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Cosentino, de las cocinas a los edificios

La empresa almeriense que inventó el Silestone acaricia otro hito en ventas con un material para revestir fachadas

Planchas de Silestone de Consentiono para revestir paredes
Planchas de Silestone de Consentiono para revestir paredes

La empresa almeriense Cosentino ha transformado la pequeña cantera familiar en una multinacional que obtiene el 92% de su facturación (834 millones de euros en 2016) en el exterior gracias a la invención de Silestone, un resistente material que vende como encimera de casi tres nuevas cocinas al minuto. Además, las planchas de Silestone están en construcciones singulares, como el estadio Wembley de Londres, las habitaciones e instalaciones del mítico hotel Cesar Palace de Las Vegas, y las cocinas y los restaurantes de los afamados chefs Dabiz Muñoz y Andoni Aduriz. El Foro de Marcas Renombradas Españolas la sitúa como la empresa española más internacionalizada y, por ello, miembro de la marca España.

Cosentino inventó las planchas de Silestone (90% de cuarzo, resina de poliéster y pigmentos) en 1990, y ha conseguido ser el líder mundial de las encimeras de cuarzo para cocina frente a su competidor israelí Caesar­stone, que llegó antes al mercado con un material de cuarzo similar. El fabricante almeriense ha dado una vuelta de tuerca al inventar Dekton, un revolucionario material resistente a temperaturas de 500 grados, al hielo o al deshielo, y con una superficie de textura camaleónica, que están usando arquitectos para revestir los edificios.

El segundo invento

Las placas de Dekton visten por dentro y por fuera la academia de Rafa Nadal en Manacor, son la fachada de la sede de Microsoft en Tel Aviv y están en las emblemáticas tiendas de Zara de Nueva York y de Hong Kong. “Hemos invertido más de 22.000 horas de trabajo en el desarrollo de Dekton. Investigábamos para superar las propiedades técnicas del Silestone y acabamos creando un material que podemos fabricar con una superficie similar a maderas, pizarras, óxidos de metales o mármoles, e imprimir a deseo del cliente. Más adelante, ensayaremos acabados textiles”, explica Francisco Martínez-Cosentino, presidente de Cosentino y miembro de la familia propietaria.

El grupo familiar, con 3.800 empleados, facturó 834 millones de euros el año pasado

Inventar Dekton ha costado 150 millones de euros, y una parte se ha empleado en levantar la fábrica que lo produce, la sexta del parque industrial de más de un millón de metros cuadrados que Cosentino tiene en Almería. Dekton salió al mercado en 2013 y ya supone el 16% de los ingresos de la empresa. Es tal la demanda, que casi la mitad del plan inversor 2016-2019 de la empresa (380 millones de euros) se ha destinado a la construcción de una segunda planta de Dekton.

Las escuelas de negocios estudian el caso de Cosentino. “Con el conocimiento del mundo del mármol, tuvieron la visión de inventar nuevos productos, que supieron aplicar en las cocinas y en los baños con materiales de calidad y mucho diseño, alcanzando el liderato mundial. Es una empresa que supera todas las barreras”, explica Miguel Ángel Llano, profesor de Innovación del Instituto San Telmo y del IESE, y autor del caso de la empresa.

Cosentino vende casi dos millones de gigantescos paneles al año (el 18% son mármoles, granitos y piedras semipreciosas). Parte del éxito es el centro de innovación, con 34 investigadores, encargados de mejorar los materiales (protecciones antibacterias o antimanchas, por ejemplo) y de seguir las tendencias de la moda. “Dedicamos casi 16 millones de euros en 2016 a la investigación e innovación, el 1,9% de la facturación de la empresa”, precisa Martínez-Cosentino.

El fabricante asegura que crea unos 300 puestos de trabajo anuales (tiene 3.800 empleados, más de un tercio en España) y que sus ingresos crecen a doble dígito desde hace más de 10 años, por lo que prevé superar los 1.000 millones de euros de facturación antes de 2019. “No hemos dado pérdidas desde el lanzamiento de Silestone al mercado en 1990, su éxito nos empujó al exterior”, asegura Santiago Alfonso, director de marketing de Cosentino.

La compañía ha sido denunciada varias veces por empleados afectados por silicosis

La multinacional distribuye en 80 países aunque su producto llega a más lugares de los cinco continentes. Tiene filiales y activos propios en 29 países y tiene tiendas en el centro de Sídney, Singapur, Nueva York, San Francisco, Toronto, Montreal, Milán, Londres y Madrid. Estados Unidos es su primer mercado, supone casi el 54% del volumen de ventas de la empresa. En el país norteamericano tiene una filial con más de 1.100 empleados, 12 fábricas de elaboración y transformación de sus paneles, dos centros de distribución y 39 logísticos, la mayor red comercial de una empresa industrial española en ese país.

Como los emprendedores de Silicon Valley, el presidente de Cosentino presume de haberse arruinado tres veces hasta desarrollar Silestone. El germen de la empresa fue la explotación de canteras de mármol de Macael, puesta en pie por el matrimonio Martínez-Cosentino en la década de 1940. Los hijos recogieron el modesto negocio en 1979 e investigaron para dar un valor añadido al mármol de Macael, valorado desde la época de los fenicios. Además de la transformación del mármol en pulidas placas, la empresa desarrolló un material a partir del mármol triturado, que resultó un fiasco a los dos años de su comercialización, y arruinó a los hermanos por la indemnización a los clientes.

En España, Cosentino y otras marmolerías fueron denunciadas por empleados afectados de silicosis por el polvo que respiran mientras cortan las piedras. “Salimos absueltos. Siempre hemos informado sobre la composición y la forma de trabajar nuestros productos de forma segura. Además, hacemos aulas formativas por todo el mundo para explicarlo e impulsamos iniciativas con las Administraciones públicas de muchos países para erradicar las malas prácticas en los talleres de corte de piedra”, explica Alfonso.

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