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LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El mundo se derrumba y en el Congreso se habla de prostitutas

El PP insiste con el filón de los escándalos y la Cámara vuelve a enredarse en la gresca

Cuca Gamarra, durante la sesión de control al Gobierno este miércoles en el Congreso.
Cuca Gamarra, durante la sesión de control al Gobierno este miércoles en el Congreso.Eduardo Parra (Europa Press)
Xosé Hermida

Mientras los gobiernos de Occidente asisten atribulados al desplome de la arquitectura geopolítica vigente durante décadas, el Congreso español transita en su bucle: Aldama, Ábalos, Begoña Gómez, Errejón, los pactos con el independentismo… Y, como aderezo picante del menú, la prostitución, una de las palabras que se arrojaron con mayor insistencia durante la sesión de control al Gobierno de este miércoles. El PP ha hallado un filón en el escándalo de José Luis Ábalos y la contratación en empresas públicas de una amante del exministro. Y lo ha convertido en asunto principal del debate parlamentario.

En una sesión de control de nuevo sin Pedro Sánchez —sexta ausencia del presidente en el último medio año, esta vez por un viaje a Finlandia—, la oposición disponía de un jugoso argumento para incomodar al Gobierno: las diferencias del PSOE y sus socios por la izquierda sobre el aumento del gasto militar. Por ahí pareció que iba a ir el PP con la primera intervención de su secretaria general, Cuca Gamarra, ante la vicepresidenta María Jesús Montero, que otra vez tuvo que multiplicarse para responder hasta a media docena de preguntas. Pero la alusión de Gamarra a la “gresca diaria” dentro del Gobierno no fue a más. El objetivo del PP se centró en enlodar a los socialistas con dos cuestiones presentadas con tintes de la mayor truculencia: el independentismo y la prostitución.

Los populares encargaron estratégicamente a mujeres esta última tarea. La diputada Mirian Guardiola descorrió el telón aludiendo al pasado de Montero como consejera andaluza para denunciar que llegó desde un Gobierno que “se gastaba el dinero de los parados en cocaína y prostitución” a otro que “paga las prostitutas a los ministros con el dinero de todos”. Ya lanzada, Guardiola se permitió aventurar que el “próximo en caer”, tras Ábalos, será el secretario de organización socialista, Santos Cerdán. Con cierta perplejidad, Montero le preguntó si es que dispone de “información confidencial” de los juzgados para sostener tales afirmaciones. Ante los sucesivos arreones de sus varios contrincantes, la vicepresidenta recurrió al socorrido histórico de escándalos del PP y concluyó: “Como no tienen ninguna propuesta, se dedican a difamar”.

El asunto de la prostitución fue aflorando aquí y allá, más bien de pasada, como en la pregunta de la portavoz de Vox, Pepa Millán, al ministro Félix Bolaños. Hasta que volvió con toda intensidad cuando la popular Patricia Rodríguez responsabilizó al titular de Transportes, Óscar Puente, de las actuaciones de su antecesor Ábalos. Rodríguez pretendió darle un toque de humor y, muy sonriente, planteó al ministro un test con varias opciones sobre cuáles serían los requisitos para contratar a una persona en una empresa pública. El punto c rezaba así: “Ser mujer y tener las medidas físicas al gusto de un buen consumidor de prostitutas socialista”. Puente se revolvió: “No generalicen. ¿Qué dirían ustedes si yo les acusara a todos de ser amigos de un narcotraficante porque lo fue su líder?”. La bancada del PP, muy ruidosa durante toda la mañana —la presidenta, Francina Armengol, llegó a amenazar con enviarles un vídeo para que se vean a sí mismos—, calló.

Minutos antes se había vivido el gran alboroto de la mañana. La popular Ester Muñoz registró una pregunta a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, sobre el acoso sexual en las empresas. Al momento se vio que lo que en verdad pretendía Muñoz era desempolvar el caso de Íñigo Errejón para sostener que Díaz encubrió la conducta sexual del exportavoz de Sumar. La vicepresidenta contraatacó acusando a Alberto Núñez Feijóo de “justificar la violencia machista” por haber enmarcado la condena por ese delito al exlíder de Vox en Valencia en un “divorcio duro”. Los populares no le dejaron ni acabar la frase. Se organizó una enorme algarabía, y el diputado de Sumar Txema Guijarro hizo una peineta por debajo del escaño. La bancada del PP lo vio y se desató un intercambio de gritos. Varios diputados populares denunciaron que Guijarro les voceó “me cago en tu puta madre”. Este y sus compañeros lo desmintieron enérgicamente y aseguraron que su frase había sido en realidad “¡que te calles!”, en tono imperativo.

La otra cuestión candente fue el acuerdo con Junts sobre la gestión autonómica de la inmigración. Ahí los populares agitaron la acusación de que a partir de ahora los catalanes nacidos en otros lugares de España “serán considerados extranjeros”. “Eso no tiene ningún tipo de fundamento”, replicó una airada Montero. El portavoz popular, Miguel Tellado, buscó noquear al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Le leyó unas palabras textuales suyas en el Congreso hace medio año en las que aseguraba que jamás se traspasaría a Cataluña el control de las fronteras y de los flujos de inmigración. Marlaska se defendió con el argumento de que la futura participación de los Mossos d’Esquadra en estas misiones no supone que la Administración central renuncie a ellas. Tellado remató con una de sus estrepitosas sentencias: “Los independentistas han conseguido más con ustedes que con la declaración unilateral de independencia”.

En los minutos finales parecía que por fin la turbulenta situación mundial iba a tener su hueco. Pero la pregunta de Cayetana Álvarez de Toledo al ministro de Exteriores escondía una lectura interna: “¿Cómo se puede defender la soberanía de Ucrania mientras se socava la de España?”. José Manuel Albares le respondió que el Gobierno “defiende la libertad y la democracia en España y en todos los lugares del mundo”.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.
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