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Reportaje:FÓRUM DE BARCELONA | Actividades

Cirugía efímera

El Mapapoètic ha presentado poemas dentro de carne en descomposición, en grandes edificios y con puré de almendra

El proyecto Mapapoètic, un conjunto de intervenciones poéticas repartidas por toda Barcelona que está integrado en el programa del Fòrum Ciutat, sorprende cada día con una acción poética. La cocinera Ada Parellada escenificó ayer en la plaza de los Àngels un poema de Paul Celan a partir de una acción gastronómica. Al tiempo que la chef de la Semproniana preparaba y explicaba una receta de la tradición medieval catalana, un dolç d'ametlla amb un rajolí d'amaretto, los asistentes pudieron degustar un puré de almendra, ligeramente amargo, y leer el poema Zähle die Mandeln (Cuenta las almendras), de Paul Celan. Parellada señaló que es absurdo pretender distinguir entre cocina tradicional y cocina moderna. "Toda la cocina tradicional fue, en su momento, moderna. En la Edad Media todavía no se conocía la patata ni el tomate, y la almendra era un ingrediente básico. Lo auténticamente revolucionario fue introducir el ajo y la sal en una receta dulce".

Marcel.lí Antúnez presenta en Metrònom hasta el día 23 un carnal poema de Foix

También en el marco del proyecto Mapapoètic se han presentado dos instalaciones espectaculares. Sergi Caballero, uno de los tres directores del festival Sónar y autor de su imagen gráfica, iluminaba hace unos días la torre del Deutsche Bank, en la avenida Diagonal, con los versos del poema Matí de juny al gener, de Joan Brossa, desglosados letra por letra. Cualquier peatón o conductor que el sábado 5 de junio de madrugada subiera por el paseo de Gràcia y levantara la cabeza pudo apreciar, entre los carteles de Josep Borrell y de Ignasi Guardans, unos versos que se podían leer como una divertida promesa electoral: "Pel que no dic al mes d'octubre,/ tinc present el que vaig dir el mes de maig".

Sergi Caballero necesitó dos kilómetros de cable para instalar en la fachada del edificio unos focos de cuarzo lo suficientemente potentes para que el poema cifrado de Brossa fuera legible desde el Portal de l'Àngel.

Marcel.lí Antúnez presentaba en la Sala Metrònom una escultura de carne inspirada en el poema de J. V. Foix És quan dormo que hi veig clar. La pieza, una especie de bebé fabricado con restos de cerdo y ternera, se exhibe hasta el día 23 de junio dentro de una incubadora repleta de gusanos. "Hemos mantenido la carne en el frigorífico con las botellas de cava hasta el último momento antes de la inauguración", confesó Antúnez al presentar su nueva escultura, mientras los asistentes seguían, minuto a minuto, una acelerada descomposición que también se puede contemplar permanentemente en una pantalla gigante instalada al lado de la incubadora y gratuitamente por Internet en la página web del proyecto (www.mapapoetic.net).

Cuando llegue el solsticio de verano, este bebé de carne de ternera se habrá transformado en un esqueleto de alambre en el que se podrán leer grabados dos versos de J. V. Foix: "És quan dormo que hi veig clar,/ foll d'una dolça metzina". "Lo más difícil", explica Antúnez, "ha sido construir la cara con piel de tocino. La nariz está hecha con la punta del morro de un cerdo. La dentadura me la facilitó mi dentista". A Antúnez siempre le han fascinado los sistemas modernos de despiece de los mataderos. "Todo empezó a principios del siglo XX en Chicago. Los animales se despellejaban y luego cada miembro se separaba de manera organizada. La cadena de montaje de la industria automovilística americana se inspiró precisamente en el sistema de despiece de los mataderos. Yo hago lo mismo que Henry Ford. Aprovecho el despiece de los mataderos para realizar estas cirugías. Aunque lo mío es más bien una cirugía al revés", afirma Antúnez, que obtiene toda la materia prima sin dificultad en una carnicería de Moià que regenta su hermana.

El artista ha tenido problemas, en cambio, para encontrar los gusanos, los auténticos artífices de esta escultura. "Hay moscas de carne encerradas en el interior de la escultura. Hay gusanos de la harina y escarabajos en estado larvario. Tuve la suerte de descubrir una granja especializada en este tipo de bichos", explica Antúnez, que ve su obra como un cultivo y se pregunta preocupado qué hará con estos gusanos cuando ellos culminen la obra. "Llevo un mes viviendo y trabajando con ellos. Son seres vivos. La vida siempre se abre camino". El tiempo dirá. De momento, este artista de lo efímero ya ha conseguido invertir aquella máxima clásica que decía Ars longa, vita brevis.

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