Londres espera que la reunión de Berlín impulse la reforma económica
Oficialmente, Downing Street espera de la reunión de hoy "un impulso a la reforma económica de la Unión Europea" y un amigable y siempre útil "intercambio de puntos de vista sobre política exterior y sobre la Conferencia Intergubernamental", que intenta desatascar la Constitución Europea. Pero, políticamente, la cumbre de Berlín es mucho más que eso: al introducirse en el corazón del eje franco-alemán Tony Blair está al mismo tiempo demostrando a su electorado que el Reino Unido sigue teniendo peso en Europa a pesar de seguir fuera del euro, advirtiendo a París y Berlín de que ya no son el motor esencial que eran antes y consolidando su doctrina de que el Reino Unido ha de estar en el centro del debate europeo para empaparlo de sus posiciones.
Desde que llegó al poder en 1997, Tony Blair se ha empeñado en reconciliar al Gobierno británico con la Unión Europea con el objetivo de que Europa se acerque a la visión del mundo del Nuevo Laborismo. Blair ha estado y sigue estando detrás de algunas de las más importantes iniciativas comunitarias, desde la reforma económica y la Agenda de Lisboa hasta el impulso de la defensa europea y también de la diplomacia europea. Nadie concibe ya una defensa europea sin el Reino Unido y Francia avanzando en común ni una política exterior que no obtenga el consenso de los tres grandes. Precisamente por eso los desacuerdos sobre Irak desgarraron de manera tan dramática a la Unión.
Influencia en Europa
Para Blair, el estar hoy en Berlín es la mejor manera de mantener su influencia en Europa y la mejor forma de controlar a Francia y Alemania: en lugar de combatirles, llevarles a su terreno trabajando con ellos. Eso no es incompatible con fomentar al mismo tiempo todo tipo de iniciativas bilaterales o multilaterales con otros países que tengan la virtud precisamente de dejar fuera a franceses y alemanes y demostrarles así que ya no pesan lo que pesaban y que aún pesarán menos en una Europa ampliada. Blair seguirá buscando alianzas puntuales con Gobiernos como el español, el italiano o el sueco, con los que se ha entendido de maravilla en materia económica. O alentando con sordina las reivindicaciones institucionales de españoles y polacos, que tienen la virtud de sacar de quicio a Berlín y París al tiempo que calman las exigencias internas de un referéndum para ratificar la Constitución europea porque no hay Constitución que ratificar.
Quizá por todo eso un portavoz de Downing Street quitó hierro anoche a la cumbre de hoy: "El primer ministro fue muy claro la semana pasada en Berlín tras cenar con el canciller Schröder: estos encuentros no pretenden en absoluto crear un directorio en Europa. Los Estados miembros se reúnen en grupos desde hace muchos años".
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