Ex maridos, pero padres
La Plataforma por la Custodia Compartida persigue una ley que respete para el hijo las figuras materna y paterna
Las separaciones matrimoniales suelen ser traumáticas, y más si hay hijos de por medio. Hasta hace dos años, la responsabilidad de los niños recaía en las madres hasta que éstos cumplían los siete años. Ahora esta ley está derogada y muchos padres exigen sus derechos respecto a sus hijos. Para conseguirlo, en Valencia se ha creado la Plataforma por la Custodia Compartida, una asociación que pretende cambiar la actual ley de divorcio por otra que respete el derecho de los hijos a tener padre y madre.
Juan Pacios ha sido el primer padre de la Comunidad Valenciana que ha conseguido la custodia de su hija después de seis años litigando con su ex mujer. "Nosotros no queremos quedarnos con nuestros hijos. Lo que pedimos es que, tanto padres como madres, tengamos muy claro que un hijo no es propiedad de nadie, sino que es un derecho y un deber que deben compartir los dos", precisa.
"No queremos que los hijos se queden sin madre, sólo compartirlos"
Una nueva posición que los padres empiezan a reivindicar después de darse cuenta que su papel, a pesar de las desavenencias que puedan mantener con la ex mujer, no les inhibe de su obligación como padres. "Es cierto que hace años los hombres se dedicaban a trabajar y las mujeres eran las que se preocupaban de la educación de los hijos, pero eso está cambiando y cada vez somos más conscientes de lo importante que es participar en el crecimiento y la educación de los niños", razona.
En el caso de Pacios los problemas empezaron por desacuerdos económicos. "En un principio mi ex y yo llegamos a un acuerdo, pero ella decidió echarse atrás y exigió más dinero. Si no aceptaba, ya veríamos. Así me lo dijo y así fue", explica. De acuerdo con su versión, su ex mujer se dedicó a interferir en las relaciones entre él y su hija. "Le hablaba mal de mí y empezó a utilizarla como moneda de cambio", asegura. Ante esta situación la justicia decidió establecer un régimen de visitas en el juzgado.
Así estuvieron durante un año. "Todas las semanas", cuenta Pacios, "nos encontrábamos mi ex mujer, la niña y yo. Un grupo de psicólogos valoraba la actitud de los tres. Al final, decidieron retenerle la custodia a mi ex por incumplimiento de visitas y maltrato psicológico".
Juan Pacios respiró. Después de años de lucha, había conseguido la custodia de su hija. "La niña tiene 11 años", prosigue, "así que el juez dictaminó que su madre no la visitara en un mes para que pudiera adaptarse. Ella retrasó la entrega en dos ocasiones y hace unos días se la llevó del colegio. Así que tendremos que volver a empezar. Es como una pesadilla". Pacios cree que su ex mujer está haciendo todo esto sin pensar en la hija: "En algunos casos, las mujeres utilizan a los niños contra la pareja y no piensan en las consecuencias".
Unas consecuencias que Isidro Fresneda ha vivido con su hijo. El niño tiene cinco años y ha estado 14 meses en tratamiento psicológico. Tiene problemas de adaptación en la nueva escuela, incluso se enfrentó con una de las profesoras. Ha cambiado de vida de la noche a la mañana. Antes asistía a cursos de natación, tenis, inglés... Ahora no puede hacerlo porque vive en un pueblo.
La historia de la familia Fresneda empezó cuando nació su hijo. Su mujer trabajaba todo el día y él, como era funcionario, tenía más tiempo para ocuparse del bebé. "Cambiamos los roles", manifiesta, yo le dedicaba todo mi tiempo. Me separé hace dos años. Por orden judicial tuve que abandonar mi casa y ahora sólo me queda un estricto régimen de visitas".
Según Fresneda, el niño fue el primero en sufrir todos estos cambios: "Se quedó huérfano de padre. Ahora he tenido que comprarme una casa en el pueblo para tener un rincón donde estar con mi hijo. Todo esto, junto a la pensión mensual, me supone un gasto tremendo".
Fresneda llega a la misma conclusión que Pacios: "Mi ex mujer actúa así por inconsciencia, por venganza, pero no sabe el daño que le hace al niño. El crío llora cuando lo tengo que dejar, no lo entiende y yo me siento impotente". Ahora Fresneda pedirá una modificación de las medidas, aunque considera que la justicia es muy lenta: "Los niños crecen y al final se van despegando de ti".
Para Robert Cotanda, la intención de su ex mujer era que se olvidara de su hija. "Antes de llegar a ningún acuerdo de separación, cogió a la niña y se fue a vivir a Morella. Desapareció hasta que las localicé por casualidad. Aun así estuve cinco meses sin verla", refiere. Ahora tiene el régimen de visitas establecido, todos los miércoles y fines de semana alternos. "Menos mal que estoy en el paro", reconoce, "porque no sé cómo voy a poder ver a mi hija cuando encuentre trabajo. ¿Cómo podré ir y volver de Morella todos los miércoles si tardo tres horas en llegar?".
El cambio de ciudad ha aumentado sus gastos: "A pesar de estar en el paro sigo pagando lo mismo. A la paga mensual, tengo que sumar los viajes, más el hotel porque, con el frío que hace, no puedo estar con una niña de tres años toda la tarde por la calle". También nota que su hija sufre la separación. "Mi niña está somatizando la situación. La familia de mi ex mujer le habla mal de mí y la pobre niña no sabe a qué atenerse. Su madre es psicopedagoga y debería pensar en lo que está sufriendo la niña", describe.
Reconoce que se siente desmotivado, que se pierde mucho esfuerzo en conservar a los hijos. "Pero los padres", manifiesta, "hemos decidido luchar. Vale la pena no perderlos, verlos crecer. Nosotros no queremos que se queden sin madres, sólo queremos compartir unos hijos que se merecen tener padre y madre".
Ayuda psicológica
Antonio Machancoses es el psicólogo de la Plataforma por la Custodia Compartida. Él se encarga de ayudar a los padres durante todo el proceso de separación. "Muchos jueces aún piensan que los niños deben estar educados por las madres", expone Machancoses, "pero esto es un error. La mejor educación es que puedan compartir su vida entre el padre y la madre".
Según el psicólogo, los padres sufren mucha presión, los procesos se hacen interminables y la tensión puede llegar a extremos irreversibles. "De hecho", apunta, "el 75% de los suicidios masculinos son a consecuencia de una separación matrimonial". Entre las consecuencias que una separación mal llevada puede suponer para un niño, Antonio Machancoses destaca el síndrome de alienación parental, un síndrome que se produce cuando un cónyuge desautoriza al otro. "Esta situación puede acarrear al niño problemas educacionales, de abstracción. En algunas ocasiones también llegan a sentirse culpables de la separación y a largo plazo, puede reportarles rechazo social", explica.
¿Por qué se utiliza a los niños en contra de la pareja? Para el psicólogo es muy sencillo: "Para dominar la situación. Lo importante es dejar bien claro quién tiene el poder. La presión llega a ser tan fuerte que estamos encontrando casos donde se aplica lo que nosotros conocemos como la bala de plata. Es decir, algunas mujeres, por venganza, llegan a acusar a sus ex parejas de abusos sexuales con los niños. Resulta aberrante pensar que una persona pueda ser capaz de actuar así".
Machancoses es optimista y cree que con el tiempo, tanto las parejas como los jueces, acabaran aceptando que un hijo es cosa de los dos. "Hace 30 años vivíamos de otra forma. Cada uno tenía su rol establecido dentro de la familia. Pero ahora ya no. Ahora hay familias donde la madre trabaja todo el día y es el padre o los abuelos los que se ocupan de los hijos. Todo esto debe comportar otros planteamientos respecto a las relaciones familiares".
El psicólogo está convencido de que ésta es la mejor forma de educar a los hijos: "Que tengan lo más cerca posible a los dos padres. Que los dos puedan pasar el mayor tiempo posible con los niños. Es lo justo".
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