La vergüenza del CAP del Raval, casi veinte años esperando un nuevo edificio
El futuro ambulatorio del castigado barrio de Ciutat Vella, en Barcelona, no estará listo hasta 2026
Primero fueron años de movilización vecinal y pugna con el Macba, trufados por pausas en sucesivas elecciones y crisis políticas. Luego trámites urbanísticos, un concurso para elegir el proyecto arquitectónico, la comunicación del proyecto ganador, calas en la estructura del edificio, exploración arqueológica, informes, cambios en el proyecto, una declaración de patrimonio pendiente… El futuro centro de atención primaria (CAP) del Raval Nord, ubicado ahora en unas instalaciones que el Instituto Catalán de la Salud (ICS) admitió en 2008 que no cumplía las exigencias mínimas, vuelve a sufrir retrasos y no estará listo, si nada se tuerce, hasta 2026.
La ubicación del esperado equipamiento, en la Capella de la Misericòrdia, se decidió gracias a la presión de vecinos y profesionales del centro a finales de 2019, tras una larga pugna entre el Ayuntamiento de Barcelona, el Departamento de Salud y el Macba (al que la ciudad había cedido en 2013 el espacio para ampliar sus instalaciones, pero en cinco años no lo había utilizado). Entonces pareció que la rueda de la administración se ponía en marcha para construir el nuevo edificio dentro de la capilla. En 2021, la Generalitat comunicó que las obras comenzarían en 2022. Ahora el departamento de Salud espera adjudicar las obras a finales de 2024 y “la previsión es equipar y poner en funcionamiento el nuevo CAP durante el primer semestre de 2026″, responden por escrito fuentes del área.
Los indicadores del Raval dan cuenta de su complejidad y necesidades: el porcentaje de población nacida fuera de España (61,2%) duplica el de la media de la ciudad; el 40% de los mayores de 75 años viven solos; la población atendida por los servicios sociales es el doble respecto al resto de la ciudad, las personas que tienen plaza en comedor social cuadruplican la media; la incidencia de enfermedades de declaración obligatoria es casi el triple, los nacidos con bajo peso son dos puntos porcentuales más, y el índice de “consumo problemático de drogas” es muy alto. Son datos del Infobarrios la Agencia de Salud Pública, que también muestran que la esperanza de vida en el barrio es de 81,4 años, casi tres menos del global de Barcelona (84,2).
Salud señala sobre el retraso que el nuevo CAP “es una actuación singular” y “compleja”, por su emplazamiento y “el número de actores implicados en el proyecto”. Solo en el Ayuntamiento, las áreas implicadas son siete (planeamiento, patrimonio, Parcs i Jardins, proyectos urbanos, vialidad, agua y alumbrado). Por ahora se han realizado trabajos previos de calas en la estructura y falta terminar la excavación arqueológica y la construcción de las nuevas instalaciones y su equipamiento. La excavación debería terminar este año, y la construcción comenzará, según las previsiones, en otoño de 2024. El coste total del nuevo CAP está estimado en 13 millones de euros (sumando proyectos, obras y equipamiento), y la partida presupuestaria está contemplada en el Programa de Encargo de Actuaciones de Infraestructuras de la Generalitat, la empresa de obras del Govern.
Hace cuatro años, cuando la pandemia todavía no había golpeado el barrio, la voz de los vecinos y sanitarios llegó al Ayuntamiento en dos comparecencias que dejaron mudos a los concejales. “La situación en el Raval es extrema, estamos en la UCI, las condiciones del CAP no son dignas. Está en juego revertir inercias y mejorar las condiciones de vida de quien se merece los mismos derechos que el resto de la ciudad”, expuso la directora del ambulatorio, Anna Romagosa. El representante de la plataforma vecinal por un CAP digno, Iñaki García, remachó: “Los vecinos llevamos 17 años condiciones que ustedes ni se pueden imaginar ni se van a encontrar nunca”.
Romagosa considera ahora “una vergüenza” que la cuestión esté como está. “Parece que haya poca disposición a que se haga”, lamenta después asistir a tantas reuniones que ha perdido la cuenta. “Cuando no es una cosa, es otra, y al final desgasta”, admite. Habla en un despacho del CAP junto a Ramoni Ruiz, la responsable de Administración, de los problemas con los cerramientos del edificio, de que solo tiene un ascensor, de que las puertas no están adaptadas para camillas ni sillas de ruedas, del calor que han pasado este verano pacientes y profesionales, de plagas “¡en un centro de salud!”, o de la falta de respuestas a los problemas que causan el grupo de toxicómanos que hay en el patio. El actual CAP se ubica en un antiguo dispensario para enfermos de tuberculosis, un edificio racionalista de los años 30 del siglo pasado que arquitectónicamente es una maravilla, pero no cumple los requisitos de un ambulatorio actual.
“Aquí, en el Raval, la salud es un tema de necesidad, ya se ha demostrado que el código postal influye más que la genética, nuestros pacientes no son de segunda”, apunta la directora del equipamiento. “En Sarrià no podrías tener un centro de salud como este”, lamentan las profesionales, que señalan que buena parte de la población del Raval, de origen migrante, se acostumbran a lo que hay, porque muchas veces en sus países de origen la sanidad pública no existe. “Son pacientes que necesitan mucho, que con una visita normal no basta, porque la problemática social se cuela en las consultas”, añaden.
Iñaki García, veterano en las luchas del barrio, recuerda aquella comparecencia en el Ayuntamiento: “Cuando después de toda esa movilización, que marcó un momento excepcional, de que todo el mundo nos dijera que los vecinos y la salud éramos la prioridad. que no hayan ni comenzado las obras, te hace sentir ninguneado y aumenta la desconfianza de los vecinos del Raval con las administraciones”.
Desde el Ayuntamiento, fuentes municipales también señalan la “complejidad” de la construcción y añaden explicaciones a las de Salud, también por escrito. “En julio se han encontrado casuísticas que afectan a los cimientos del edificio, imposibles de prever inicialmente, lo que ha obligado a introducir cambios en el proyecto definitivo”. El consistorio asegura que las distintas áreas trabajan “intensamente”, y que entienden que “el CAP es una necesidad para los vecinos y una reivindicación histórica que es necesario resolver cuanto antes”.
La Plataforma CAP Raval Nord Digne ve “vergonzosa la forma en la que se están alargando los plazos”. Uno de sus portavoces, Guillem Capdevila, apunta que “el trabajo en los despachos del ICS y el departamento de Salud parece estar dedicado a alargar la situación, sin tener en cuenta las necesidades de la población” del barrio ni del personal sanitario. “Hoy mismo el conseller [de Salud Manel Balcells] se llenaba la boca hablando de la atención primaria, pero lo que debe hacer es materializar el CAP Raval Nord y resolver la situación de otros tantos que esperan”, entiende la plataforma.
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