" de Carod, por poner ejemplos actuales, el hecho de que en democracia, ante el abuso de un alcalde del PP a una menor, nada menos que el Presidente de una Comunidad Autónoma, le defienda con una frase tan idiota y reaccionaria como la del Sr. Fraga sobre el amor libre. Y mucho más grave la malignidad y la innegable demagogia del Sr. Aznar mezclando la salida de empresas importantes de Cataluña, el gobierno tripartito, el terrorismo, el independentismo y las incoherencias del PSOE. A pesar de su tendencia a la confusión de papeles, el propio Aznar ha representado en ocasiones a su gobierno y en otras a su partido. Todos los gobernantes lo hacen. No se entiende que se exija al político d'ERC que no pueda separar su representación de Conseller en Cap de su condición de dirigente político. Lo dicho: el error de Carod consiste en no saber con quién se juega los cuartos.

Doro Balaguer es escritor.

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