El rapapolvo
Tercera victoria de Luna Rossa sobre el todopoderoso Oracle, mientras que New Zealand respira con un triunfo metódico ante el Desafío
Si Oracle tiene un arma secreta, que la saque ya. Está al borde del precipicio. Ayer volvió a perder, como perdió el Desafío, aunque no es lo mismo. Las dos semifinales van 3-1; pero no son iguales.
A la oca o al parchís, a los bolos o a las canicas, da igual a lo que se juegue, que Oracle pierde con sorprendente facilidad. Ayer salió día tranquilo. Sin pelea en la presalida, como si estuvieran resacosos del día de descanso. El patrón de Luna Rossa, Spithill, no arriesgó el barco y dejó que Oracle, por primera vez en semifinales, saliera bien. La oportunidad de demostrar, después de tres arranques por detrás, que Oracle sabe ir por delante. Ayer no tenía excusa y durante el primer largo peleó, es cierto, metro a metro, proa contra proa, aunque al llegar a la baliza perdía 13 segundos, los mismos que al llegar a la segunda baliza, a favor de viento.
En la tercera boya, los espectadores a punto estuvieron de quedarse bizcos. Luna Rossa se dejó caer totalmente al lado derecho del campo de regatas y Oracle totalmente al lado izquierdo. Entre los dos había una separación de casi tres kilómetros. ¿Qué táctico saldría a hombros? ¿Quién iría al pilón? ¿Brady o Grael? ¿Dónde estaría el viento? En principio, el olfato de Brady favorecía a Oracle, eliminando toda la ventaja de los italianos y poniéndose virtualmente por delante. Pero la misma informática anunciaba a los espectadores que en el lado de Luna Rossa iba a haber más viento si su táctico Torben Grael no cambiaba de rumbo. El brasileño, convertido en un ídolo en Italia, aguantó con fe el envite y recogió sus frutos. Luna Rossa se largó con el viento y dobló la tercera baliza con medio minuto de ventaja. La regata estaba sentenciada, con Oracle a dos puntos de la eliminación.
También llevan 3-1 en contra, pero el caso del Desafío Español es muy diferente. Llamada a ser una sosería de semifinal contra New Zealand, se ha vuelto interesante. A diferencia de Oracle, el barco español ha demostrado que si sale bien es un digno adversario del New Zealand. Ayer no salió bien, aunque aguantó el tirón y la pelea durante parte del primer largo; pero New Zealand no se fía y en cuanto tiene ventaja sobre el barco español no la suelta, se dedica a marcar y a controlar para ir sacando ventaja, maniobra a maniobra, de una forma constante y metódica, sin permitirse frivolidad alguna.
Desafío y Oracle se asoman al abismo de la eliminación, pero uno tiene vértigo y el otro no. Oracle es, por el momento, la gran decepción. Con viento o sin él, en ceñidas o empopadas, con buena o mala salida, sólo hay una cosa segura en estas semifinales: el rapapolvo del Luna Rossa al todopoderoso Oracle.
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