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Sánchez y Feijóo muestran su incapacidad para un pacto de Estado de Defensa y sus dificultades con sus socios

Los aliados de izquierdas exigen otro modelo de la UE y critican la actual OTAN, mientras que Vox arremete contra el PP por su alianza europea con “la señora Úrsula, la canciller Palpatine”

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (izquierda), observa la bancada del PP, durante la sesión de control al Ejecutivo que tiene lugar este miércoles en el Congreso.Foto: Álvaro García | Vídeo: EPV
Javier Casqueiro

La relación política y personal entre el presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y el jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, se ha deteriorado a tal nivel y está tan contaminada que en estos momentos, con una especialmente compleja e incierta crisis internacional en la frontera de Europa, se asemeja imposible ningún acuerdo entre los dos grandes partidos del país y tampoco un pacto de Estado para facilitar una mayor inversión en defensa y seguridad, como están discutiendo ya todos los socios europeos. El primer gran debate sobre las consecuencias de la guerra en Ucrania en el Congreso ahondó durante casi seis horas en esa incapacidad ante los desafíos que plantea la crisis bélica provocada por Rusia y los intereses particulares de Estados Unidos en diferentes conflictos que han puesto en solfa el orden internacional conocido hasta ahora. El debate no aportó novedades concretas sobre cuándo y cómo se ejecutará el compromiso de España de elevar al 2% su presupuesto en Defensa, porque el jefe de Gobierno no pudo precisar aún esa información, ni tampoco Feióo sobre qué hará el PP entonces, si esa decisión llega al Parlamento. Lo que sí se constató es que los socios de izquierdas del Gobierno mantienen sus dudas y sus críticas a ese incremento, a la actual OTAN y propugnan un modelo independiente de Estados Unidos. El líder de Vox, Santiago Abascal, aprovechó su intervención para atacar a Feijóo por los acuerdos del PP y el PSOE en la Europa de la “señora Úrsula” [von der Leyen] a la que etiquetó como “la canciller Palpatine”, en referencia al líder de la Alianza Separatista de la Guerra de las Galaxias, pocos días después de refrendar el pacto de la formación ultra con el PP de Carlos Mazón en la Comunidad valenciana.

El PP, y algunos partidos que conforman la llamada mayoría de investidura, llevan semanas reclamando un amplio debate en el Congreso sobre el escenario internacional y los compromisos que el Gobierno y su presidente están adquiriendo, especialmente en la UE y la OTAN. El jefe del Ejecutivo y el PSOE demoraron esa comparecencia porque no disponían de datos y planes precisos, que aún se están negociando en esas instancias aunque debates similares sí se han producido ya en otras naciones europeas, pero también porque muchos de sus socios habituales defienden posturas diferentes sobre cómo encarar este conflicto. Pedro Sánchez se presentó así ante el pleno y durante 50 minutos elaboró un discurso que pretendió pedagógico sobre cómo entiende que Europa debe encarar esos desafíos con una política exterior, de defensa y de competitividad más unida, coordinada y solidaria.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso.

Pedro Sánchez no aclaró cuánto más ni cómo se financiará esa mayor inversión comprometida aunque sí recordó que esa promesa fue la que suscribió el Gabinete de Mariano Rajoy en la cumbre de Gales en 2014 para que estuviera cumplida en 10 años. El Ejecutivo socialista planeó, en otro momento más pacífico de la legislatura, llegar a esa meta en 2029 pero ahora la tendrá que anticipar. El presidente no pudo señalar cuándo, ni tampoco cómo. Sin embargo, sí señaló que no será a costa del Estado del Bienestar. Sánchez remachó en numerosas ocasiones, dirigiéndose ahí a los aliados de izquierdas, que el mayor porcentaje de presupuestos en Defensa no saldrá en ningún céntimo de recortes en derechos y partidas sociales, como le exigen Sumar, ERC, EH Bildu o el BNG. El caso de Podemos es diferente. La secretaria general de esa formación y exministra de Sánchez, Ione Belarra, fue con otro tono menos despectivo y displicente que Feijóo, pero también fue casi más dura en el fondo cuando llegó a tildar a Sánchez de “señor de la guerra” y de tener un interés personal en la misma en busca de un futuro “puestazo” en algún organismo internacional.

El jefe de Gobierno esgrimió en favor de su promesa que en estos siete años que lleva en La Moncloa ha subido el gasto en Defensa en unos 10.000 millones pero también en 120.000 millones las partidas sociales y en 30.000 millones las destinadas a la transición ecológica, la mayoría de ese tiempo con la propia Belarra como ministra. Y abundó en el argumento de que ahora Europa, y en especial los países fronterizos con Rusia y Ucrania, son los que demandan la solidaridad de toda la UE como sucedió durante la pandemia de la covid-19 que tanto alcanzó entonces a España. Sánchez argumentó en favor de sus tesis de hablar mejor de seguridad y ciberseguridad que de rearme, como quiere imponer en la UE, que el año pasado el país sufrió hasta 127.000 ciberataques, pero también que participar en este proceso puede ser una oportunidad competitiva porque en Europa hay 32 millones de empresas y 450 millones de consumidores.

Abascal tilda el debate de “teatrillo”

El debate parecía adentrarse en su complejidad pero ese amagó se frenó en seco con otra nueva intervención seca, sin concesiones ni alternativas del líder de la oposición. A Feijóo le pareció que Sánchez no contó nada que él y todo el mundo no supiera. Le reprochó que no adelanta su Plan Nacional de Defensa, que el presidente prometió para antes del verano, ni tampoco su hoja de ruta. E incidió en que Sánchez no gobierna nada porque sus socios de coalición de Sumar y en el Congreso están divididos al respecto. Le llamó “marrullero”, sacó a relucir casos o escándalos de prostitución, que afectan a su esposa y su hermano, al Fiscal General del Estado, a Telefónica y le retrató como “el adalid de la descomposición y decadencia” para concluir su primera alocución con una categórica advertencia de que no cuente con el PP para un pacto de Estado por los socios que le acompañan y por su propia presencia para acabar con el mantra habitual de que lo único que debe hacer es convocar elecciones en las urnas.

El presidente de VOX, Santiago Abascal, interviene durante la sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, este miércoles.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, despreció el debate como “un teatrillo” o “mascarada” porque pese a lo que acababa de escuchar en el duelo entre Sánchez y Feijóo repite sin cesar que esos dos partidos no paran de pactar de todo en Bruselas. Fue ahí cuando achacó al líder de la oposición estar sometido a Sánchez como su jefe y a la “señora Úrsula (von der Leyen)”, a la que identificó con “la canciller Palpatine”, en referencia al líder de la Alianza Separatista de la saga cinematográfica de La Guerra de las Galaxias. Abascal intentó ahí desmarcarse de Putin, sin meterse con Donald Trump, pero sí sacó a colación los problemas de la inmigración, la islamización o del campo para atribuírselos a “las agendas ideológicas suicidas” emanadas de Bruselas.

La posición de la portavoz de Sumar, Verónica Martínez, que vestía una camiseta con el lema Altri Non ―contra la gran celulosa que la Xunta patrocina para instalar en el centro de la Galicia rural―, navegó en lo posible entre comprender la complejidad de la situación con la exposición muy pausada y nada excéntrica de las discrepancias del partido que lidera la vicepresidenta Yolanda Díaz sobre una Europa diferente, más multilateral, autónoma e independiente de una OTAN que catalogó como “muerta cerebral” y fuera de sentido. Tesis muy parecidas a las que luego remachó la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, o el de ERC, Gabriel Rufián, que abogó autocríticamente por una “responsabilidad de las izquierdas más allá de los dogmas, las frases y pancartas”.

Belarra llama “señores de la guerra” a Von der Leyen y Sánchez

La portavoz de Junts, Míriam Nogueras, se limitó a reivindicar un papel más activo de Cataluña en cualquier escenario y a cuestionar la calidad democrática de España por casos como la Operación Cataluña de espionaje desde el Ministerio del Interior de los gobiernos de Mariano Rajoy a rivales separatistas y requirió a Sánchez ahí una intervención ya de oficio de la Fiscalía. Aitor Esteban, el portavoz del PNV, aprovechó para despedirse tras 21 años en la Cámara con otra exposición cargada de sentido común y pausa, que trufó de críticas duras a Israel por el genocidio de Gaza, a Trump y a la decadencia de Europa, y elucubró con interesarse menos ahora por las divisiones previsibles en el Ejecutivo y mostrar algo más de trascendencia. La portavoz de Podemos, Ione Belarra, no le hizo caso. Subió a la tribuna y comparó a Úrsula von der Leyen y a Sánchez como “señores de la guerra” a las órdenes de Trump, minimizó la amenaza rusa sobre España y le soltó a Sánchez: “Qué irresponsabilidad y qué vergüenza en lo que usted se ha convertido”.

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, este miércoles en el Congreso.

En las réplicas el debate se degradó un poco más. Sánchez relató las cifras de todo lo destinado por España a Ucrania para reseñar que ese conflicto no es algo regional, que interpela el futuro de Europa y para lamentar el tipo de discurso “oscuro y vacío de espacio sideral” de Feijóo, al que reprochó: “Para los asuntos de Estado se necesita una oposición de Estado y Feijóo ni está ni se le espera”. Luego se entretuvo en defender que sus diferencias con Sumar y otros socios de izquierdas son conocidas y asumibles, que las reasignaciones presupuestarias para defensa con unos presupuestos prorrogados son legales y constitucionales y cuentan con precedentes y concluyó que en estas circunstancias “la política se le queda grande” a Feijóo y los diputados más alborotadores de su equipo, a los que citó. También llamó “vendepatrias” a Abascal. Feijóo no renunció a su último turno, sobre todo para arremeter ya con todo contra Sánchez por “faltón, chulesco, desencajado y desorientado” y al que le objetó que “no estuviera a la altura de su cargo” por haberle insultado. Sánchez se levantó al final de la sesión desde su escaño para agradecer, ante este “momento fundacional de Europa”, el ejemplo “muy redondo y la capacidad de diálogo, negociación y acuerdo” y el nivel parlamentario de Aitor Esteban.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.
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